Nostalgia móvil

Bazar digital

Carlos Revilla

Carlos Revilla M.

Con la salida al mercado de los smartphones, ciertamente la tecnología móvil dio un salto enorme hacia adelante, que todos agradecemos. Mejores pantallas y más grandes, así como mayor capacidad de procesamiento y almacenamiento, solo para mencionar un par de mejoras. Incluso ya casi todos los celulares son inteligentes; hice memoria y no recuerdo en este momento ningún teléfono que solo haga llamadas, cuando hace no muchos años, especialmente antes de acabarse Nokia, estábamos inundados de ese tipo de dispositivos. Bueno, no solo hacían llamadas, pero muy limitados, a casi nada más que algún tipo de lista de contactos, llamadas perdidas y una que otra opción, pero hasta ahí. Las apps eran un sueño.

Definitivamente nuestro mundo cambio con las teléfonos inteligentes, de eso no hay duda. Por increíble que parezca decir «antiguos», suena a algo así como del siglo xix o xvii, pero lo cierto es que estamos hablando de hace apenas unos 10-20 años. Así es con esto de la tecnología en estos días; incluso «antiguo» puede ser para algunas cosas, el mes pasado. Esto es especialmente cierto para el sector móvil y el Internet.

Esta remembranza me nació a raíz que tuve que hacer un cambio de batería, no planificado, en mi flamante «smartphone» de arquitectura cerrada (lo usual ahora), por lo que no es sencillo abrirlo. Así que lo llevé a un taller especializado para que me lo hicieran, y además como fue algo repentino, tuve que esperar unos días a que consiguieran el reemplazo de la batería.

Por la razón anterior, tuve que usar un teléfono que tenía un par de años de estar guardado, mientras esperaba el mio. El móvil no era tan viejo, incluso del tipo spmartphone; pero con una versión «viejita» del sistema operativo Android, y de veras que sentí la diferencia.

Lo anterior me hizo plantearme la pregunta ¿qué hemos perdido con respecto a los móviles antiguos?

Para contestar la pregunta, voy a hablarles de algunos de los aspectos que se han perdido durante la evolución de los móviles, para sacar las lágrimas de los más nostálgicos (como en mi caso).

Veamos algunos de ellos:

Caídas. Los móviles antiguos eran más resistentes que un ladrillo. El Nokia 3210 fue un teléfono muy popular, lanzado en 1999. El público meta fueron los jóvenes, por primera vez en la industria. La inclusión de 3 juegos, carcasas intercambiables, tonos de llamada personalizables, envío de imágenes en SMS y un precio competitivo consiguieron que tuviera una gran popularidad en jóvenes de entre 15 y 25 años. Llegó a considerarse casi legendario debido a su resistencia. Era capaz casi de enterrarnos antes que llegar a romperse. Daba igual la altura a la que cayera o cómo fuera el golpe… Que como mucho saltaba alguna pieza de la carcasa la cual volvíamos a poner en su sitio y como nuevo. Yo tuve uno y puedo dar fe de lo anterior.

Sin embargo, eso ya no es así, y ahora es relativamente sencillo que un móvil se rompa con una caída de lo más simple: basta que sea un mal golpe, por ejemplo con la pantalla hacia abajo. A mi me pasó con un Samsung Galaxy S3 casi nuevo, que se me cayó desde una altura muy pequeña, pero del lado de la pantalla y se le quebró, hasta ahí llegó, pues el reemplazo de pantalla costaba un ojo de la cara. Vieran como me dolió.

Tamaño. Cuando los primeros móviles surgieron, éstos eran grandes y toscos: era parte de la evolución tecnológica y entonces se desarrolló una carrera por hacer el más pequeño posible. Poco a poco, conforme mejoraban los componentes electrónicos, iban reduciendo su tamaño, llevando a un mercado que sólo pretendía una cosa: el móvil más pequeño del mundo. Todo lo demás, se consideraba un ladrillo.

Recuerdo el Startac de Motorola que era una belleza, pequeño con una antenita que era toda una corronguera, lo mejor de lo mejor por esos tiempos, muy parecido a los comunicadores que se usaban en la serie y películas de Star Trek (Viaje a las Estrellas), de donde seguramente sacaron la inspiración para hacerlo.

Sin embargo, el tiempo pasó, y cuando llegamos a un mínimo de tamaño, de repente aparece el dispositivo táctil, y entonces cada vez es más importante que el tamaño sea grande, justo lo contrario hasta ese momento. Ya lo único que importaba era hacerlos cada vez mayores para tener una pantalla más grande, si bien siguen compitiendo por el dispositivo más delgado. Pasábamos así de comparar los móviles con ladrillos, a poder hacerlo ahora con azulejos.

Antena. Antiguamente era, tecnológicamente hablando, casi imposible tener un móvil sin una que sobresaliera del cuerpo del mismo para tener una buena señal.

Hoy día podemos ver la importancia del diseño y la apariencia de nuestro móvil, pero a pesar de los fabricantes y lo que cambian, todos coinciden en algo: la antena no tiene cabida ya. Es parte del cuerpo del dispositivo móvil. De hecho, ¿alguien estaría dispuesto a comprar un modelo con antena externa? Creo que, si algún fabricante lo hace, sería como hacerse el harakiri, aquel suicidio ritual japonés.

Radio. Antes no teníamos el acceso a Internet que tenemos hoy día desde nuestros móviles, ni tanta capacidad en velocidad de acceso. Por eso, tener receptor FM se podía presentar como clave para elegir uno u otro dispositivo, pues nos servía para olvidarnos de tener que usar una radio aparte o un reproductor MP3 con radio. Pero Internet llegó y evolucionó, con lo que la tendencia de los usuarios hacia la red y el streaming permitió que los fabricantes de móviles pensaran en ahorrar en material y espacio suprimiendo el receptor en la mayoría de sus dispositivos, tal como hiciera Samsung en su Galaxy S4.

Esto llevó también a que los desarrolladores se lanzaran a crear una gran cantidad de aplicaciones para escuchar la radio en línea, abriendo así un nuevo mercado de aplicaciones y terminando de enterrar al receptor de radio FM. Pero, ¿no lo echaríamos de menos en situaciones donde no haya acceso a Internet, como pueden ser zonas sin cobertura?

Batería. En los móviles antiguos, las baterías no tenían la importancia de hoy día, pues anteriormente no debían alimentar los procesadores que hay ahora, ni tampoco las pantallas tan grandes y con tanta resolución. Por eso, era frecuente ver cómo la batería podía durar varios días en casi cualquier dispositivo. A pesar de eso, muchos usuarios acababan teniendo una segunda batería, la cual se cambiaba de una forma tan sencilla como era quitar la parte trasera de la carcasa y reemplazar una por otra. De hecho, a veces cuando se nos caía el móvil la batería podía acabar por otro lado, consecuencia del mismo golpe (bastaba con volverla a poner).

Pero entonces la evolución de los móviles hacia las carcasas de arquitectura cerrada, trajo consigo la complejidad a la hora de cambiar las baterías, como en mi caso (incluso en algunos modelos llegando a ser imposible). Y el colmo es que las baterías cada vez duran menos entre carga y carga, debido al consumo de los nuevos componentes electrónicos.

Colgantes. ¿Recuerdan ese pequeño enganche que traían la mayoría de móviles donde podíamos colgar un pequeño y simpático colgante? Esta moda llegó hasta tal punto que incluso conocidas marcas llegaron a comerciar sus propios colgantes. Incluso algunos fabricantes de dispositivos móviles nos daban con el móvil un colgante que servía a su vez para limpiar la pantalla. Sin embargo, los nuevos dispositivos móviles ya no tienen este anclaje sobre el que poner nuestro colgante, por lo que se han perdido totalmente, a pesar de algunos intentos por mantener dicho concepto.

Politono. Cuando empezó la fiebre de los móviles, estaban los politonos, que eran unos sonidos que se usaban como tono (ringtone). Eran muy difíciles de conseguir, salvo los que venían con el propio teléfono. Incluso eran muchas las personas que terminaban comprándolos o suscribiéndose a algún servicios Premium para obtenerlos.

Después, la llegada del smartphone trajo consigo el hecho de poder hacer cosas que hasta entonces no podíamos con el dispositivo. Y una fue poder asignar un tono por defecto del móvil o incluso incluir nuestro propio MP3 como tono.

Pero, ¿qué ocurrió? Ahora es mucho más frecuente ver a la gente con el tono por defecto en el dispositivo que con uno particular. A mi me ha pasado que suena un teléfono y es el de otra persona en el mismo sitio, por este motivo me hice mi propio tono a partir de una de mis canciones preferidas, y así me aseguré que nadie más lo tenga (espero).

El toque. Antiguamente no teníamos disponible el acceso a Internet de hoy día, ni aplicaciones como WhatsApp o similares. Esto hacía que utilizáramos los SMS como opción de comunicación. Los SMS eran caros, y entonces uno se las ingeniaba para escribir muchísimo contenido con pocos caracteres, con perdón de la RAE.

Pero aun así se buscaba la forma de ahorrar aún más dinero, y se utilizaba el toque (hacer una llamada muy corta para que el otro usuario tuviera una llamada perdida nuestra). Así acordarse de alguien era tan sólo darle un toque (o estar muy aburrido). Pero incluso se llegó a establecer un lenguaje de toques: por ejemplo un toque era sí y dos no. Es cierto que esa funcionalidad sigue disponible, así como el SMS o MMS, pero ¿quién la utiliza ya teniendo tantísimas formas de comunicación como tenemos en la actualidad?

La serpiente de Nokia. Sí, es cierto que hoy día tenemos infinidad de juegos disponibles para descargar. También es cierto que tenemos el juego de la serpiente disponible en Google Play. Es cierto que los gráficos de hoy día no tienen nada que ver con los de antaño (mas bien no había).

Pero al igual que en una PC podemos encontrar juegos míticos sin importar la tecnología (por ejemplo los Lemmings), jugar la serpiente original, que podíamos encontrar en nuestro Nokia, eso es algo mítico. Algo que ninguna aplicación podría igualar para los más sentimentales.

Y aquí termino, pues ya casi se me salen las lágrimas.

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