Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
Yo no escribo sobre religión, escribo sobre política, sobre la lucha por el poder.
El audio que circuló por las redes sociales, supuestamente grabado por Fabricio Alvarado, parece absolutamente natural. A lo largo de mi vida, he escuchado a muchos seguidores evangélicos, emitir las mismas o frases similares. Ahora, por oportunismo electoral, posiblemente lo nieguen, pero es el mismo lenguaje usado por estos fanáticos.
En la misma fraseología de los evangélicos, debo confesar que no se si Fabricio Alvarado es un “varón justo”, no lo conozco por lo tanto, en el plano personal, no puedo opinar al respecto.
Como pastor, presumo que debe ser bueno. No cualquiera pasa de integrar el grupo católico del tristemente célebre Padre Minor en Radio Maria, y en apenas unos años, integrarse a la cúpula de los grupos neopentecostales, ser diputado por estos sectores, y el día de hoy, convertirse en candidato a la presidencia de la República: para lograr este ascenso meteórico, no basta tener buena oratoria o poder de convencimiento, alguna gracia debe de ocultar.
Yo sin embargo no hablo de religión. A pesar de una aproximación a la teología en mis años de estudiante, no soy ni teólogo, ni pastor, ni salmista o apóstol. Allá cada cual con sus creencias religiosas.
Por años he escrito, -y esto lo saben quiénes me han leído-, sobre el poder y la política.
En este caso particular, cuando me refiero al ascenso de los grupos religiosos evangélicos, hablo del crecimiento y el poder que ejercen los grupos neopentecostales, en amplias masas de seguidores con niveles de educación medio y medio bajo, que por sus condiciones económicas y educativas son fácilmente manipulables y por lo tanto, utilizados para enriquecer los bolsillos de sus pastores, salmistas o apóstoles, en el plano económico y; en el plano ideológico, como instrumento para frenar los avances de derechos humanos y sociales en los países latinoamericanos.
Contrario a lo que algunos fanáticos evangélicos han expresado, mis artículos no son expresión de mi ignorancia. Procuro respaldarlos con documentación probada y comprobada, justamente para evitar la deslegitimación de mis escritos.
Si he dicho y reafirmo que los grupos neopentecostales que representan Fabricio Alvarado y sus secuaces, son perjudiciales para nuestra sociedad, no es por un invento o por una sacada de clavo. Esta afirmación corresponde a la verdad comprobada, sustentada en la afirmación de que la existencia de estas sectas constituye una preocupación generalizada en el continente(1). Las características de estos grupos son, como he mencionado antes:
• Posturas ultra-conservadoras en relación con la familia y restrictivas de las libertades sociales.
• Abiertos defensores del neoliberalismo y la sociedad de consumo.
• Gran capacidad económica ligada al aporte-convicción de sus feligreses.
• Despliegue mediático a partir de sus propias emisoras, canales de televisión y redes sociales
De igual manera y hablando de política, estos grupos neopentecostales, se han constituido en instrumentos de los sectores ideológicos conservadores y de las fracciones políticas dominantes, para evitar que se produzcan cambios sociales en el continente(2), y por lo tanto, tienen como objetivo final, el mantenimiento y la perpetuación del statu quo. Desde esta perspectiva, son grupos aliados con los sectores sociales más favorecidos de la sociedad y actúan como su instrumento para evitar cambios sociales que permitan una sociedad más democrática y equitativa. Su oposición al avance de los derechos humanos colectivos o individuales, son manifestación clara de este objetivo.
En casos concretos como el de Guatemala, país que incluso ha tenido la mala fortuna de tener gobiernos con representantes de estos grupos políticos, han documentado múltiples acciones genocidas y racistas, por parte de estas representaciones políticas, aliadas de los sectores dominantes, contra los pueblos tradicionales de ese país.
En el caso de Costa Rica y en alianza con grupos conservadores en lo ideológico y liberales en lo económico, han impulsado y aprobado, en las últimas administraciones, sobre todo en las liberacionistas, reformas neoliberales, orientadas a favorecer a los sectores económicos que promueven la concentración del capital en pocas manos y la apertura económica, que consolida los procesos de acumulación de capital e impulsa y fortalece el sistema político predominante(3).
Es por esto que mis escritos no son religiosos. Tratan concretamente de la lucha de estos sectores sociales político-religiosos, de tener una mayor presencia en quehacer político costarricense, en obtener la influencia política, no para incrementar su fe, sino para aumentar su poder y su capacidad de influencia política.
Desde esta perspectiva, mi posición adversa esta postulación, la de Fabricio Alvarado, de la misma manera que me opondría a una similar de un grupo religioso católico. Poco comprensible es que la prohibición constitucional alcanza, según la Sala Constitucional, sólo a los curas católicos y excluye de la restricción de participación política a personas que, como Fabricio Alvarado, son pastores evangélicos o “salmistas” que, al igual que otros similares, como Rony Chaves(4), utilizan los púlpitos como mecanismos para enriquecimiento personal y favorecimiento grupal.
Por todo lo anterior, y no por posiciones personalistas, es por lo que solicito a los electores costarricenses reflexionar su voto y a no emitir el sufragio por el Partido Restauración Nacional, porque esta agrupación política, en su agenda, esconde intereses ocultos, los mismos que hemos conocido en muchos pastores evangélicos que vemos en nuestras comunidades, y que la mayoría de las veces circunscriben sus acciones a la satisfacción de sus necesidades personales.
A los seguidores fieles de estos pastores, lamentablemente no vale la pena hacerles ninguna excitativa, estas personas están formadas para obedecer, pero a Usted, costarricense, que puede pensar en lo extremos de estos postulados fanáticos religiosos, le hago un llamado para que exprese su voto por un partido político que, por encima de la poco oportuna declaración de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pruebe con su trayectoria, la preocupación por favorecer con sus acciones, a amplios sectores de la sociedad costarricense.
Vamos orgullosos a ejercer el sagrado derecho del voto el próximo domingo y procuremos que, el ejercicio de este derecho se transforme en la elección de representantes políticos democráticos, que velen por los mejores intereses de nuestra querida Costa Rica.
Notas:
1- https://www.alainet.org/es/articulo/189128
2- https://wmv.aporrea.org/internacionales/a57043.html
3- https://connuestraamerica.blogspot.com/2018/01/costa-rica-aguas-mansas.htrnl
4- https://www.youtube.com/watch?v=LvSeTIE-g-0
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.