Nos contaba cierto día que uno de los enfermos internado en el Asilo, al obligársele a trabajar en las labores agrícolas, se negaba rotundamente sin alegar siquiera razones.
Una mañana nos decía el doctor Quirós Madrigal, al practicar la visita de rigor, tuve oportunidad de conversar con él un largo rato, y al preguntarle por qué motivo no obedecía las órdenes del Establecimiento y se negaba a cumplir con los mandatos de los superiores, me contestó muerto de risa:
—»Doctorcito: yo no he venido aquí a trabajar sino a descansar»…