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Carlos Revilla M.
Estuve el día de ayer en la Asamblea Plenaria del Partido Liberación Nacional, donde José María Figueres renuncio a la presidencia del partido y anuncio que inscribirá su candidatura en el momento que el PLN inicie ese proceso. De alguna forma se vio obligado a ello, porque el actual estatuto que rige al partido (algo así como su constitución) prohibe a sus autoridades máximas participar en precandidaturas, y si quieren hacerlo, deben renunciar con un año de antelación a la convención, lo que así hizo José María.
La dimisión era algo esperado, no así que en el mismo acto anunciara de una vez, que se postularía a buscar la candidatura para las elecciones del 2018. Esto sorprendió a tirios y troyanos, pues los entendidos decían que iba esperar para anunciar la precandidatura, para mantener también en ascuas un rato al arismo. Pero en fin, se tiró al ruedo de una vez, bien por él.
En su discurso, que podríamos llamar de renuncia, evocó al Figuerismo más auténtico, bien que mal José María es el hijo del Caudillo, y esto es una veta que puede explotar, y que aún puede darle muchos réditos. Apelando a ese figuerismo, contó una anécdota de don Pepe y la Revolución del 48. Y esto no fue algo fortuito, más bien una alegoría con su presente. Incluso José María dijo que le vino vino a la mente el Miércoles Santo, como una especie de inspiración, cuando estaba de visita en Santa María de Dota, que podría llamarse la cuna del movimiento, por toda la historia que tiene relacionada con la Revolución.
La anécdota es una que ya conocía, y que por primera vez leí en el libro de Guillermo Villegas Hoffmaister “La guerra de Figueres”. Esa versión no es exacta a la de José María, tiene algunas pequeñas variaciones, que se yo… algunas omisiones de lugares o nombres, nada importante en realidad y que no afecta el fondo, que sigue siendo el mismo.
Dentro de ese volver al Figuerismo, también mencionó las Proclamas de Santa María de Dota, especialmente la primera que es una oda para apoyar la defensa la libertad, democracia y a los rebeldes, pero hablar de eso quedará para otra oportunidad.
Vuelvo a la anécdota que más o menos es esta:
En San José había mucha preocupación por la guerra y los alzados en armas, y entonces como era la costumbre trataron de solucionar el problema, haciendo una componenda, es decir, una compromiso para solucionar el problema. Para eso negociaron con Otilio Ulate una salida, que consistió en darle la presidencia de la república, a una persona respetable y que fuera del consentimiento de ambas partes, por dos años, al cabo de los cuales se programarían nuevas elecciones, esperando que el clima de tensión hubiera disminuido; para ello se escogió a un tal Dr. Ovares. La componenda fue rubricada por Ulate y Calderón, los dos candidatos en las recientes anuladas elecciones. El acuerdo fue negociado por Monseñor Sanabria.
Eso si, quedaba un pequeño asunto sin resolver: había que comunicárselo a Figueres y sus hombres, y que además estuvieran de acuerdo. Para esa misión se ofreció el propio Sanabria, quien viajó a Santa María con el papá de Alberto Martén, segundo en jefe de Figueres.
En realidad aquí es donde empieza la anécdota que contó José María, pero me pareció conveniente hacer el preámbulo, para que tuvieran todo el contexto.
Instalado ya el Ejército de Liberación Nacional en Santa María de Dota, después de abandonar La Lucha, que fue arrasada por las fuerzas del gobierno, llegó la comitiva a exponer el acuerdo al que se había llegado en San José. El cuartel general estaba en la escuela República de Bolivia, a un costado del parque (aún está ahí la misma edificación). Don Pepe y Monseñor Sanabria se reunieron en un poyo, donde don Pepe escuchó los acuerdos a los que se había llegado en San José. Sanabria también traía unos salvoconductos, para que don Pepe y sus principales colaboradores tuvieran una salida a salvo hacia Panamá, y así se lo hizo saber. Después de escuchar esto, casi de inmediato don Pepe dio su respuesta: “Monseñor, si no ganamos esta guerra, mí única salida y la de mis hombres es esta…” y señaló hacia el cementerio cercano, dando a entender que lucharían hasta la muerte. En eso momento Sanabria entendió que no había nada que hacer, se despidió de don Pepe y regresó a San José con las manos vacías.
El problema de la componenda, era que había dejado por fuera de la negociación a uno de los principales actores: el propio Figueres, y por eso estaba condenada al fracaso.
Hasta aquí la anécdota.
Volvamos al presente y José María. ¿Qué intención tuvo al contarla? Por un lado establecer un vínculo con ese “figuerismo auténtico” del que les hablaba, y por el otro lado, y esto es muy importante, que a pesar de los cuestionamientos que todavía persisten contra él, morirá con “las botas puestas”, es decir, irá hasta el final con sus pretensiones de ser presidente de nuevo, no importan las consecuencias, incluso si esto representa que la salida sea “morir” en el intento.
El serio problema de esto, es que no es algo solo de Figueres, aquí está también en juego el futuro del propio PLN, y morir en el intento puede significar también “llevarse entre las patas” al partido. Y lo cierto es que esto es un peligro, dado que el partido está muy maltrecho, y puede que un socollón de esta categoría —perder de nuevo y por tandeada— no lo soporte.
Lo de Figueres es una apuesta muy arriesgada, tanto para él como para el PLN. Pero existe también el otro lado de la moneda, cual es que el asunto le resulte.
Vamos a ver, puede ser que este apelar al Figuerismo auténtico le sirva para cohesionar de nuevo al partido y eliminar cualquier posibilidad de disidencia, específicamente lograr neutralizar al arismo, que se quedaría sin argumentos como para pensar en una precandidatura viable de Oscar Arias, que pueda enfrentar a Figueres.
Lo anterior en el frente interno, queda el externo que es todavía más peliagudo para José María, pues el problema es doble, no solo tiene que lidiar con sus propios demonios, además con los del PLN, que no son cualquier cosa por cierto. Todo se pone cuesta arriba, pero el camino de la redención puede venir para ambos. El partido inicio bajo su presidencia ese camino, muestra de ello es el Código de Ética y Disciplina, entre muchas cosas importantes que se hicieron durante el año que estuvo en la presidencia del PLN.
José María también toma ese camino (el de la redención), cuando comunica que antes de inscribir su precandidatura recorrerá el país —acompañado de jóvenes— dando todas las explicaciones que haya que dar, y más importante aún, hablando de su plan “5+5+5” para sacar adelante el país. Brevemente el plan consiste en llevar en 5 años el desempleo al 5%, con un 5% de crecimiento anual, que es casi, según los economistas, una condición de pleno empleo. Una meta ambiciosa, pero realizable.
En el título puse “Habemus candidato“, y no precandidato, porque creo que al final nadie se le enfrentará dentro del PLN y entonces prácticamente es el candidato. El arismo está de capa caída y don Oscar no creo que arriesgue su prestigio ganado, participando en unas “primarias” donde con claridad lleva las de perder.
También se puede aplicar el refrán aquel de “más vale malo conocido que bueno por conocer”, porque la verdad aviados estamos de buenos, que no han servido de nada, como el actual presidente Solís, que ha sido un fiasco total. Y no es que José María sea malo en realidad, pero el refrán calza muy bien para hacer el contraste. Es preferible alguien con la experiencia y que sabe lo que hay que hacer, que algún advenedizo que puede parecer el indicado, pero que al final resultará en un fracaso.
¿Entonces por qué arriesgar? Y aquí es donde puede resultar la apuesta de José María Figueres, para conquistar al electorado necesario fuera del PLN para ganar las elecciones.