Una campaña

Bazar digital

Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Como saben me gusta digitalizar, para mi proyecto de la Editorial Electrónica, libros de esos que ya no se editan, y que algunos son realmente difíciles de encontrar. Dichosamente he podido rescatar en estas semanas algunos de ellos. Aunque no lo parezca, hacer esto no es tan sencillo, empezando por que no todo se puede digitalizar, hay derechos de por medio. Por ejemplo, me encantaría tener «Cien años de soledad», o la colección de Harry Potter, pero es imposible, por lo menos para mi que me gusta hacer las cosas «a derecho». Los libros que están en EDEL es porque ya están en el dominio público o sus autores o descendientes nos han permitido publicarlos.

Dentro de esos libros, había uno que siempre quise «convertirlo» para publicarlo. Es uno de esos, que ha sido una constante en mi vida, más que todo por saber de su existencia, no por haberlo leído, que confieso lo hice hasta ahora. Es uno de esos libros a los que uno normalmente le hace la cruz (evita) por su tema y extensión (unas 450 páginas). Me refiero al libro «Una Campaña» de Daniel Oduber Quirós, que reúne artículos y discursos suyos de la campaña electoral de 1966, con extensión hasta 1967 (ya veremos la razón del porqué).

Para la campaña de 1966, contaba 6 o 7 años de edad, así que prácticamente no me acuerdo de nada salvo aquél «Yo también voy con él con Daniel» que yo repetía casi sin saber de que se trataba el asunto (cosas de niños). Así que mi conocimiento era nulo y lo poco que sabía de esa campaña posteriormente, era que Oduber la perdió por algo menos de un 1%, 4 220 votos de diferencia para ser exactos; esto fue casi como un voto por mesa. Si se puede hablar de diferencia mínima, esta lo es. Creo, sin temor a equivocarme, que este es el resultado más ajustado de los que se han dado en las elecciones presidenciales de Costa Rica, de cualquier época. Ni siquiera el resultado del 2006 con Oscar Arias fue tan apretado como este. Lo otro que recordaba, era que se hablaba de fraude. Que a Daniel le habían robado las elecciones y se había dado «chorreo» de votos. Y entonces lo poco que sabía, era todo muy vago y de oídas.

En mi casa mi papá tenía el libro en su biblioteca. Como dije, yo no le daba «pelota» por lo largo y lo que creía era un tema aburrido. Así pasó el tiempo, el libro quedó dando vueltas por ahí, y de mi parte ignorándolo. Uno de estos días revisando mis libros en Cedal (donde trabajo), me lo encontré por ahí guardado, ya ahora sí, pensé que había llegado el momento de «fajarme» con el. Le seguía teniendo un poco de «tirria», pero aún así, decidí «entrarle».

Les cuento que no me arrepiento para nada de mi decisión. Su lectura me llevó a descubrir de nuevo a Daniel Oduber. ¡Que categoría de estadista era!, fue algo sin parangón en su época, alguien sencillamente extraordinario. Cuanto ha perdido Costa Rica sin su presencia…

Llevo ya diez elecciones a cuestas, voté por primera vez, con 18 años de edad, en la campaña de 1978, la que llevó —desdichadamente— a la presidencia a Rodrigo Carazo y que perdió Luis Alberto Monge, y que por ende yo también. Así que tengo experiencia acumulada en estas lides, y tengo que decir que es la primera vez, después de leer los discursos de Daniel de la campaña de 1966, que veo unas elecciones con un muy fuerte contenido ideológico en su mensaje. Esto por lo menos de parte de Oduber y el Partido Liberación Nacional, porque de parte del rival, en este caso J.J. Trejos, quien a la postre resultó electo presidente, y el partido Unificación, fue todo lo contrario (y de la forma más negativa) como vamos a ver más adelante.

Siempre he reclamado que el tema ideológico esta fuera de las campañas electorales, pero en esta, la de 1966 fue como el paraíso. ¡Que bárbaro Daniel! a través de sus discursos nos lleva por lo más emblemático de la socialdemocracia y sus conquistas más señeras como el Estado de Bienestar, pero más que todo, nos muestra el camino a seguir de forma casi didáctica. Nos habla del INA, del ITCO (actual INDER), de la universalización de los seguros sociales y especialmente de los cambios estructurales que se estaban dando por la inserción en el MERCOMUN (Mercado Común Centroamericano) y que impulsaba la industrialización del país. No me quiero extender en esto, en el libro ahí están sus discursos de campaña.

Hay dos temas adicionales muy importantes que están ligados, y que nos ponen en perspectiva lo que pasó en esa campaña electoral. Me refiero al fraude que se hizo contra el PLN y Oduber, que se dio junto a una campaña mas que sucia, asquerosa, sin precedentes contra Oduber, y que llevó a que se perdieran las elecciones. Por si hay alguna duda, Daniel es muy prolijo en esto, y en el libro encontramos varios artículos sobre el tema, donde con claridad meridiana, demuestra el fraude y la campaña de difamación orquestada en su contra. En esto el libro es algo así como el «Alfa y el Omega», pues inicia con «De dónde venimos», que son varios artículos publicados en el mes de enero de 1965, como comentario a un editorial del periódico «La Nación» y termina, precisamente con «Una campaña política es la superación de la conciencia cívica», leído en la vista celebrada el 7 de marzo de 1967 en la Sala de Casación, en el juicio presentado por Daniel Oduber contra la Unificación Nacional y el periódico «La Nación». Los dos escritos son inigualables, de lo mejor de Oduber, esto sin demérito de los demás.

A Daniel en esa campaña lo vituperaron y vilipendiaron a diestra y siniestra, en una campaña feroz de difamación e infamación sin precedentes en la historia política de Costa Rica. Por medio de las páginas del periódico «La Nación», ¿cuál otro sino?, se le calificó de traficante de la política, de corruptor de conciencias, de trasegador de millones ajenos, de vendedor de garantías prendarias, de comunista, de instrumento de Fidel Castro; y de enemigo de la democracia, entre otras «linduras».

Esto sucedía ya sea desde las páginas regulares del periódico (noticias, página editorial, opinión), así como por «campos pagados», que en el juicio se demostró que no eran tales, pues el tesorero del partido Unificación era el director o jefe de información del diario (no recuerdo con exactitud cuál de los puestos era).

En 1967 Daniel terminó ganándole el juicio por injurias y calumnias a La Nación, y fue indemnizado, por daño moral, con dos millones de colones, más o menos 300 mil dólares al tipo de cambio de la época de ₡ 6,65, que en la actualidad serían alrededor de 163 millones de colones; una bonita cantidad que debió dolerle mucho pagar a «La Nación». Por cierto Daniel donó esa plata a una institución de beneficencia. Este no sería el único juicio en el que Daniel y La Nación se enfrentarían, hubo otros, todos ganados por él. En una oportunidad que lo entrevistaron de parte de ese pasquín, y cuando comentó que algo que habían escrito sobre él no era cierto, entonces el periodista le dijo «si eso es así, por qué no nos demanda» y Daniel contestó «no puedo estar demandándolos cada quince días».

Sobre el fraude, hubo de todo: chorreo, doble papeleta, etc. Se impugnaron muchas mesas, pero al final Daniel dijo que aceptaba el fallo del TSE, porque no quería llevar a Costa Rica a otra guerra civil como la del 48. No crean, el momento fue muy difícil, incluso hubo gente que abogaba por no entregar el poder el 8 de mayo, pero en esto se impuso al final la cordura y el buen juicio de Daniel, don Pepe y especialmente don Chico Orlich, presidente saliente en ese momento.

Entendiendo el contexto de la época, el libro vale la pena, porque a pesar de hablarnos de algo que sucedió ya casi 60 años, su mensaje aún sigue vivo y presente.

Una campaña


 

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Actualización 24-04-2024

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2 comentarios

  1. Interesante gracias por la recomendación ; me llama la atención ; el tema del fraude electoral por el mito de la democracia centenaria que exporta Costa Rica y me pone a pensar sobre la elección Arias -Solis !!. Y la otra interrogante es ; que tiene que decir la Social Democracia ? Hoy día ? Qué diría Daniel Oduber en el 2016 después que su Partido desmanteló el Estado ?

    • La elección Arias – Solís del 2006 fue muy diferente, las irregularidas que hubo en algunas mesas, a mi criterio, no catalogan como fraude; en cambio en 1966, si se configuró la figura. Tampoco hay que olvidar el fraude masivo de 1944 cuando se le escamoteó el triunfo a León Cortés descaradamente. Oduber no creo que tuviera mucho que decir, de hecho murio cuando ya se llevaban varios años de cambios y parecía apoyarlos. Quizás hubiera sido crítico en algunas cosas, pero en general -me parece- no se hubiera opuesto a los cambios.

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