Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
Esta semana pasada, los ticos nos revelamos al mundo tal como somos. ¡Qué pena!, ¡qué vergüenza!, ¡qué falta de educación y de tolerancia! Es triste y preocupante el comportamiento demostrado en las redes sociales.
Las publicaciones realizadas por cientos de ticos destilaban odio, estaban cargadas de chovinismo, xenofobia y falta de solidaridad: nos hemos revelado, una vez más, como una sociedad vulgar y miserable.
Las expresiones emitidas en las redes sociales, que son una evidencia de nuestro quehacer como sociedad, no sólo ante los demás costarricenses, sino también para el resto del mundo, quedaron como muestra de esta lamentable forma de ser, son testigos fieles de esa dura revelación.
El “pachuco” y el “vivillo” que se salta las filas, el que es capaz de insultar a cualquiera en las calles, el que le pasa por encima a un adulto mayor o a una mujer embarazada, el que agrede a los niños, ese pachuco se manifestó también en las redes sociales.
Ese fue capaz de revelar sus más bajas pasiones y manifestarle al mundo de todo lo que somos capaces como sociedad: de mostrar esa “valentía” de ofender o insultar, protegido por el anonimato que brinda, escribir detrás de la pantalla de un dispositivo electrónico.
Porque con toda certeza, estos mismos que vociferan, que insultan y que faltan el respeto en las redes sociales, no tienen el valor de decirle a otras personas, frente a frente, en su cara, las diferencias que pueda tener. Allí sólo muestran la sonrisa hipócrita y una actitud complaciente, de quien ni siquiera tiene el valor respetuoso, de manifestar su disgusto ante una opinión o un criterio emitido.
Son los mismos que se doblegan fácilmente ante otras culturas, de las que hemos importado costumbres y comportamientos muy ajenos a nuestra realidad: los que se disfrazan o inducen a sus hijos a hacerlo, para celebrar Halloween o se reúnen con amigos y conocidos para celebrar el Día de Acción de Gracias que, por esnobismo y mediocridad cultural imitamos, sin siquiera conocer su significado.
Esos mismos que reproducen tradiciones importadas, pero no tienen la costumbre de cantar el Himno Nacional si no es en el Estadio, y mucho menos de celebrar las fiestas patrias. Más bien añoran la presencia y permanencia de los filibusteros de muchas nacionalidades, que siguen constituyendo una amenaza para nuestra patria.
En esta coyuntura, los medios de comunicación también se revelaron tal como son: inventaron, pusieron palabras que no eran, en boca de quienes nunca las emitieron y se desdijeron. A pesar de todo esto, ninguno tuvo la decencia de retractarse por haber inventado una noticia o tergiversado el contenido de un documento.
Como muchos lo expresaron la semana pasada, las redes sociales cansaron, apenaron y nos dejaron al descubierto.
Una vez más ¡Qué pena, por la sociedad que estamos erigiendo! Definitivamente, me parece qué, aunque nos duela, como generación hemos construido la Costa Rica que nos merecemos.
Ojalá y, para bien de los costarricenses del futuro, podamos con el tiempo enrumbar esta Nación, por caminos más fraternos y solidarios.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.
Cada vez estoy más convencido de que el tico confundió con el tiempo, el significado de disfrutar de la libertad con el de ejercer el libertinaje, siendo este último además, confundido con el «derecho» que me asiste a mí a realizar lo que me venga en gana como el único y verdadero, aunado al «expresarme» como me da la gana pues es mi «derecho» de expresión…