Una pesadilla democrática

Ágora*

Guido mora
guidomoracr@gmail.com

Guido Mora

Es jueves y apenas estamos despertando del shock religioso que recibimos el pasado domingo.

Quisiera hacer algunos comentarios generales sobre la elección de presidente.

Sobre este tema ya muchos han dedicado mucho tiempo en sus análisis, a pesar de que creo que es mucho lo que queda por decir: está pendiente aún, la realización del proceso, que finalmente definirá a un ganador, entre quienes disputarán la elección el próximo 1 de abril.

Valga decir, en primer lugar, que los partidos tradicionales han cosechado su desinterés, sembrado a lo largo de muchos años, por el mejoramiento económico de los costarricenses más desprotegidos. Las zonas costeras castigan a los que fueran en el pasado partidos políticos mayoritarios. Reclaman, estas regiones geográficas, haberlas encasillado como un grupo humano clientelista, al que se acude sólo en los procesos electorales, y la implementación de una estrategia de desarrollo vallecentrista, que priva a los habitantes de estas regiones, de mejores condiciones de vida. En esas zonas fue el Partido Renovación Nacional quien triunfó sin cuestionamiento alguno y por sobre todas las demás agrupaciones. El abstencionismo, la pobreza y el voto a favor de Renovación Nacional, van de la mano.

Del Partido Liberación Nacional hay que decir, que ha sido derrotado en una de las campañas más insulsas, absurdas y poco imaginativas, que recordamos. Su candidato, Antonio Álvarez no tuvo capacidad ni siquiera de unir, en torno a su figura y sus proyectos, a los propios liberacionistas. Esta situación da como resultado, la obtención de menos votos de los que recibió esta agrupación la pasada campaña, en que su candidato se retiró de la contienda electoral.

En el Partido Unidad Social Cristiana, Rodolfo Pizza invitó “a votar por algo”. Al final la gente comprendió que ese votar por algo, era votar por nada. Un cuarto lugar constituye una derrota contundente, para una agrupación que vio mejores tiempos y una mayor representación política en el pasado.

Del Partido Acción Ciudadana debemos decir que, desde mi perspectiva, los costarricenses le cobraron dos aspectos: 1- la falta de consecuencia entre lo que ofreció en la campaña pasada y los logros de la actual Administración y, 2- la actitud pusilánime del presidente ante los actos de corrupción. La combinación de ambos factores las considero como la causa de que este partido no alcanzara una mayor representación en la Asamblea Legislativa. A pesar de eso, el carisma de su candidato, por que no hay otra explicación, da como resultado su pase a la segunda ronda.

Del Partido Renovación Nacional, hay que decir que se aprovechó, cómo se aprovechan en otros campos de su actividad cotidiana y la de sus líderes, de los costarricenses en las humildes, por eso lograron llegar a un primer lugar y clasificar para la segunda ronda, en donde no obtuvieron, ni siquiera, el 25% de la votación.

Ya el daño está hecho.

Quienes siguen enfocados en los resultados electorales para presidente, no han considerado el perjuicio, que ya se ha hecho al país, provocado por los resultados de las elecciones para diputados de la Asamblea Legislativa.

Cuando comenzamos a ver los resultados de esta elección fue cuando despertamos y abrimos los ojos ante esta pesadilla democrática.

El domingo pasado, los costarricenses elegimos la Asamblea Legislativa más conservadora de la que se tenga registro de la historia de Costa Rica.

Dice alguna publicación que encontramos en las redes sociales, “que el primer acto de corrupción de un funcionario público es aceptar un puesto, para el cual no está preparado”.

Al ver la lista de diputados del Partido Renovación Nacional y constatar las calidades de quienes las integran, sin lugar a dudas vemos allí muchos actos de corrupción, previos a su juramentación como funcionarios públicos.

Esta es una fracción de catorce personas, de las cuales la mayoría, con toda seguridad, jamás han escuchado una sesión legislativa, ni conocen la dinámica del Parlamento.
Personas que no tienen, lamentablemente, formación académica o liderazgo social, sino que lo único que registran como su fortaleza, es la colaboración con la iglesia y su condición de pastores, pastoras y “profetas”.

Es posible que esta situación abone favorablemente a la condición de esta fracción legislativa, pues muchos de los criterios que se emitan van a corresponder a las directrices que emita el pastor o el profeta de mayor jerarquía: a falta de criterio, sus integrantes se van a plegar en sus votaciones a lo que indique la jerarquía pastoral o “profética”.

Para Costa Rica esta es una mala noticia, posiblemente esta sumisión absoluta a las directrices conservadoras de este grupo religioso, nos conduzca a tener un país aún más conservador, dónde incluso, pueda llegar a deteriorarse la calidad de los Derechos Humanos en nuestro país.

Esta situación revestirá una mayor repercusión negativa, si esta fracción -la de Renovación Nacional- logra, por intereses particulares de partidos políticos tradicionales y sus jerarquías, consolidar una mayoría parlamentaria, dónde se negocie la legitimidad los Derechos Humanos, a cambio de prebendas económicas.

Joseph de Maistre sostuvo “que cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece”, esta frase la modificó André Malraux argumentando que “no es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”.

Esperemos que esta elección no se constituya en la apertura de una oscura noche medieval en la política costarricense.

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* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.

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