NACIMIENTO DE «EL MOTO»
A fines del siglo pasado, cuando Joaquín García Monge apenas alcanzaba los diecinueve años y terminaba sus estudios en el Liceo de Costa Rica, escribió su primer novela: «EL MOTO».Vino un día de Desamparados, con su manuscrito bajo el brazo, y lo puso en manos de su exprofesor don Carlos Gagini. Este lo leyó y le dio su opinión favorable: —Comienza bien; hay que publicarla.
Muy ufano se fue García Monge en busca de doña María C. de Lines, propietaria de la Librería Española, entonces, y también de una empresa tipográfica. Le habló de su novela y ella, que ya sabía de la tragedia del libro nacional, le pidió tres días para examinar el texto.
Doña María tenía sus asesores: Soto Hall, entre otros.
La respuesta fué: —Vea, joven, en el estante vecino está amontonada la novela «CHARRAMASCA» de Gagini. ¿Si no se vende el libro del maestro, cómo podremos vender el del discípulo?
Amoscado salió el novel publicista y recordó que su amigo Billo Zeledón trabajaba como secretario en la Imprenta a Vapor de Greñas. Allá se dirigió a contarle su pena. Billo siempre fué amigo de dar la mano.
—No se desespere. Ya veremos qué dice Greñas, fue su respuesta.
Por ciento veinticinco colones de entonces, se cerró el trato. Prontito estaban a la venta en las librerías de Canallas, Pujol y Montero los tomitos. Y se agotó la edición.
García Monge pagó el valor total y le quedó un saldito para comprarse un vestido donde Robert.
La demanda de «EL MOTO» seguía. Se produjo aquel famoso debate entre los consagrados de la aldea: ¿era posible hacer una novela tomando como personaje central a una chola de Pacaca o debería seguirse buscando inspiración, teatro y personajes en Europa?
Un día doña María llamó a García Monge. Le pidió unos ejemplares para llenar la demanda de sus clientes.
—¿De dónde?, le contestó el joven que había triunfado. Todos los ejemplares los entregué a las librerías y se agotaron.
Tanto que Pujol, por su cuenta, ha dispuesto la segunda edición en España.
Le preguntamos a García Monge: ¿Y quedó satisfecho con esa segunda edición?—
—Bueno, la presentaron muy bien, pero como no podía corregirla a la distancia, los costarriqueñismos aparecieron desfigurados.
Entonces mi trabajo fue de corrección a pluma. Pero la edición también se colocó.
Ni yo conservo un ejemplar…
Anecdotario costarricense de Francisco María Núñez