Recordando y profundizando al Cristo de la fe: una reflexión de Semana Santa

Ocean Castillo Loría

Recordando y profundizando al Cristo de la fe: una reflexión de Semana Santa

I
Un apunte introductorio

En el cristianismo, cuando hablamos de Cristo (En términos formales), hablamos de: la doctrina de Cristo, su persona y sus naturalezas, aquí, uniremos a esa doctrina (Como se hacía antiguamente), la obra de Cristo que implica la expiación (La muerte de Cristo en la cruz) y la salvación (La provisión de Dios para la condición humana)

Esto que hemos presentado muy resumidamente, es lo que en las comunidades de fe o iglesias católicas y protestantes, se nos ha enseñado sobre Jesús “el Cristo” (Jesucristo) y es lo que entenderemos en este trabajo, como “El Cristo de la fe”.

Nosotros en este trabajo, recordaremos al “Cristo de la fe”. En este proceso, utilizaremos autores católicos y protestantes, haremos el menor número de citas posibles de ellos, esto para facilitar la lectura de este trabajo, en lo que no ahorraremos, es en citas bíblicas, por lo que recomendamos, si se desea profundizar, seguir este texto, con la Biblia a la par, de modo que se puedan leer las citas expuestas.

A modo de síntesis, diremos del Cristo de la fe:

I. En la predicación apostólica o kerigma (Término que explicaremos más adelante), el énfasis es el de Jesús, en el rol de Hijo de Dios.
II. En el Cristo de la fe, se introduce el kerigma (Jesús muere en la cruz por nuestros pecados y Dios lo resucita para nuestra salvación). Las comunidades de fe, católicas y protestantes, predican a Cristo (El Cristo de la fe). En materia de estudios del Nuevo Testamento y de la figura de Cristo (Cristología), se dice: “El predicador (Jesús), se convierte en el predicado (Jesucristo)”
III. Las enseñanzas del Cristo de la fe, se traducen en doctrinas, Iglesia (Iglesias) y sacramentos.

¿Qué es el kerigma?: se refiere a lo que es predicación, a lo que es predicado, vamos, propiamente la predicación apostólica. Es el contenido de la predicación y propiamente el acto de predicar (1 Corintios 1: 21). ¿Cuál es el contenido del kerigma?: para decirlo resumidamente:

A. La era mesiánica predicha por los profetas, se ha cumplido.
B. La vida, muerte y resurrección de Jesús, demuestra el cumplimiento de la era mesiánica.
C. Por su resurrección, Jesús es el Señor exaltado.
D. La presencia del Espíritu Santo en la Iglesia, es signo de la presencia de Dios en su pueblo.
E. Cristo regresará como juez y Salvador del mundo.
F. Si el ser humano se arrepiente, sus pecados (El rompimiento con Dios, con el prójimo, con la naturaleza o ecología) le serán perdonados y el ser humano recibe al Espíritu Santo, como signo de salvación.

Veamos el kerigma en un texto bíblico: Hechos 2: 22 – 24 (Citamos el texto en la traducción de la Biblia, Reina – Valera de 1960): “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella”.

Veamos:

a) La figura del Hijo de Dios: “…Jesús Nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él”
b) El centro del kerigma: “…a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella”.

Terminamos este apunte introductorio, dedicando este amplio trabajo, a un teólogo y amigo que nos ayudó en nuestro caminar por las sendas de la teología en el modelo propio de la teología de la salvación. Nos referimos al Pastor Rubén H. García Toc.

II
Recordando al Cristo de la fe

Teniendo claro, esta especie de marco que hemos explicado en el apunte introductorio, vamos a recordar al Cristo de la fe. Ese es el Cristo, que se nos presenta a los católicos al prepararnos para la “Primera Comunión”, y el que se enseña a los protestantes en la Escuela Dominical.

Repetimos que, en la predicación apostólica o kerigma, el énfasis es el de Jesús, en el rol de Hijo de Dios. En el Evangelio de Juan, capítulo 11, versículo 27, Marta, la hermana de Lázaro, amigo de Jesús, le dice a éste: “…yo creo que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo” (Traducción de la Biblia Nueva Versión Internacional)

Y San Pablo, le escribe a los cristianos en Roma: “… si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Traducción de la Biblia NVI de estudio)

Como puede verse, aquí se miran elementos del kerigma, a saber: Jesús es el Señor (El uso de la mayúscula en esa palabra denota que está hablando de Dios mismo), además, se hace referencia a que Dios Padre, lo levantó de entre los muertos y si se cree en ello, se será salvo (Otro punto del kerigma)

En 1 Timoteo 2: 5, Pablo escribe: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (Traducción de la Biblia de Estudio de Apologética), aquí Jesucristo se presenta como mediador, que es una condición del Señor exaltado, una característica del kerigma.

En el Evangelio según San Juan, capítulo 1, versículos 17 y 18 leemos: “Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha contado” (Traducción de la Biblia de Jerusalén Latinoamericana)

Aquí se muestra cómo en la palabra Unigénito (Así, con mayúscula), se presenta la filiación divina de Jesús, y él, que es Dios, nos ha revelado al Padre. De nuevo, el kerigma: Jesús es el Hijo de Dios. Y ese Hijo de Dios, es eso, Dios y hombre verdadero (solo como ejemplo, en el texto de Pablo a Timoteo, el autor resalta la humanidad de Jesús, sin excluir su rol de Señor exaltado)

Asimismo, hemos dicho que en el kerigma, si el ser humano se arrepiente, sus pecados (El rompimiento con Dios, con el prójimo, con la naturaleza o ecología) le serán perdonados y el ser humano recibe al Espíritu Santo, como signo de salvación.

Por oposición, en Juan, capítulo 8, versículo 24, se deduce el kerigma: “…si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados morirán” (Biblia de estudio: Punto de partida. Nueva Versión Internacional)

En ese marco, el mismo nombre de Jesús, señala una misión: “…Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1: 21. Versión la Biblia de nuestro pueblo con Lectio Divina). Por eso el Bautista dijo de Jesús: “…el Cordero de Dios quien quita el pecado de la gente del mundo… Por medio de él, Dios los perdonará a ustedes todos sus pecados” (Juan 1: 21. Versión de la Biblia de Estudio GPS)

También en esa lógica, el título de Cristo en Jesús. Cristo es “Ungido”, en hebreo, Mesías. Bíblicamente, el Ungido es el que ha recibido una consagración especial por medio de la unción. En el Antiguo Testamento, se ungía a tres tipos de personas, el rey, el sacerdote y el profeta. Al ser ungidos entraban en el campo de lo sagrado. Como puede verse, en esa línea, Jesús, el Cristo, asume los 3 roles, sacerdote, profeta y rey, por ello se le llama el “Ungido del Señor”, “el Cristo del Señor”, escribe San Lucas (Lucas 2: 26)

En la fe cristiana, se mira como el profeta Isaías refiere a Jesucristo, el que habría de venir y que, tendría los siguientes dones, fruto de su unción: “El Señor estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor del Señor” (Isaías 11: 2. Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)

Asimismo, desde esa fe, la vida de Jesús estaba ya definida desde antes, y para mostrar evidencia de ello, el cristianismo muestra las profecías del Antiguo Testamento, por ejemplo:

i. Miqueas dice que nacería en Belén.
ii. Isaías dice que nacería de una virgen.
iii. En el libro de Los Salmos, se dice que le quitarían sus vestidos y le darían de beber hiel y vinagre.
iv. Jeremías, dijo que lo venderían por 30 monedas.
v. Isaías, refiere a importantes descripciones de su muerte.
vi. El mismo rey David, refiere a su resurrección.

Ese Cristo de la fe, es el que se extrae de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Conforme al Evangelio de San Mateo, un ángel se le aparece a José y le dice: “…no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo” (Mateo 1: 20. Versión de la Biblia Latinoamericana)
En el Evangelio de Lucas, el ángel le dice a María: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1: 35. Biblia Latinoamericana formadores)

Como puede verse del último texto, la concepción de Jesucristo, desde la perspectiva de la fe, supera los límites de la mente humana, es decir, es un misterio, lo cierto es que resulta Hijo del Altísimo (Lucas 1: 32). San Pablo le escribe a los cristianos de Roma: “Dios enviando a su Hijo, asemejado a nuestra condición pecadora para entendérselas con el pecado en su carne ha condenado el pecado…” (Romanos 8: 3)

Del mismo modo, la sobrenaturalidad del nacimiento de Jesús, se plantea en la manera en el que San Mateo la presenta, mirando el capítulo 7, versículo 14 de Isaías, respecto al nacimiento virginal del hijo de María.

Desde la óptica de la fe, en Jesucristo, Dios resume la salvación, se trata de la liberación del pecado. Ya lo dijo San Pedro: “en ningún otro se encuentra la salvación; ya que no se ha dado a los hombres sobre la tierra otro Nombre por el cual podemos ser salvos” (Hechos 4: 12. Versión de La Biblia de nuestro pueblo)

Y se insiste en el ungimiento de Jesús: “…Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret” (Hechos 10: 38. Reina – Valera 1960). Eso sí, el Cristo de la fe, no usó mucho el título de Mesías o Ungido, pues en el judaísmo del siglo I, ese título tenía una carga política, que a Jesucristo, no le interesaba subrayar. Pese a ello, cuando Pedro lo reconoce como Mesías… “Jesús le dijo: – Dichoso tú, Simón hijo de Juan…” (Mateo 16: 17. Biblia de América). Pero de seguido, Jesús explica el fondo de su misión mesiánica, es lo que se conoce como el primer anuncio de la pasión (Mateo 16: 21 – 28)

Del mismo modo, cuando desde la fe se habla de Jesucristo como Mesías Salvador, se insiste que es el Hijo de Dios. Con esa predicación inicia San Pablo: “Y en seguida se puso a predicar en las sinagogas proclamando que Jesús es el Hijo de Dios” (Hechos 9: 20. Versión de la Biblia para el Pueblo de Dios)

El mismo Cristo de la fe, reconoce su deidad: “Entonces todos le preguntaron: – ¿Así que tú eres el Hijo de Dios? Jesús les dijo: – Ustedes mismos lo han dicho” (Lucas 22: 70. Traducción en lenguaje actual)

Jesucristo, veía a Dios como su padre, solo como ejemplo, en la aparición de Jesús resucitado a María Magdalena, él le dice a ella: “…todavía no he ido a reunirme con mi Padre…” (Juan 20: 17. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)

Asimismo, hubo dos grandes momentos en los que Dios, llama a Jesucristo, “Hijo Amado”, uno, en el Bautismo y el otro, en lo que se conoce como la “Transfiguración” (Mateo 3: 17 y 17: 5). De igual manera, en el texto que podría llamarse el “corazón de la Biblia”, se dice que Dios ha dado a su Hijo “único” (Juan 3: 16)

En la recta final del Evangelio de San Marcos, en el marco de la crucifixión, el centurión romano dice: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” (Marcos 15: 39. Traducción de la Biblia Nueva Versión Internacional). San Pablo escribe: “…fue designado con poder Hijo de Dios por la resurrección” (Romanos 1: 4. Traducción de la Biblia NVI de estudio)

Así pues, desde la fe, Jesús es Hijo de Dios, pero también es Señor, ese título es uno de los que tenía Dios desde el Antiguo Testamento y que también se expresa en el Nuevo Testamento en relación a Dios Padre, pero también ligado al Hijo. Establece San Pablo de Cristo que es: “… el Señor de la gloria” (1 Corintios 2:8)

Una expresión llena de plenitud sobre Jesucristo, la hizo Tomás y la registra el Evangelio de San Juan: “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20: 28); en ese mismo Evangelio, el autor de éste, escribe que cuando vio al resucitado, en la orilla del mar de Galilea, le dijo a Pedro: “Es el Señor” (Juan 21: 7)

En ese sentido, desde los primeros siglos del cristianismo, el saludo en la oración es: “El Señor esté con vosotros” (Valga decir que en la Eucaristía Católica, este saludo permanece hasta hoy). Y al final se dice “Por Jesucristo Nuestro Señor”. De igual manera, en la liturgia católica, se valora la última oración de la Biblia: “Ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22: 20)

En otro orden de cosas, ya hemos dicho que, el Cristo de la fe, es el que se extrae de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

A la luz de ese material (En este caso Mateo y Lucas), se pueden resumir los hechos de la infancia de Jesús del siguiente modo:

a. La circuncisión, cuando a los 8 años, se le pone el nombre de Jesús.
b. La adoración de los magos.
c. La presentación en el templo, cuando tenía 40 días.
d. La huída a Egipto.
e. La pérdida y hallazgo del Niño Dios en el templo, cuando tenía doce años.

Desde esta perspectiva, la vida de Jesús de los 12 a los 30 años, queda resumida en Lucas 2: 52: “Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres” (Versión de la Biblia de América). El Beato Papa Pablo VI, diría que lo que se conoce como “la vida oculta de Jesús”, es una lección de silencio.

El inicio de la vida pública de Jesús, se da con el bautismo hecho por Juan, es interesante como en el cuarto Evangelio, se narra este evento (Juan 1: 29 – 34); luego se dará lo que se conoce como el episodio de las tentaciones (Mateo 4: 1 – 11)

Desde la perspectiva del Cristo de la fe, Jesús se encarna por nosotros, para salvarnos por nuestros pecados. Le escribe San Pablo a los Corintios: “Lo primero que les enseñé fue lo mismo que yo aprendí: que Cristo murió en lugar de nosotros, que éramos pecadores. Tal como lo enseña la Biblia” (1 Corintios 15: 3. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual)

Por esa razón, es nuestro abogado cerca de Dios Padre: “…pero si alguno peca, Jesucristo es justo, y nos defiende ante Dios el Padre” (1 Juan 2: 1. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)

En ese contexto, toda la vida de Jesús es un ejemplo para los cristianos. Escribe San Pablo a los cristianos de Roma que Dios les dé “…un mismo sentir en Cristo Jesús” (Romanos 15: 5. Traducción de la Biblia de Estudio de Apologética) Y ese ejemplo, debe ser imitado: “Porque les he dado ejemplo, para que también hagan ustedes como yo he hecho con ustedes” (Juan 13: 5. Traducción de la Biblia de Jerusalén Latinoamericana)

Por otro lado, en los llamados relatos de la infancia de Jesús, desde la perspectiva de la fe, eventos como la presentación del niño en el templo (Lucas 2: 22), implican el presentarlo como el primogénito consagrado al Señor. Del mismo modo, el pasaje de la huída a Egipto (Mateo 2: 13), muestra la oposición entre el reino de la luz y el reino de las tinieblas, siendo el principio de la persecución, que padecerá Jesús toda su vida.

Dicho esto, también debe exponerse que, las únicas palabras de Jesús, en los relatos de la infancia, se encuentran en el Evangelio de Lucas, capítulo 2, versículo 49: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” (Traducción de la Biblia de estudio: Punto de partida. Nueva Versión Internacional). Según el Evangelio, sus padres meditan las palabras del Hijo.

Asimismo, debe reiterarse que en el pasaje del bautismo (Mateo 3: 13 – 17), Dios Padre, dice que Jesús es: “…mi Hijo querido, mi predilecto.” (Versículo 17. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos). Luego de la manifestación de Dios en Jesús (Epifanía), en el pasaje de la adoración de los magos de Oriente, en el texto del que estamos hablando, se da esta segunda epifanía (La voz de Dios – Padre, el Espíritu Santo, que desciende en forma de paloma). Conforme al Evangelio de San Juan; Juan el Bautista, lo declara: “El cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Un punto interesante, se muestra en el versículo 16, del capítulo 3 de San Mateo: el Bautista “…vio que el cielo se abría…”. Muchos teólogos, dicen que esto se dio, pues el pecado de Adán, había “cerrado el cielo”.

Luego del bautismo, se presenta el episodio de las tentaciones de Jesús (Lucas 4: 1 – 13). Las tentaciones que el diablo le presenta a Jesús, son semejantes a las que presentase a Adán y Eva y al pueblo de Israel, ellos fueron vencidos, pero Jesús derrota al diablo, esa derrota será plena, al momento de la Pasión y Muerte de Jesús.

Ya lo dice el autor del texto a los Hebreos: “Pues no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, ya que ha sido probado en todo como nosotros, excepto en el pecado” (Traducción de la Biblia de Jerusalén)

Ahora bien, desde la perspectiva de la fe, pueden mirarse dos relaciones claves en la vida de Jesucristo: la relación con los pobres y la relación con los pecadores. A los primeros, Jesús les dijo, que había sido enviado a anunciarles la Buena Noticia (En griego, Evangelio) (Lucas 4: 18).además, declaró dichosos (Bienaventurados) a los pobres: “…porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5: 3. Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)

Conforme a los Evangelios, desde el pesebre a la cruz, Jesucristo, comparte la vida de los pobres. La identificación llega a tal grado, que él dice, que el bien que se le haga a los pobres, a él mismo se le hace: “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.” (Mateo 25: 40. Versión de la Biblia Latinoamericana)

En cuanto a los pecadores, dijo: “…No he venido a llamar a justos, sino, a pecadores” (Marcos 2: 17. Biblia Latinoamericana formadores), los invita a convertirse (Digamos de modo simple cambiar de vida), como requisito para poder entrar en el Reino de los cielos, pero con sus palabras, sus enseñanzas y sus gestos, les muestra la inmensa misericordia del Padre Dios hacia ellos (Véase como ejemplo, la parábola conocida como la del hijo pródigo en Lucas 15:11 – 32), esa es la misericordia que produce inmensa alegría por un pecador que se convierte (versículo 7, del capítulo 15 de Lucas)

En la práctica de Jesús se distinguen dos acciones: el enseñar por parábolas y el hacer milagros. Sobre la primera práctica, es claro que es usada para invitar (Por ejemplo, al banquete del reino celestial en Mateo 22), para mostrar las condiciones para entrar en el reino de los cielos (Mateo 13); habla de las buenas obras y la buena conducta (Mateo 21); por ellas ejemplifica a quienes reciben el mensaje y quienes lo rechazan (Mateo 13: 18 – 23); refiere al criterio de juicio sobre el buen o mal uso de los talentos recibidos (Mateo 25: 14 – 30)

Respecto a los milagros, se dice que ellos son la evidencia de que Jesús fue enviado por Dios Padre (Lucas 7: 22 – 23); y eran señal de que Dios Padre estaba a su favor: “…las obras que mi Padre me encargó hacer y que yo hago atestiguan de mí que el Padre me ha enviado” (Juan 5: 36. Biblia del Peregrino)

Ellos invitan a creer en Jesús: “…crean en las obras aunque no me crean a mí, así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre” (Juan 5: 38. Versión de La Biblia de nuestro pueblo)

En el caso de los milagros, ellos presentan división: aumentan la fe de los seguidores de Cristo, pero sus adversarios se los atribuyen a Satanás: “Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Belcebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios” (Marcos 3: 22. Traducción de la Biblia, Reina – Valera de 1960)

Desde la fe, el milagro más grande, de Jesús, es liberar al ser humano de la esclavitud más grande, que es el pecado: “- Yo les aseguro que todo el que comete pecado es esclavo del pecado” (Juan 8: 34. Biblia de América)

En el Evangelio, Jesús dice que si trae el Reino de Dios, es para derrotar el reino de Satanás: “Si Satanás echa a Satanás, está dividido contra sí mismo; ¿Cómo podrá entonces subsistir su reino?” (Mateo 12: 26. Versión de la Biblia para el Pueblo de Dios)

Ahora bien, en el caso del Catolicismo Romano, Cristo elige apóstoles, y entre ellos, conforme a su teología, Pedro ocupa el primer puesto, esto por cuanto es él, quien reconoce que Jesucristo es el Hijo de Dios. Jesús le dice: “A ti, Pedro, te daré autoridad en el Reino de Dios. Todas las cosas que tú prohíbas aquí en la tierra, desde el cielo Dios las prohibirá. Y las cosas que tú permitas, también Dios las permitirá” (Mateo 16: 19. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual)

En la teología católica, esto se llama el “poder de las llaves”, en él, lo que Pedro prohíba o Pedro permita, está relacionado con el perdón de los pecados, el anuncio de sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinarias en la Iglesia. En esa teología el “poder de las llaves”, lo tiene el Papa.

Expuesto lo anterior, hablaremos de la Pasión de Cristo, desde el Cristo de la fe: los hechos principales de la Pasión pueden ordenarse así:

i. Su agonía o sudor de sangre en el Huerto de los Olivos o Getsemaní.
ii. Su flagelación y coronación de espinas.
iii. La subida al monte Calvario con la cruz a cuestas.
iv. La crucifixión.
v. Su agonía y muerte en la cruz.

En el cristianismo, la Pasión vuelve a remitir a las profecías, propiamente a Isaías, conforme a este libro: “Todos lo despreciaban y rechazaban. Fue un hombre que sufrió el dolor y experimentó mucho sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo; lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta. A pesar de todo esto, él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido y humillado.” (Isaías 53: 3- 4. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)

Mirando con más cercanía, no todos los jefes judíos, estuvieron de acuerdo con la muerte de Jesús: Nicodemo y José de Arimatea, eran sus discípulos en secreto. Nos dice el Evangelio según San Juan, que esto era así: “…por miedo a los judíos” (Juan 19: 38. Traducción de la Biblia Nueva Versión Internacional)

En la esfera de la base popular, Jesús contaba con mucho apoyo: “”Sin embargo, muchos de ellos, incluso de entre los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga” (Juan 12: 42. Traducción de la Biblia NVI de estudio)

Esto se confirmará luego de la ascensión de Cristo: “Y crecía la Palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6: 7. (Traducción de la Biblia de Estudio de Apologética); lo mismo sucedía con la secta de los fariseos: “algunos…habían abrazado la fe…” (Hechos 15: 5. Traducción de la Biblia de Jerusalén Latinoamericana); el mismo Santiago dirá: “…miles de judíos han creído…” (Hechos 21: 22. Traducción de la Biblia de estudio: Punto de partida. Nueva Versión Internacional)

En cuanto a la muerte de Jesús, en la fe, se mira en las palabras de Caifás, sumo sacerdote una profecía: “… ¿No ven que es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que muera toda la nación?” (Juan 11: 50. Versión la Biblia de nuestro pueblo con Lectio Divina)

Sigamos en el Cristo de la fe, desde esa fe, se dice que una de las razones del porqué matan a Jesús de Nazaret, es la ignorancia: “…si ellos lo hubieran entendido, no hubieran colgado de la cruz a nuestro Señor, quien es el dueño de la vida” (1 Corintios 2: 8. Versión de la Biblia de Estudio GPS)

Con esta evidencia, la Iglesia Católica sostiene que, de la muerte de Jesucristo, no se puede culpar a todo el pueblo judío ni en aquel ayer ni en el presente, por la muerte de Jesús. Desde la perspectiva de la fe, los culpables de esa muerte, son (Somos), los pecadores (Los que hemos roto nuestra relación con Dios, con el prójimo, con la ecología)

De acuerdo al autor del texto a los Hebreos los que caen (Pecan): “…se renueven otra vez crucificando de nuevo al Hijo de Dios para su conversión…” (Hebreos 6: 6. Traducción de la Biblia de Jerusalén). En la teología católica, se dice que San Francisco de Asís expresó: “Si sigues pecando, sigues crucificando a Jesucristo”.

En el Cristo de la fe, la muerte del redentor, no es consecuencia de una serie de circunstancias, sino: “…conforme a los planes y propósitos de Dios…” (Hechos 2: 23. Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)

Ahora bien, esos “planes y propósitos de Dios”, no significan que los pecadores no sean culpables o que los actores en esos episodios de la Pasión y Muerte, no tuviesen libre albedrío para actuar diferente.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles leemos: “Es verdad que en esta ciudad hubo una conspiración de Herodes con Poncio Pilato, los paganos y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste. Consiguieron lo que tú habías decidido y llevabas a efecto” (Hechos 4: 27 – 28. Versión de la Biblia Latinoamericana)

Aquí se pueden ver elementos de la historia: “Es verdad que en esta ciudad hubo una conspiración de Herodes con Poncio Pilato, los paganos y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús…”.

Pero también hay elementos de la fe: “…Consiguieron lo que tú habías decidido y llevabas a efecto”. Es decir, lo que se está expresando es que esa conspiración había sido decidida por Dios y la llevaba a su concreción.

Desde la óptica de la fe, Dios permitió esos eventos para poder llevar a cabo, su plan de salvación: dice San Pedro: “Yo sé, hermanos, que ustedes obraron por ignorancia, al igual que sus jefes, y Dios cumplió de esta manera lo que había dicho de antemano por boca de todos los profetas: que su Mesías tendría que padecer” (Hechos 4: 17 – 18. Biblia Latinoamericana formadores)

De nuevo, en este texto, puede verse parte del contenido del kerigma:

A. La era mesiánica predicha por los profetas, se ha cumplido: “…Dios cumplió de esta manera lo que había dicho de antemano por boca de todos los profetas…”
B. La vida, muerte y resurrección de Jesús, demuestra el cumplimiento de la era mesiánica: “…su Mesías tendría que padecer”.

Desde la fe, debe decirse que Cristo murió por nuestros pecados. Dice San Pablo: “…Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras” (1 Corintios 15: 3. Biblia del Peregrino)

Inclusive el mismo Cristo resucitado, al hablar a los discípulos, camino a Emaús, les pregunta: “¿No tenía que padecer eso (La muerte por crucifixión) el Mesías para entrar en su gloria?” (Lucas 24: 26. Versión de la Biblia de nuestro Pueblo)

San Pablo le escribe a los cristianos de Corinto: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5: 21. Traducción de la Biblia, Reina – Valera de 1960); y a los creyentes romanos les expone: “El que no perdonó a su propio Hijo, antes bien lo entregó a la muerte por todos nosotros…” (Romanos 8: 32. Biblia de América)
San Juan dirá a sus lectores: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Dios nos ha amado a nosotros y ha enviado a su Hijo como víctima expiatoria por nuestros pecados” (1 Juan 4: 10. Versión de la Biblia para el Pueblo de Dios)

Regresamos a la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos: “Pero aunque nosotros todavía éramos pecadores, Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros (Romanos 5: 8. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual)

En razón de lo antes dicho, es que al Cristo de la fe, se le da el título de: “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Desde esa óptica la vida del nazareno, queda resumida en el siguiente pasaje del Evangelio: “Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida” (Marcos 10: 45. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)

Por esto nos dice el Evangelio según San Juan: “…Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Juan 13: 1. Traducción de la Biblia Nueva Versión Internacional); en ese amor, la fe cristiana reconoce que Jesús actuó con plena libertad entregándose a la muerte: “Nadie me la arrebata (La vida), sino que yo la entrego por mi propia voluntad” (Juan 10: 18. Traducción de la Biblia NVI de estudio)

Finalmente, sobre este punto, dice Pablo a los romanos: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5: 19. Traducción de la Biblia de Estudio de Apologética)

Por otra parte, conforme al Credo Católico, Jesucristo: “Descendió a los infiernos y en el tercer día resucitó entre los muertos”. Leamos lo que le escribió San Pablo, a los cristianos de Corinto: “Porque les transmití en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día según las Escrituras” (1 Corintios 15: 3 – 4. Traducción de la Biblia de Jerusalén Latinoamericana)

Aquí es claro, que Jesucristo fue sepultado (Como es lógico, luego de una crucifixión), el paso siguiente, es decir que “Jesucristo descendió a los infiernos”, pero esos “infiernos”, no son un lugar físico (Ya San Juan Pablo II, había dicho algo de esto), sino, una especie de espacio donde estaban las almas de los santos, que habían muerto antes que Jesucristo, pero que no podían entrar al cielo hasta que Jesucristo muriese en la cruz. Dice Pedro: “Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados” (1 Pedro 3: 19. Biblia de estudio: Punto de partida. Nueva Versión Internacional)

Como puede verse el razonamiento no es sencillo, de hecho, también existe la posibilidad de que en vez de “infiernos”, pudiese decirse que Jesucristo, estuvo en el “Seno de Abraham”, es decir, el sitio donde se reúnen los que se salvan, la ilustración queda clara en la parábola del “rico y Lázaro”, cuando se dice que Lázaro murió y “…los ángeles lo llevaron junto a Abrahán…” (Lucas 16: 22. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)

Lo cierto es que independientemente del uso de los términos, textos como el de 1 Pedro 3: 19, tiene diversas interpretaciones en la teología (Teologías), cristianas…

Ahora bien, cuando se dice que Jesucristo resucitó, lo que se dice es que su alma se une con su cuerpo (Un cuerpo transformado), para nunca más morir. Dice San Pablo a los cristianos en Roma: “Sabemos que Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la muerte a no tiene poder sobre él” (Romanos 6: 9. Versión de la Biblia de Estudio GPS)

Conforme a san Pablo y a los Evangelios, Jesucristo, después de resucitar se apareció por 40 días, a Pedro, a la Magdalena, a dos discípulos camino a Emaús, a 11 discípulos reunidos, a más de 500 personas. Volvamos a San Pablo, esta vez, escribiendo a los Corintios: “después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde a todos los apóstoles, y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto” (1 Corintios 15: 6 – 9. Traducción de la Biblia de Jerusalén)

Entonces, la principal enseñanza de la resurrección es, primero, que Jesucristo es Dios y en segundo término, que si creemos en él, nosotros también resucitaremos: leemos en 1 Tesalonicenses 4: 14: “Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron creyendo en él” (Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)

Así, la resurrección, es parte de la Buena Noticia. Dice San Pablo: “Nosotros mismos les traemos ahora la promesa que Dios hizo a nuestros padres, y que cumplió para nosotros, sus hijos, al resucitar a Jesús como está escrito en el salmo: ‘Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy’” (Hechos 13: 32 – 33. Versión de la Biblia Latinoamericana)

Aún más, la resurrección, de Jesús es la verdad culminante, lo más elevado de nuestra fe…

Ahora bien, parte del debate en la teología cristiana, es si la resurrección debe ser considerada un evento histórico o solo propio de la fe, la teología tradicional, se inclina por lo primero. En el año 56 Después de Cristo, escribió San Pablo: “En primer lugar les he trasmitido esto tal como yo mismo lo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras” (1 Corintios 15: 3. Biblia Latinoamericana formadores)

Y si aceptamos que la resurrección es un evento histórico, debe aceptarse el sepulcro vacío, como signo especial, es así como San Juan: “…vio y creyó…” (Juan 20: 8. Biblia del Peregrino), otro elemento es el de las apariciones: según el Evangelio de San Mateo, Jesús resucitado se le apareció a la Magdalena y a las mujeres: “Jesús les salió al encuentro y les dijo: – ¡Alégrense! Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y se postraron ante él” (Mateo 28: 9. Versión de la Biblia de nuestro Pueblo)

Después Jesús se le apareció a Pedro y luego al grupo de los Apóstoles: “…se apareció a Pedro y luego a los Doce” (1 Corintios 15: 5. Biblia de América) además Pablo, dice que Jesús se le apareció a más de quinientas personas (1 Corintios 15: 5)

El factor de la corporalidad del resucitado, es clara en los Evangelios: por ejemplo, Jesús comparte la comida con los Apóstoles, después de la resurrección: “Se puso a la mesa con ellos, tomó el pan lo bendijo, lo partió y se lo dio” (Lucas 24: 30. la Biblia para el Pueblo de Dios)

En otra aparición, les presenta las señales de los clavos y la lanzada: “Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20: 20. Traducción de la Biblia, Reina – Valera de 1960). Jesús llega a decirles: “¡Miren mis manos y mis pies! ¡Soy yo! ¡Tóquenme! ¡Mírenme! ¡Soy yo! Los fantasmas no tienen carne ni huesos; en cambio yo sí” (Lucas 24: 39. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual)

Pero este cuerpo, es transformado, ya lo hemos dicho, lo que implica que tiene cualidades especiales:

a) Puede hacerse presente según su voluntad donde quiere y cuando quiere: “En eso, Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron a él, le abrazaron los pies y lo adoraron” (Mateo 28: 9. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)
b) Jesús resucitado es soberano y libre, de aparecer como quiere: bajo la apariencia de un jardinero: “Ella (Magdalena), pensando que se trataba del que cuidaba el huerto…” (Juan 20: 14. Traducción de la Biblia Nueva Versión Internacional); o de cualquier otra figura: “Después se apareció Jesús en otra forma…” (Marcos 16: 12. Traducción de la Biblia NVI de estudio); en suma que su corporalidad podía no ser familiar para sus seguidores: “Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús” (Juan 21: 4. Traducción de la Biblia de Estudio de Apologética)

Ahora bien, entre los milagros o signos de Jesús, se encuentra la resurrección de varios muertos, pero entre esos resucitados y Jesús hay una diferencia sustancial: aquellos volvieron a morir, Jesucristo no morirá nunca más, pues participa en la vida en estado de gloria, de ahí lo que le dice San Pablo a los Corintios: “Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y el otro el de los cuerpos terrestres” (1 Corintios 15: 40. Traducción de la Biblia de Jerusalén Latinoamericana)

Desde esta perspectiva, al resucitar, Jesucristo muestra su autoridad divina y desde esa autoridad, su resurrección es fuente y principio de la resurrección futura de las y los creyentes.

Abordemos el tema de la ascensión de Jesús al cielo. En el Evangelio de San Marcos, leemos: “…el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios” (Marcos 16: 19. Biblia de estudio: Punto de partida. Nueva Versión Internacional)

¿Qué significa sentarse a la derecha?: para los autores bíblicos (Influidos por su cultura), sentarse a la derecha significa ser más importante que digamos el principal: entonces, si Jesús se sienta a la derecha de Dios – Padre, es porque es más importante que Dios – Padre. Esto nos ubica en un presunto problema teológico: ¿Es Jesús (Dios – Hijo), más importante que Dios – Padre?: no, Dios – Padre y Dios – Hijo, son iguales, pero en tanto Jesús, es Dios – Hombre, resulta ser el ser humano más importante después de Dios.

Conforme a lo que nos presentan los Evangelios y es parte de la doctrina cristiana, Jesús ascendió al cielo. Dice San Pablo a los cristianos de Éfeso: “Subiendo a lo alto… repartió dones a los hombres” (Efesios 4: 8. Versión la Biblia de nuestro pueblo con Lectio Divina)

Volviendo al tema de Jesús junto a su Padre, dice San Juan en el Apocalipsis: “Los que triunfen sobre las dificultades y mantengan su confianza en mí reinarán conmigo, así como yo he triunfado y ahora reino con mi Padre” (Apocalipsis 3: 21. Versión de la Biblia de Estudio GPS). En este texto es claro, que Jesús reina con su Padre. Y conforme al Evangelio según San Mateo, Jesús le dice a los Apóstoles: “…Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mateo 28: 18. Traducción de la Biblia de Jerusalén). Con esto se cumple lo que expresa el profeta Daniel: “Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin” (Daniel 7: 14. Versión de la Biblia de nuestro Pueblo)

Ya en su ascensión, el paso siguiente, fue el envío del Espíritu Santo, además que Jesús se constituye en abogado, en pro de la defensa de los pecadores. El primer punto (El envío del Espíritu Santo), queda claro en el Evangelio según San Juan: “pero el Defensor, el Espíritu Santo que el Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho” (Juan 14: 26. Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)

El mismo San Juan, nos explicará el segundo punto (Jesús se constituye en abogado, en pro de la defensa de los pecadores): “Hijitos míos, les he escrito esto para que no pequen: pero si uno peca, tenemos un defensor ante el Padre, Jesucristo el Justo” (1 Juan 2: 1. Versión de la Biblia Latinoamericana)

Ahora bien, desde la perspectiva de su ascensión hay un texto que adquiere una doble significación, dice Jesús: “y yo, cuando haya sido levantado de la tierra, atraeré todo a mí” (Juan 12: 32. Biblia Latinoamericana formadores); otras versiones traducen: “…atraeré a todos hacia mí” (Por ejemplo, Biblia del Peregrino). La doble significación es esta: Jesús atrajo a todos hacía él, en la crucifixión y luego en su ascensión.

Ahora, conforme a la fe cristiana, desde el cielo, Jesús volverá a la tierra, a juzgar a vivos y muertos. Veamos sus palabras conforme al Evangelio según San Mateo: “Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas de un lado y los cabritos de otro. Entonces el rey dirá a los de un lado: ‘vengan benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño y me hospedaron; estaba desnudo y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme’. Entonces le responderán los justos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?’. Y el rey les responderá: ‘Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron’. Después dirá a los del otro lado: ‘Apártense de mí, malditos, vayan al fuego que no se apaga, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; fui un extraño, y no me hospedaron; estaba desnudo y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron’. Entonces responderán también éstos diciendo: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, cuándo fuiste un extraño o estuviste desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te socorrimos?’. Y él les responderá: ‘Les aseguro que cuando dejaron de hacerlo con uno de estos pequeños, dejaron de hacerlo conmigo’. E irán éstos al castigo eterno. Y los justos a la vida eterna.” (Mateo 25: 31 – 46. Biblia de América)

Este juicio recién descrito, será al fin del mundo. Dice San Pablo: “…todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Dios. Porque dice la Escritura: por mi vida, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua alabará a Dios” (Romanos 14: 10 – 12. la Biblia para el Pueblo de Dios)

Sobre cuándo será el juicio, nadie lo sabe, dijo Jesús: “Pero de aquel día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Mateo 13: 32. Traducción de la Biblia, Reina – Valera de 1960)

Pese a ese desconocimiento, el objetivo del juicio, es manifestar su justicia infinita, de cara a glorificar a los buenos y confundir a los malos. Dice el libro de la Sabiduría: “Los malvados verán su error, y se dirán unos a otros: ‘¡Qué tontos fuimos al burlarnos de la gente fiel a Dios! Su vida nos parecía una locura y su muerte una desgracia. Pero Dios los ha puesto entre sus hijos, y les ha dado un lugar entre su pueblo.

‘¡Nunca actuamos con justicia! ¡Nos alejamos de la verdad! ¡Vivíamos como si el sol no nos alumbrara! Nunca quisimos buscar a Dios. Siempre practicamos el mal. Nuestra vida está llena de maldad. Nuestro orgullo y riquezas ya no sirven para nada. Todo eso desapareció con la rapidez de un mensajero que lleva una noticia urgente.

…Los buenos viven para siempre; el Dios altísimo los cuida y tiene un premio para ellos’” (Sabiduría 5: 3 – 9. 15. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos)

El término del juicio final, lo describe así Jesús: “…va a llegar el momento en que los muertos oirán mi voz y saldrán de sus tumbas. Entonces lo que hicieron lo bueno volverán a vivir, y estarán con Dios para siempre; pero los que hicieron lo malo volverán a vivir para ser castigados” (Juan 5: 28 – 29. Versión de la Biblia traducción en lenguaje actual)

En la teología cristiana tradicional, una descripción del cielo, se encuentra en Apocalipsis 21, nosotros en este trabajo, resaltaremos algunos versículos de ese pasaje:

a. Versículo 1: “Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar” (Traducción de la Biblia Nueva Versión Internacional): aquí el cielo nuevo y la tierra nueva, se están centrando en una nueva creación. Se remiten ecos de lo que escribiera San Pablo: “El ojo no ha visto, el oído no ha oído lo que Dios ha preparado para los que lo aman” (1 Corintios 2: 9. Versión de la Biblia Latinoamericana)
b. Versículo 2: “Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su comprometido” (Traducción de la Biblia NVI de estudio): la ciudad santa, tal y como está descrita, combina elementos del Jardín del Edén y de la Jerusalén del Templo. Esta ciudad, es un regalo de Dios. Cuando se dice, que está: “preparada como una novia hermosamente vestida para su comprometido”, se observa que la ciudad, representa a la Iglesia, la prometida del Cordero de Dios (Jesucristo). Es en Jerusalén, donde el Espíritu Santo, fundará la Iglesia.
c. Versículo 3: “Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: ‘Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como Dios´” (Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy); he aquí el cumplimiento de la aspiración de Dios, su presencia, en medio de su pueblo.

d. Versículos 4 – 5: “Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía, ha dejado de existir” (Versión de la Biblia de Estudio GPS). Esta realidad es posible por el sufrimiento de Jesucristo en la cruz (Isaías 53:11); en Hebreos 12: 2, es claro que Jesús pudo soportar el dolor y el sufrimiento de la cruz, pues le esperaba gozo, ese gozo, es el que describen estos versículos.
e. Versículo 6: “…al que tenga sed yo le daré del manantial del agua de la vida gratis” (Traducción de la Biblia de Jerusalén); el agua de la vida, es símbolo de los tiempos mesiánicos, es también el símbolo del Espíritu Santo. Es ese Espíritu, el que se abre para que sus hijos se adentren en él.
f. Versículo 7: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Traducción de la Biblia de Estudio de Apologética); nótese como se conserva la esencia misma del pacto, que inició con Israel mismo y que luego será nueva alianza, con Jesucristo. Además, Jesús resucitado, ha concedido también el título de “hijos de Dios”, a quienes creen en él. También debe observarse que, esta ilustración del cielo, no lo muestra como un espacio de almas “solas” o ángeles, es una ciudad de seres humanos, hijos de Dios.
g. Versículo 11: “Resplandecía con la gloria de Dios, y su brillo era como el de una piedra preciosa, semejante a una piedra de jaspe transparente (Biblia de estudio: Punto de partida. Nueva Versión Internacional); en la ciudad, resplandece la gloria de Dios.
h. Versículos del 12 al 14: “Tenía una muralla grande y alta con doce puertas; y sobre las puertas, doce ángeles y nombres grabados, que son las de las doce tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al mediodía tres puertas; al occidente tres puertas. La muralla de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce apóstoles del Cordero” (Traducción de la Biblia de Jerusalén Latinoamericana); entrando en una teología más profunda que la que aquí hemos presentado (Este es solo un recuerdo catequético del Cristo de la Fe), el número 12, resalta la continuidad existente entre Israel (Pueblo de Dios en el Antiguo Testamento) y la Iglesia en el Nuevo Testamento, es por esa continuidad, que Jesús escoge a 12 discípulos, véase como en el texto que estamos presentando, los cimientos de la ciudad, llevan los nombres de los 12 discípulos. Súmese que si la ciudad representa a la Iglesia, como ya lo hemos dicho, ésta, se sustenta en la misión y predicación de los apóstoles.

Aquí vale la pena hacer un esbozo, antes de continuar:

• Se conocerá a Dios de manera directa.
• No habrá tristeza, dolor, sufrimiento, pecado o muerte (Versículo 4, de este capítulo)
• Dios no recordará los pecados.
i. Versículos del 22 al 27: “No vi en ella templo alguno, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su Templo. La ciudad no necesita que la ilumine el sol ni la luna, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el Cordero. A su luz caminarán las naciones, y los reyes del mundo le llevarán sus riquezas. Sus puertas no se cerrarán de día. No existirá en ella la noche. Le traerán la riqueza y el esplendor de las naciones. No entrará en ella nada profano, ni depravados ni mentirosos; solo entrarán los inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Versión la Biblia de nuestro pueblo con Lectio Divina); como puede verse, en esta ciudad, no habrá necesidad de luz, porque la luz del Señor estará presente como sucedía antes de la creación de las fuentes de iluminación del universo (Génesis 1: 3; 14 – 15). Adicionalmente, el Santuario que se presentaba en el Antiguo Testamento, aquí ya no se encuentra. El cuerpo de Cristo, inmolado y vivo es el único lugar del nuevo culto espiritual (La realidad reemplaza a los símbolos, a las imágenes). Es también, la única luz de la Iglesia. El resucitado, difunde su luz, y su santidad.

Antes de llegar a las conclusiones, tomemos un texto, para referir (Por medio de imágenes), cómo sería lo que se denomina en la teología cristiana tradicional, el infierno. En el pasaje que se conoce como la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro (Cuando menos en la teología católica), se lee lo siguiente: “En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Así que alzó la voz y lo llamó: ‘Padre Abraham ten compasión de mí y manda a Lázaro a que moje la punta del dedo con agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego’” (Lucas 16: 23 – 24. Traducción de la Biblia NVI de estudio)

En el griego (Idioma en el que se escribió el Nuevo Testamento), se lee que el rico estaba en el Hades, y Hades, era, en la mitología griega, el nombre del dios del inframundo y también se usaba, para designar el lugar de los muertos (Esto por cuanto, los judíos pensaban que el infierno era el lugar donde los muertos esperaban el juicio final); en el Nuevo Testamento, equivale a infierno y también es traducido como abismo, muerte y sepultura.

Los tormentos de los que habla la parábola son: fuego (Apocalipsis 20: 10; agonía (Apocalipsis 14: 11; separación (Mateo 8: 12). En la cita se dice que: “… el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.”, en el texto solo queda claro que entre donde estaban Abraham y Lázaro y donde estaba el rico, hay un abismo infranqueable.

Por otra parte, no debe olvidarse que el texto que estamos analizando es una parábola (Relato destinado a comunicar una verdad espiritual o una lección moral por medio del uso de ejemplos o haciendo comparaciones tomadas de la vida diaria), por lo que no se puede interpretar de manera literal, así, algunos teólogos (Incluidos Protestantes, que son dados al método de interpretación literal), prefieren extraer de los versículos citados, solo una lección general: Jesús enseñó que hay vida después de la muerte, que incluye una recompensa para los justos y un castigo para los malvados.

Los que optan por la interpretación más literal no solo de la parábola, sino de otros textos sobre el cielo y el infierno, extraen las siguientes tesis:

i. El cielo y el infierno son lugares eternos.
ii. Cuando la gente y los ángeles malvados sean juzgados, serán lanzados al infierno.
iii. Sinónimos de infierno son: “oscuridad”, “el lago de fuego”.
iv. Los que lo habitan sufrirán los tormentos que ya hemos descrito antes.

Dicho esto, hagamos un apunte más, digamos, histórico – crítico (Es decir, desde un esfuerzo, por reconstruir el contexto histórico y el significado del pasaje): en el fondo, la parábola lo que muestra es una advertencia, para aquellos que manteniendo riquezas, se muestran inmisericordes con los necesitados. No pueden salvarse, aunque cumplan con rigor otros preceptos (La Ley). La parábola va dirigida fundamentalmente a los fariseos, que eran grandes amigos del dinero. Ellos pensaban en justificarse, basados en su meticuloso y simple cumplimiento de la ley.

Expuesto todo lo anterior, entremos a las conclusiones.

III
Conclusiones

A. A lo largo de este trabajo, ha quedado claro que conforme a la predicación de los apóstoles, el énfasis es el de Jesús, en el rol de Hijo de Dios.
B. Hemos presentado, el kerigma (Jesús muere en la cruz por nuestros pecados y Dios lo resucita para nuestra salvación)
C. Hemos recordado gran parte del contenido del kerigma:

a) La era mesiánica predicha por los profetas, se ha cumplido.
b) La vida, muerte y resurrección de Jesús, demuestra el cumplimiento de la era mesiánica.
c) Por su resurrección, Jesús es el Señor exaltado.
d) La presencia del Espíritu Santo en la Iglesia, es signo de la presencia de Dios en su pueblo.
e) Cristo regresará como juez y Salvador del mundo.

D. Hemos optado por una definición de pecado, que no está relacionada directamente con el rompimiento de la Ley de Moisés, pero que en su globalidad la contiene: el rompimiento, con Dios, con el prójimo y con la ecología.
E. El mismo nombre de Jesús, señala su misión.
F. Jesús (El Cristo), asume tres roles: sacerdote, profeta y rey.
G. Desde la fe, la vida de Jesús estaba ya definida desde antes, y para mostrar evidencia de ello, el cristianismo muestra las profecías del Antiguo Testamento.
H. El Cristo de la fe, es el que se extrae de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
I. La concepción de Jesucristo, desde la perspectiva de la fe, supera los límites de la mente humana, es decir, es un misterio.
J. Desde la óptica de la fe, en Jesucristo, Dios resume la salvación, se trata de la liberación del pecado.
K. El Cristo de la fe, no usó mucho el título de Mesías o Ungido, pues en el judaísmo del siglo I, ese título tenía una carga política, que a Jesucristo, no le interesaba subrayar.
L. Desde la fe, Jesús es Hijo de Dios, pero también es Señor, ese título es uno de los que tenía Dios desde el Antiguo Testamento y que también se expresa en el Nuevo Testamento en relación a Dios Padre, pero también ligado al Hijo.
M. La vida de Jesús es un ejemplo para los cristianos.
N. En los Evangelios hay oposición entre el reino de la luz y el reino de las tinieblas, siendo el principio de la persecución, que padecerá Jesús toda su vida.
O. Las tentaciones que el diablo le presenta a Jesús, son semejantes a las que presentase a Adán y Eva y al pueblo de Israel, ellos fueron vencidos, pero Jesús derrota al diablo, esa derrota será plena, al momento de la Pasión y Muerte de Jesús.
P. Desde la perspectiva de la fe, pueden mirarse dos relaciones claves en la vida de Jesucristo: la relación con los pobres y la relación con los pecadores.
Q. Conforme a los Evangelios, desde el pesebre a la cruz, Jesucristo, comparte la vida de los pobres. La identificación llega a tal grado, que él dice, que el bien que se le haga a los pobres, a él mismo se le hace.
R. En cuanto a los pecadores, dijo: “…No he venido a llamar a justos, sino, a pecadores” (Marcos 2: 17. Biblia Latinoamericana formadores), los invita a convertirse (Digamos de modo simple cambiar de vida), como requisito para poder entrar en el Reino de los cielos, pero con sus palabras, sus enseñanzas y sus gestos, les muestra la inmensa misericordia del Padre Dios hacia ellos.
S. En la práctica de Jesús se distinguen dos acciones: el enseñar por parábolas y el hacer milagros.
T. Respecto a los milagros, se dice que ellos son la evidencia de que Jesús fue enviado por Dios Padre (Lucas 7: 22 – 23); y eran señal de que Dios Padre estaba a su favor: “…las obras que mi Padre me encargó hacer y que yo hago atestiguan de mí que el Padre me ha enviado” (Juan 5: 36. Biblia del Peregrino)
U. Desde la fe, el milagro más grande, de Jesús, es liberar al ser humano de la esclavitud más grande, que es el pecado.
V. Desde la fe, se dice que una de las razones del porqué matan a Jesús de Nazaret, es la ignorancia: “…si ellos lo hubieran entendido, no hubieran colgado de la cruz a nuestro Señor, quien es el dueño de la vida” (1 Corintios 2: 8. Versión de la Biblia de Estudio GPS) Con esta evidencia, la Iglesia Católica sostiene que, de la muerte de Jesucristo, no se puede culpar a todo el pueblo judío ni en aquel ayer ni en el presente. Desde la perspectiva de la fe, los culpables de esa muerte, son (Somos), los pecadores (Los que hemos roto nuestra relación con Dios, con el prójimo, con la ecología)
W. En el Cristo de la fe, la muerte del redentor, no es consecuencia de una serie de circunstancias, sino: “…conforme a los planes y propósitos de Dios…” (Hechos 2: 23. Versión de la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy) Ahora bien, esos “planes y propósitos de Dios”, no significan que los pecadores no sean culpables o que los actores en esos episodios de la Pasión y Muerte, no tuviesen libre albedrío para actuar diferente.
X. La fe cristiana reconoce que Jesús actuó con plena libertad entregándose a la muerte: “Nadie me la arrebata (La vida), sino que yo la entrego por mi propia voluntad” (Juan 10: 18. Traducción de la Biblia NVI de estudio)
Y. Cuando se dice que Jesucristo resucitó, lo que se dice es que su alma se une con su cuerpo (Un cuerpo transformado), para nunca más morir.
Z. La principal enseñanza de la resurrección es, primero, que Jesucristo es Dios y en segundo término, que si creemos en él, nosotros también resucitaremos.

Otras conclusiones son las siguientes:

a) La resurrección, de Jesús es la verdad culminante, lo más elevado de nuestra fe.
b) Al resucitar, Jesucristo muestra su autoridad divina y desde esa autoridad, su resurrección es fuente y principio de la resurrección futura de las y los creyentes.
c) Conforme a la fe cristiana, desde el cielo, Jesús volverá a la tierra, a juzgar a vivos y muertos.

Para finalizar, solo nos queda decir y recordar que este trabajo ha sido solo una memoria de lo que la religión cristiana, nos enseña respecto a Jesucristo, quizás a futuro, publiquemos un artículo que profundice esa enseñanza y nos permita dar un paso adelante, hacia otra óptica de Jesús de Nazaret: el Jesús histórico.

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