Ágora*
Guido Moroa
guidomoracr@gmail.com
Para quien no tiene principios, o sus principios son débiles, es muy fácil negociar. Al fin y al cabo, no está renunciando a valores que realmente respete. GM
El cúmulo de inconsistencias, ocurrencias, cambios de criterio y salidas improvisadas del candidato de Restauración Nacional, tienen parangón en la historia costarricense, únicamente con representantes de otros “rejuntados” políticos que, en anteriores campañas, no tuvieron ninguna posibilidad de elegirse. Ante estas alternativas fabulescas, los costarricenses hicieron caso omiso de las tonteras y de las ocurrencias: estas agrupaciones jamás llegaron a gobernar. Recuerdo entre otros a Jorge González Martén, a G. W. Villalobos y más recientemente a Otto Guevara.
Las comparecencias públicas en las que ha participado el candidato de Restauración Nacional y las que han realizado sus colaboradores cercanos: vicepresidente y diputados, son un insulto a la inteligencia y a la racionalidad democrática que pensábamos, prevalecía en este país.
Ahora, para un grupo de costarricenses, no importa que este señor no asista a debates o que hoy diga una cosa y mañana se desdiga; que sus posiciones sean superficiales o que sencillamente no conozca sobre un tema específico, tal como lo ha manifestado públicamente ante los medios de comunicación.
La ocurrencia de sacar a Costa Rica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de la OEA, o la persecución anunciada a costarricenses con preferencias sexuales alternativas, no son invento de nadie. Estas son producto de las declaraciones del señor Alvarado.
Los videos de sus prédicas o los grabados por su esposa, fuera de guiones elaborados y con la absoluta espontaneidad del momento, nos ponen los “pelos de punta”.
Los escritos de Rony Chaves en su libro “Las Líneas Ley” y su odio visceral a las tradiciones religiosas costarricenses, llegando a la satanización de la imagen de la Virgen de Los Ángeles, no son sino la prueba contundente de que algo está mal en este grupo de teólogos de la opulencia y que, el guía espiritual del salmista Alvarado, tiene una agenda oculta que muchos costarricenses no conocen o desean ignorar.
No sabemos si quienes hoy lo veneran, han sufrido un shock mental o sencillamente, desean asegurarse un puesto en una eventual administración.
Muchos de quienes se fotografían con el imaginativo personaje, estoy seguro que, en otro escenario ni siquiera les abrirían las puertas de su casa.
Por otra parte, el alineamiento oportunista de “la derecha”, bajo las tiendas de los fundamentalistas, indica claramente la orientación de una eventual administración “restauracionista”, haciendo equipo con los profetas de la teología de la opulencia. Los mismos que promueven la renuncia de los recursos y bienes de sus seguidores, para beneficio personal, son quienes orientarán, como lo hacen en sus congregaciones, la política social en un eventual gobierno.
La entrega absoluta del candidato de Restauración Nacional a los intereses conservadores pone en riesgo, toda la legislación social y de Derechos Humanos, que ha sido característica positiva de la sociedad y el Estado Costarricense.
Es realmente lamentable que los grupos menos favorecidos sean los que elijan a estos pastores y a los falsos profetas, cuya orientación es “trasquilar –literalmente- la lana de sus ovejas”.
Mediante nuestras manifestaciones, hemos intentado encender las luces de alerta. Hemos escrito y se nos ha señalado como traidores o como faltos de la verdad. Sin embargo, la evidencia está allí, es tangible y, aunque muchos no lo quieran ver, es la “real verdad verdadera”.
Más lamentable aún resulta que las élites de los partidos políticos tradicionales, esté dispuesta a entregar, a espaldas de los costarricenses, el instrumento estatal en manos de estos mercaderes de la pobreza.
La polarización que ha provocado esta elección genera, por una parte que un importante porcentaje de costarricenses no deseen asistir a las urnas a manifestarse con su voto: la indiferencia política es la posición que aniquila a las democracias. Otra grupo de conciudadanos está dispuesto, por no superar la resaca política, a votar a favor del grupo de improvisados. Y los representantes de los grupos conservadores, apuestan a la posibilidad de asestar un golpe al sistema social, para continuar con los procesos de acumulación de la riqueza.
Finalmente, vemos a un grupo de costarricenses, miembros de las élites políticas de los partidos que quedaron fuera de la segunda ronda, que algún día fueron demócratas, dispuestos a entregar sus estructuras a fanáticos fundamentalistas, cuya aparición, como en otras naciones del área, sólo dejan ver oscuros nubarrones en el futuro de la Patria.
Ante un eventual triunfo de Restauración, debe quedar claro ante la sociedad costarricense, quienes fueron los que entregaron a Costa Rica a este nefasto conglomerado de “falsos profetas”, para que sea la historia la que los juzgue, con absoluta rigurosidad.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.
Un.soberano dislate su cuartillas No dice nada rescatable.