¿Hasta dónde es apropiada la clonación de especies extintas?

OMICRONO

¿Hasta dónde es apropiada la clonación de especies extintas?

Desde que se anunció el éxito de la clonación de la oveja Dolly, han sido mucho los proyectos creados para realizar hazañas similares.

La clonación humana es complicada, a la par que poco ética, pero el tema de los animales parece mucho menos controvertido, por lo que muchos lo han llevado a cabo, bien con fines meramente económicos, como la empresa coreana que clona perros fallecidos por un poco módico precio, o los proyectos diseñados para devolver a la vida a algunas especies extintas.

Y precisamente de este último es del que vamos a hablar hoy, pues el reciente proyecto de un grupo de científicos que pretenden clonar una especie de pingüno, extinto hace varios siglos, reaviva la llama de la discusión entre los que consideran que se trata de una lícita gran aplicación de la clonación y los que piensan que jugar a ser un dios nunca es bueno, sea cual sea el objetivo.

La vuelta a la vida del bucardo, cuando la clonación de animales extintos se hizo realidad

Aunque el mamut ha sido el primer animal extinto cuyo genoma fue secuenciado de sus fósiles, el “honor” de ser la primera especie seleccionada para clonarse después de su extinción no fue suyo, sino de otro animal mucho más reciente: el bucardo.

A pesar de haber sido declarada en peligro de extinción en los años 70, esta especie de cabra montés pirenaica aguantó estoicamente el golpe, hasta que finalmente, en 1.999, los científicos fueron conscientes de que sólo quedaba un ejemplar con vida, la hembra Celia, por lo que decidieron capturarla, extraer células de su piel para conservarlas y devolverla a la libertad.

Sólo un año después fue localizado su cuerpo sin vida, firmando con ello la extinción total de la especie y dando el pistoletazo de salida a varios intentos de obtener un ejemplar clonado con ayuda de las células que le habían sido biopsiadas.

Sólo uno de los embriones creados logró nacer con vida, pero lamentablemente el cabrito falleció a los pocos minutos a causa de una serie de graves problemas respiratorios, comenzando ahí una disputa que con los años no ha hecho más que aumentar. ¿Vale la pena clonar un animal que está extinto o es mejor dejar las cosas cómo están?

Otros proyectos posteriores de clonación de especies extintas

Obtener y secuenciar el material genético del bucardo no fue complicado, ya que se hizo a partir de un ejemplar que todavía se encontraba con vida.

Sin embargo, sí que supone un verdadero reto hacer lo mismo con otros animales extintos hace miles de años, como el mamut, cuyo genoma fue completamente secuenciado el año pasado de la mano del científico Hendrik Poinar, que publicó sus resultados en la revista Current Biology.

Para ello, su equipo se valió de los restos fósiles de dos ejemplares de mamut lanudo de 4.300 y 44.800 años, cuyo ADN pudo ser extraído y secuenciado con ayuda de las técnicas más novedosas del campo de la genómica.

De momento su hallazgo sólo ha servido para conocer más de un animal tan apasionante como el mamut, pero son muchos los científicos que estarían dispuestos a utilizar este material para clonar a tan colosal animal, del mismo modo que también se han desarrollado proyectos para la recuperación de otras especies, como el rinoceronte lanudo o el tigre de Tasmania (fotografiado en la imagen superior).

Por otro lado existen planes mucho menos peliculeros, como el Proyecto Lazarus, que en 2013 llevó a un grupo de científicos australianos a la clonación de embriones de una especie de rana que se había extinguido allá por los años 80.

¿Es ética la clonación de especies extintas?

Como es lógico, estas aclaraciones han despertado también el interés de aquellos soñadores que querrían traer la famosa saga de Jurassic Park a la realidad, pero los investigadores responsables de la secuenciación del mamut dejaron claro en su momento que sería imposible recuperar material genético de más de un millón de años, que quedaría degradado con el tiempo.

Esto dará mucha tranquilidad a los que piensan que la clonación de especies extintas podría acarrear grandes desastres como los que tienen lugar en estas películas, pero no lo hace con los que simplemente creen que no es ético alterar el ritmo propio de la naturaleza.

Lógicamente, cada cual tiene su propia moral y no se puede enseñar a nadie lo que tiene que pensar; pero, en mi opinión, a la hora de tener esto en cuenta deberíamos hacer una distinción muy clara.

Animales como el mamut o el gato dientes de sable tuvieron su momento, hace miles de años, y por causas del transcurso lógico de la naturaleza terminaron por extinguirse, en muchos casos dando paso a otras especies mejor adaptadas y cumpliendo la premisa de la supervivencia del más fuerte.

Sin embargo, hoy en día la mano del hombre ha acelerado muchos procesos de extinción, sin dejar sustitutos y actuando negativamente sobre la biodiversidad, que sí se vería afectada, al no tratarse del transcurso natural de los hechos.

¿Estaría entonces en estos casos justificada la clonación? Podría ser; pero, sea como sea, clonar un animal, extinto o no, no es algo que se pueda hacer con la misma facilidad que se realizan otros experimentos, ya que estos proyectos son evaluados por comités de expertos antes de llevarse a cabo, con el fin de analizar la seguridad asociada al hecho de liberar a la naturaleza un producto de ingeniería genética.

Lo que está claro es que nosotros hemos contribuido a que muchas de esas especies desaparezcan, por lo que no es mala forma de redimirse tratar de darles una nueva oportunidad en la Tierra.

De todos modos, por ahora lo más inmediato es mantener a buen recaudo el ADN de las especies en peligro de extinción, a la espera de lo que puede pasar con ellas. Por lo demás, aún es necesario mejorar muchas técnicas antes de convertir estos procesos en algo cotidiano, por lo que es demasiado pronto para comenzar a alarmarse, en el caso de que haya razones para ello.

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