El edificio Steinvorth

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Recientemente, por mi trabajo, asistí a una presentación comercial de un nuevo modelo de una marca de celulares en el centro de San José, la cual se llevó a cabo en la parte que se logró preservar del Edificio Stienvorth, localizado en avenida central, calle 1era, en el puro centro de San José.

Hay una añoranza muy especial por este inmueble. Uno pasa mucho por ahí, de hecho a través del tiempo he tomado algunas fotografías, pero la verdad no le había dado mucha importancia. Asistir a la presentación, me dio la oportunidad de conocerlo por dentro y admirar sus características constructivas, además de conocer su historia, que dichosamente está en una cronología o línea de tiempo, que se puede ver en el interior del edificio en un par de mantas o carteles.

 
Basado en los textos e investigación de Andrés Hernández, que se usaron para confeccionar las mantas, haré un repaso por la historia de este famoso edificio.

En 1872, procedente de la ciudad de Luneburgo (Hannover), Wilhem Steinvorth Ulex arribó a Costa Rica como parte de una de la varias oleadas de inmigrantes alemanes que llegaron al país. Le seguirán sus hermanos Otto y Walter.

En 1896, llegó al país el italiano Francesco Tenca Pedrazzini (1861-1908), arquitecto, constructor y decorador, además de profesor de plástica y de historia del arte por la Academia de Bellas Artes de Milán, ciudad natal donde había realizado sus estudios.

Ese mismo año, se fundaba en San José La sociedad mercantil W. Steinvorth y Hno. Sucs. de Walter y Otto, hermanos de Wilhelm. Diez años después, le encargarían a Tenca un edificio propio.

En 1907 se inaugura el Edificio Steinvorth. Ubicado en la esquina noroeste de la avenida central y calle 1, el almacén se extendía en forma de escuadra, ocupando un cuarto de manzana. En la aldeana capital de entonces, se convirtió en uno de los edificios más notables por su particular arquitectura.

Por dentro un lucernario prefabricado en metal y ventanería de cristal le aportaba ligereza al edificio, un elemento de alta tecnología constructiva que se desplegaba sutilmente entre los dos niveles mediante una escalera de dos brazos y un rellano.

Como el lucernario, la galería que lo elevaba era también prefabricada y de diseño y decoración florales o Art-Nouveau, la más actual corriente estética europea de entonces; plástica qué daba forma también a la espléndida decoración exterior del edificio.

Según recuerda la señora Flory Steinvorth Jiménez: “En el almacén encontrabas de todo: desde un clavo hasta vinos, cervezas, perfumes, ropa, zapatos, sombreros, vajillas, mantelería, alfombras, telas, adornos, joyería de fantasía muebles, cemento o pianos”.

Al igual que en su sólido exterior, el liviano interior edificado evidenciaba la influencia del diseñador norteamericano Henry Hobson Richardson y de la naciente modernidad arquitectónica de los Estados Unidos, en la total correspondencia de forma y función.

Aunque prefabricado en hierro colado y de forja, la filigrana del diseño vegetal de Tenca se extendía orgánicamente del lucernario hacia abajo a toda la estructura expuesta, antes de integrarse en los pasillos de un almacén pleno de variada mercadería.

Dedicada a satisfacer la demanda de bienes de consumo importados, la empresa W. Steinvorth y Hno. tenía en la segunda planta del almacén sus activas oficinas. Se trataba de espacios funcionales sin otra decoración que el mobiliario indispensable.

Otras estancias, en cambio, incorporaban a su diseño interior gran parte del repertorio ecléctico propio de finales del siglo XIX y principios del XX, incluidos los motivos propios del stile floreale, nombre con que se conoció al art-nouveau en Italia.

A juzgar por las fotografías de la época, con el terremoto de 1910 el edificio perdió el remate que le daba la cornisa sostenida por ménsulas talladas en piedra, así como los parapetos decorados que lucía tanto en la esquina como al final de cada costado.

Empero, la pesadez de sus muros conservó la decoración de inspiración animal y vegetal en bajorrelieve, poblada de mascarones, camellos, chompipes, conejos, gatos, mariposas y hasta un águila imperial alemana: fauna rodeada de plantas y flores.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, su dueño de ese entonces, Ricardo Steinvorth Ey, fue enviado a un campo de concentración en Texas, Estados Unidos, a consecuencia de las medidas impuestas por las autoridades costarricense contra los ciudadanos alemanes debido al conflicto bélico, lo que incluyó la incautación de sus bienes. Steinvorth volvió al país en 1956 y recuperó el edificio.

Debido a que el negocio había decaído, en 1960 se vende la mitad sur del edificio que fue demolida y en su lugar se construyó un edificio de varios pisos, uno de los más altos en su momento de San José.

La sección existente del antiguo Almacén Steinvorth, constituye un importante vestigio del gran inmueble construido en 1907, siendo representativo de la arquitectura comercial de San José, de principios del siglo XX; además que conserva en su fachada, la influencia del estilo Art Nouveau francés, siendo uno de los pocos que subsisten con tales características.

Por muchos años, en ese lugar tuvo su oficina y algunos locales comerciales Frank Marshall, héroe de la Revolución del 48. Marshall era hijo adoptivo de uno de los Steinvorth, con quien se había casado su mamá. Por cuestiones de la segunda guerra mundial, para que no lo pusieran a él y sus bienes en la “lista negra”, se cambió el apellido al de su padre, que era estadounidense. Esto no le sirvió de nada y le incautaron a él y su familia todos sus bienes.

El Edificio tiene dos pisos, con una altura de 8 mt, la cubierta es de hierro galvanizado, los pisos de madera y mosaico con columnas de hierro colado, y paredes de ladrillo.

Fue declarado Patrimonio Histórico-Arquitectónico mediante el decreto No. 27734-C, publicado La Gaceta No. 63 del 31 de marzo de 1999.

Su demolición parcial, en los años 60 del siglo pasado, junto a la venta de la Biblioteca Nacional para convertir el lugar en un parqueo, son dos episodios que aún hoy siguen causando gran indignación en la gente.

Aunque solo subsiste el 20% de la construcción original, dichosamente esa parte, el costado noroeste, fue restaurada en el 2011 por el Centro de Patrimonio del MCJ y la familia Steinvorth, gracias a que resultó ganador del certamen Salvemos nuestro patrimonio histórico arquitectónico. El costo de las obras fue de 100 millones de colones, en un trabajo a cargo del arquitecto costarricense Andrés Fernández; por lo que ahora se puede disfrutar y admirar en todo su esplendor y magnificencia. Como se dice popularmente “del ahogado el sombrero”.

En la actualidad, el edificio es un pequeño centro comercial, que tiene varias tiendas, un café, salón de belleza/peluquería, y en la parte superior un bar muy bonito. Su área central se usa también para actividades, presentaciones y en algunas ocasiones como galería de arte.

Lo positivo de esto, es que esos capítulos negros de la conservación del patrimonio, marcaron un antes y un después en la conciencia colectiva de preservación de nuestro acervo cultural.

 
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Glosario

Rellano. Descansillo entre dos tramos de una escalera.
Lucernario. Abertura alta de una habitación.
Ménsula. Elemento arquitectónico que sobresale de un plano vertical y sirve para sostener alguna cosa.

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