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Carlos Revilla M.
A una semana de las elecciones municipales, y ya con la cabeza fría, después de una euforia inicial, me cuesta vislumbrar el tan cacareado, por sus autoridades, triunfo de Liberación Nacional. Si, es cierto, el PLN tiene 50 alcaldías, quizás un par más (dependiendo del conteo), pero la realidad es que entre menos abstencionismo haya, es peor para el partido. ¿Por qué esto? muy sencillo, está muy claro que las variables que llevaron al partido a la pérdida del 2014 aún se mantienen, a saber, el 70% del electorado no quiere nada con el PLN y por ningún lado vimos que esto cambiara para estas elecciones municipales.
No es importante analizar los números de la elección, es más, la cantidad de alcaldías no tiene mayor importancia para el análisis. Por ejemplo, ¿de qué sirve hablar de la alcaldía del cantón de Desamparados? que ganó el PLN, pero con un 85% de abstencionismo. Lo que está claro, es que votaron los que tenían que votar, es decir, el liberacionismo duro, y entonces con el porcentaje de abstención que hubo se ganaron esas cincuenta o más alcaldías. Ese voto duro anda entre el 20-25% y eso no alcanza para unas elecciones presidenciales, claro en alcaldías si sirve, como acabamos de ver.
Pero aún así, es notorio el descenso en votación para el PLN, con incluso varias de las alcaldías ganadas con diferencias muy pequeñas con respecto a su inmediato seguidor y peleadas voto por voto en el TSE. Pero repito esto no es lo importante, tomarlo de esta forma es ver el árbol y no el bosque. El problema es que básicamente el PLN sigue siendo el mismo, no ha cambiado. Entiendo el discurso triunfalista de las autoridades, están haciendo lo que indica el librito, pero esto hay que entender es solo un discurso de exportación. Todavía no hay tal PLN 2.0, del que tanto habla su presidente José María Figueres.
Hasta ahora el único cambio que hemos vista ha sido en la parte ética, que claro es importante, pero insuficiente para reconciliarnos con la gente. Si el PLN no cambia, es poco lo que se podrá hacer para volver al poder. Le debemos mucho a la gente y es muy poco lo que hemos pagado. Y esto es apenas una parte del problema, en esto no hay números que valgan o que analizar. Hay una muy evidente desconexión del PLN con la sociedad y las nuevas realidades del entorno.
A como veo el asunto electoral, los partidos se están volviendo irrelevantes, claro, no en el sentido formal, siguen siendo necesarios, por el momento, como instrumentos para acceder al poder. En un sentido no formal, al elector le está dando lo mismo Chana que Juana, salvo con el PLN, del que, como ya dije, el 70% del electorado no quiere saber nada. Incluso podemos tener el peor gobierno de Luis Guillermo Solís (aún mas que ahora) y esto no necesariamente afectará al PAC. Puede volver a poner a un «fulano de tal» y volver a ganar, a pesar de que en estas elecciones municipales los «analistas» lo dan como perdedor, por no haber superado sus seis alcadías previas.
Para mi, el análisis correcto, como he estado tratando de decir, anda por un lado muy distinto al de los números y comparaciones de ese tipo. El PLN si quiere volver a ganar una elección, o mejor aún, si quiere volver a tener la credibilidad de la gente debe renovarse, y esto implica un cambio para adaptarse a una nueva sociedad, muy, pero muy distinta a la del siglo 20, en donde todavía sigue empotrado.
A propósito de esto, he estado participando en un intercambio muy interesante, y quiero compartirles un par de comentarios que ilustran muy bien de lo que estoy hablando y para que se den cuenta que el problema es más que solo sumar y restar alcaldías.
Este es uno de los comentarios:
“Los tiempos, los medios y la gente han cambiado. El mejor ejemplo son Moravia y Nueva Generación. Hay que cambiar la lógica del análisis. Las estructuras cognitivas, las redes sociales y la credibilidad en los partidos connotan otras (o nuevas) motivaciones para votar. Me parece que lo importante no es quién ganó o perdió, si no por qué votaron los que votaron y porqué no votaron los demás. Eso nos permitiría visualizar el camino por recorrer. La lógica que creó los problemas no sirve para resolverlos. Las estrategias del pasado, buenas en su momento, ya no sirven.”
Este es el otro:
“Un nuevo mundo esta emergiendo aceleradamente -tercera revolución industrial-, la obsolecencia del Estado centralizado, las nuevas comunidades y subculturas sociales a partir de la interacción telematica, una nueva conciencia ecologica y espiritual y otros procesos, pero muchos están ciegos por observar a través del viejo paradigma moribundo de la segunda revolución industrial y la sociedad y estado que construyó (su superestructura), y a otros nos cuesta ubicarnos en este flujo (la incertidumbre de «cuando el día ya no es día y la noche aún no llega»). Estamos viendo solo la punta del iceberg y ya nos asusta y desubica.”
Y como les decía, en estos momentos liberación ante estas realidades, sigue como se dice popularmente «detrás del palo». Su presidente Figueres, tiene alguna noción de esto, pero me parece que camina contra corriente, no es con vieja política que se enfrentan esta clase de retos. Está en camino un Congreso Nacional, pero no creo que cambie en nada, la forma arcaica en que se hacen las cosas. Por cierto, este problema no es exclusivo del PLN, afecta a todos los partido políticos por igual.
La consecuencia de no cambiar, de no adaptarse, es muy sencilla: la obsolescencia y me temo que hacia eso va el PLN, a pesar de sus cincuenta y tantas alcaldías.
Un artículo interesante el de Carlos Revilla, liberacionista de pura cepa nos pone a pensar, se puede coincidir en todo o en parte con él, pero no podemos desconocerlo, es sincero y analiza el tema en forma responsable