José Francisco Bolaños Arquín
Existen estudios que clasifican las generaciones dependiendo de la época: los nacidos de 1943 – 1960 se llamó Baby Boomer, de 1961 – 1981 la generación X, de 1982 – 2001 los milenios o generación Y, y a partir del 2002 se habla de la generación Z.
En este artículo me voy a referir a los milenios, una generación muy diferente a las anteriores, de gran importancia en la actualidad y que para los próximos 10 a 15 años, representarán el 50% de los empleados.
Las empresas se están enfrentando a una economía cada vez más abierta, un mercado sin fronteras y a una nueva fuerza laboral, producto en gran medida de los grandes avances tecnológicos.
Ante este nuevo panorama, las organizaciones tradicionales deben adaptarse al cambio, al igual que las gerencias y jefaturas que diseñan la planificación estratégica y emiten las órdenes a sus subalternos, en una estructura vertical, en espera de su cumplimiento y buenos resultados.
Así las cosas, las empresas deben crear las políticas necesarias para hacer atractiva la incorporación de la generación Y y retener a los buenos trabajadores. Es importante brindar las condiciones para que convivan personas de hasta tres generaciones distintas, combinación necesaria para aprovechar la vitalidad de los jóvenes con la gran experiencia acumulada de los mayores.
Estos jóvenes tienen una gran capacidad para adaptase rápidamente a las nuevas formas de comunicación y tecnologías. Buscan a través de ellas, hacer uso de su creatividad, además son preparados e inquietos, cuentan con gran capacidad, son innovadores; emprendedores por naturaleza y muchos de ellos quieren crear y desarrollar sus propias mipymes.
Les gusta conocer sus expectativas laborales y requieren que les den confianza en su trabajo y que se les corrija en el momento oportuno. Para ellos es muy importante que reconozcan su trabajo, se les dé su lugar y no sean otros “vivillos” los que se ganen los méritos. Se sienten cómodos cuando son parte de las decisiones importantes que se tomen en su ámbito de acción, por lo que es vital establecer una estructura más horizontal para lograr una mayor interacción con su grupo.
Cuando no se sienten cómodos en el ambiente laboral, no dudan en renunciar y buscan nuevas opciones.
Les satisface más ampliar sus conocimientos, que su crecimiento jerárquico dentro de la organización, que es importante si puede combinar ambos para una mayor realización personal.
Ante esta realidad, la buena escogencia de gerentes y jefes por parte de los departamentos de Recursos Humanos, es de vital importancia para enfrentar con éxito estos nuevos retos; en donde se tomen en cuenta tanto las habilidades duras, que son los conocimientos profesionales o técnicos de cualquiera de las carreras y dependiendo del puesto a ocupar.
Sin embargo, muchos de ellos son excelentes profesionales en su campo, pero carecen de habilidades blandas, que son las destrezas, la capacidad y el conocimiento para relacionarse bien con todos los miembros de la organización, pero sobre todo con la generación Y.
Es importante escoger a los mejores líderes para los puestos de alto nivel, capaces de influir positivamente en los trabajadores y crear un buen ambiente, generar confianza, delegar funciones, compartir información, brindar la oportunidad de aportar ideas, impulsar el talento, el teletrabajo, facilitar la capacitación, anticiparse a los conflictos laborales, reconocer logros y señalar errores con respeto y cuyo propósito es mantener un buen equipo de trabajo.
Las empresas públicas y privadas que logren adaptarse, tendrán mayores posibilidades para lograr el éxito y ser competitivo en este mundo tan cambiante.
– Administrador de Negocios