Del cierre del Banco Anglo al Bancrédito

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñig

La noticia de impacto de estos días sin duda fue el anuncio el 25 de mayo del 2017 de parte del Consejo de Gobierno del acuerdo de cerrar la operación comercial del Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) y transformarlo exclusivamente en fomento y desarrollo. Desde el 14 de septiembre de 1994 en la Administración Figueres Olsen con el decreto del Consejo de Gobierno de inicio de los trámites para el cierre ordenado del Banco Anglo; no vivíamos algo parecido. Sin bien con el Bancrédito no es un cierre total; si podemos estar ante algunas situaciones similares a nivel técnico y objetivo dentro del Sistema Bancario Nacional. Las crisis bancarias conllevan a pérdidas y distorsiones en la economía y Bancrédito venía reportando desde hace varios años una fuerte baja en sus utilidades.

Se dice que de las estocadas más fuertes fueron la pérdida de la administración de uno de los fideicomisos del Sistema de Banca para el Desarrollo y el reciente retiro por parte del Banco de Costa Rica (BCR) de 71 mil millones de colones que tenía depositados en Bancrédito, alegando la Junta Directiva del BCR que es para proteger los recursos de los clientes y la falta de un plan de salvación; además de otras pérdidas de administraciones en Bancrédito, etc. Todos estos aspectos no contribuyeron a que se generara confianza y sostenibilidad financiera; una baja capacidad en la captación de los recursos al público; solo un 4% son cuentas a la vista y el 80% de la captación es a plazo y con entidades financieras. Además la mora a más de 90 días se mantiene cerca del límite del 3% y para peores el gasto administrativo ha crecido más que el incremento de las utilidades operativas; entre otros aspectos negativos señalados por el BCR.

A pesar de que el Gobierno el pasado 7 de abril había emitido el Decreto Ejecutivo N° 071-P en el que ordenó a la banca estatal, empresas públicas e instituciones autónomas invertir recursos en Bancrédito con el fin de fortalecerlo; pero ahora pueden ir cambiando los asuntos financieros del banco; al cerrar el Gobierno la operación comercial y acelerar la transformación a banco de fomento y desarrollo. Ya no hará intermediación financiera; no captará recursos del público ni prestar dinero o créditos, antes del 31 de diciembre del 2017. El plan de transformación debe ser entregado a más tardar el próximo 16 de junio a la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef); además el Gobierno ordenó a la Junta Directiva del Banco iniciar una investigación exhaustiva que determine las causas de la crisis en que se encuentra el banco. Sobre los trabajadores se anunció que se hará una movilidad laboral paulatina y que ayudarán a los empleados a colocarse en nuevos trabajos.

Cuando un Gobierno de la República toma decisiones drásticas en materia financiera; es porque se viven crisis y problemas de operación bancaria; y como escribía el analista Aristóbulo de Juan en un artículo: “De buenos banqueros a malos banqueros: contrariamente a la teoría de que las crisis financieras se deben únicamente a factores macroeconómicos, se hace hincapié en el papel de la gestión como elemento fundamental en todas las crisis bancarias, y como posible multiplicador de pérdidas y distorsiones en la economía. También se pone de relieve el hecho de que los buenos banqueros, cuando se ven en apuros, se convierten frecuentemente en malos banqueros, a través de actitudes que se van deteriorando.” El tema de administrar un banco es de alta complejidad y tiene que ver con la calidad de capital, la calidad de activos, la generación de utilidades, la administración de la liquidez, la calificación final del intermediario financiero y las medidas de corrección y saneamiento.

Incluso a nivel internacional se dictan normas de supervisión, solidez y estabilidad de los sistemas financieros internacionales (estas se denominan las normas de Basilea); que se convierte en un órgano de consulta en el cual están representados los bancos centrales de los países desarrollados; pero que pueden normar a muchos países de todos los continentes. En Costa Rica la encargada es la Sugef y señala que “las Entidades fiscalizadas deberán mantener en todo momento, un patrimonio económico no inferior al 8.00% del total de sus activos ponderados según el riesgo.” Esta y otra serie de medidas financieras fueron tomadas a raíz de la quiebra y cierre del Banco Anglo. En el caso específico del Anglo se señala que: “El período 1992-1993, en el que la crisis anterior fue superada contablemente pero no estructuralmente.

Sin embargo, y a pesar de no haber logrado la consolidación organizacional, el Banco inicia un proceso de agresiva expansión que va desde un cambio radical de imagen, pasando por un incremento desproporcionado de la Cartera, el incursionar en actividades especulativas y de alto riesgo, aumento exagerado de los gastos de administración hasta actividades consideradas como ilegales de acuerdo con la legislación vigente. Lo anterior sumado a la de por sí pobre base patrimonial, débil estructura de activos productivos y altas exigibilidades condujeron al banco a una situación que no podía ser otra: la insolvencia primero y la iliquidez posteriormente. Una mala gestión técnica, aunada a una débil estructura de control interno, generalmente conduce a maquillar las cifras aportadas por los Estados Financieros, mediante la utilización de argucias contables no aceptables. Al no obtener los resultados esperados, la administración se ve impulsada a iniciar una gestión a la desesperada, en la cual la imprudencia e irresponsabilidad llevan al Banco a aventuras empresariales y financieras.

Esta gestión a la desesperada, finalmente, se traduce en pérdidas de magnitudes insospechadas, tales como las detectadas, analizadas y puestas de conocimiento público por la Auditoría General de Entidades Financieras en los primeros días de la Intervención.” (La Quiebra del Banco Anglo Costarricense, sus orígenes y causas. Volumen I. Jorge Wild A. Págs. 96 y 97). Sabemos sobre la inversión fallida en bonos venezolanos que fue en realidad una aventura de pérdidas millonarias en dólares del Banco Anglo, promovidas por unos irresponsables extranjeros; más múltiples préstamos sin garantías reales consistentes y una serie de factores de mala gestión bancaria que finalmente llevaron a la quiebra y posterior cierre del banco de parte del Gobierno de la República, avalada por el entonces presidente del Banco Central Dr. Carlos Manuel Castillo Morales. Y todavía algunos “tontos útiles” siguen criticando el cierre, por puro romanticismo ya que el Anglo era un banco centenario y de los primeros comerciales y estatales; o por puras razones políticas contra el Expresidente Figueres Olsen.

Si un banco estatal entra en un estado de crisis financiera e insolvencia; se deben tomar las medidas correctivas necesarias; en el caso del Banco Anglo recapitalizarlo, conllevaba a una enorme inyección de millones de colones que todos los costarricenses debíamos pagar; ya que los bancos estatales son del todo el pueblo costarricense. Espero que con el Bancrédito se llegue hasta las últimas consecuencias de investigación de los orígenes y causas, del porqué se llegó a estos problemas de liquidez y de un comportamiento financiero crítico; y sus utilidades o ganancias vienen a la baja en los últimos cuatro años. Si hubo irregularidades en la cartera de préstamos y mala gestión. Desearíamos que el Bancrédito pudiera salir de este bache y que finalmente antes de cerrarlo; se pueda reinventar y transformarse como se ha indicado en un banco de fomento y de desarrollo para bien de la provincia de Cartago y del país en general.

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