Ocean Castillo Loría
A Roberto Cruz Sandoval, quien luchó hasta el último momento de su vida, para que no mataran la verdad.
“Era una masacre a oscuras donde lo único que estaba claro eran los llantos y alaridos angustiantes”.
Testimonio de uno de los sobrevivientes de La penca.
El pasado 30 de mayo, se conmemoró el trigésimo aniversario del terrible atentado de La Penca, por lo que se impone la exigencia de una fuerte reflexión sobre ese hecho. Quien esto escribe, estaba en cuarto grado de la escuela, pero no podrá olvidar las tomas televisivas, de hecho las únicas que existen, sobre ese momento, en las que se miraba la terrible agonía de la periodista Linda Frazer, entre otras víctimas.En aquel momento, ya fuera la CIA, ya fuera el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quedaba claro que el terrorismo no tenía fronteras, el falso periodista Per Anker Hansen (El argentino Vital Roberto Gaguine, quien robó el pasaporte al verdadero Hanker Hansen, esto según lo confirmó una investigación del “Miami Herald” ), pasó por la región, como “Pedro por su casa”.
Y es que como “Pedro por su casa” pasaban por Centroamérica, grupo terroristas entre las décadas de 1970 y 1980…
Es interesante, como las tesis sobre la autoría intelectual del atentado variaron de la CIA, al FSLN, a lo largo de estos años, pero por ejemplo, ya la Comisión Especial Legislativa, de 1990, que investigó el tema, había determinado que Vital, pertenecía a grupos extrema izquierda que tenían contactos con el FSLN. Esta línea argumental la confirmó el periodista sueco, Peter Torbiörnsson, en su documental “Good bye Nicaragua”.
Ahora bien, este atentado tocó la sensibilidad de las fibras costarricenses, no solo por las víctimas, sino, porque durante la década de los ochentas, Costa Rica había tenido atentados como los de “La Familia”, contra tres guardias civiles y un taxista.
Entre tanto en Nicaragua, la oposición al FSLN en aquella época, venía de dos frentes: en el norte, propiamente con La Contra y en el sur, contra la Acción Revolucionaria Democrática (ARDE), ésta recibió apoyo de la CIA e inclusive tenía operaciones en Costa Rica.
De hecho, en aquella época, por Costa Rica pasaron agentes, armas y plata de la CIA en apoyo a la Contra. Está documentado que en 1983, hubo reuniones entre la CIA y comandantes de la insurgencia nicaragüense. Para noviembre de ese año, el entonces Presidente Luis Alberto Monge, propone la política de neutralidad, pero la CIA “no se dio por enterada”, el 24 de marzo de 1984, se estrelló en territorio costarricense un avión con armas, los restos del accidente fueron “limpiados”, por gente como John Hull y miembros de ARDE. Estados Unidos les hacía llegar a la gente de Pastora, 400 000 dólares mensuales. Hull les servía de contacto a la CIA hasta con narcotraficantes.
Se dice que como parte de la política de neutralidad, se le pidió a Pastora salir del país y que, al momento de que esto sucedió, se comenzó a planear el atentado…
Monge inicia lo que se conoció como “La Misión Verdad”, para refutar la idea que penetraba en Europa, en el sentido de que aquí se ayudaba a la Contra, entre tanto, Pastora llevaba a cabo su propia misión entrando y saliendo de territorio nacional.
Este fue el contexto del atentado de la Penca. Para quienes rinden testimonio a favor de la autoría del FSLN, se encuentra el argentino Jorge Masseti, quien fuera responsable de la seguridad del Estado de los Sandinistas.
Masseti mencionó siempre los siguientes nombres:
- Lenin Cerna (Jefe de los servicios de inteligencia Sandinistas)
- Renán Montero (Cubano al servicio de la inteligencia Sandinista)
- Tomás Borge (De los 9 comandantes)
Algunos estudiosos, han dicho que el atentado de La Penca, se inscribe dentro la lógica del “Terrorismo revolucionario”, en el tanto, se buscaba un cambio radical de la sociedad, pero independientemente del autor o autores intelectuales el atentado, lo cierto, es que si el FSLN fue el que pensó en la ejecución de la matanza, no buscaba un avance del socialismo real o el comunismo, sino, el mantener el régimen en el poder.
Y desde la perspectiva de las víctimas, la sociedad costarricense lo fue en su amplitud, no solo por los muertos (Siete personas), sino por los heridos (21 personas) Por ejemplo, el camarógrafo de canal 6, Jorge Quirós Piedra (RIP) y los periodistas de canal 6, Nelson Murillo y de canal 7, José Rodolfo Ibarra, en aquel momento.
Además, hay una constante revictimización de los sobrevivientes, no en balde Nelson Murillo, dice que recordar y vivir con el atentado, es “revivir el infierno”, un infierno que no encuentra paz, en el tanto, el presunto actor Vital Roberto Gaguine, está muerto. Por si fuera poco, de partir de los nombres de Masseti, ya Renán Montero y Tomás Borge, también han muerto.
Súmese que la investigación de los archivos de los Estados Unidos, nunca tuvo sentido, ya que la información desclasificada de la CIA, está tachonada… de ahí nada podía sacarse en claro… esto lo vivió el actual Fiscal General, Jorge Chavarría, quien estuvo a cargo de la investigación, de 1984 a 1996.
Así, una de las resultantes secundarias del atentado, es la debilidad del Poder Judicial costarricense, ya que en este caso no pudo llevar a sus estrados a asesinos y delincuentes, queda abierta la pregunta: ¿Se vive con seguridad en Costa Rica y se puede mantener en el país la dignidad y la integridad?
De igual manera, en aquel momento, para el gobierno de Reagan, era clave que el gobierno costarricense se definiese a favor de un mayor apoyo a la lucha contra el Sandinismo, no cabe duda que el triunfo de Oscar Arias en 1986, fue un revés para ese objetivo del gobierno Republicano.
Por otra parte, ya hemos hablado del periodista sueco, Peter Torbiörnsson, él fue contactado según su decir, por un miembro del Ministerio de Asuntos Exteriores de Nicaragua, para ir a ese país. Esa persona era el cubano Renán Montero, quien le pidió ayudara a un fotógrafo danés (“Hanker Hansen”), para hacer su trabajo periodístico. La presunta agencia periodística para la que trabajaba “Hansen”, era Europa – Sept, que luego, se sabría era ficticia y se suponía estaba ubicada en Francia.
Por otra parte, según una de las versiones de Pastora, el mismo Torbiörnsson, era un agente de la CIA, pero cuando Pastora expresa esta idea, ya está relacionado de nuevo, con el gobierno del FSLN.
Luego, una vez más, cambia la versión, y expresa que Vital y Torbiörnsson quisieron matarlo sin seguir órdenes de nadie. Pastora dijo en defensa de los Sandinistas, que la CIA nunca investigó lo acaecido, porque el sueco y el argentino, eran dobles agentes de la CIA. Luego, Edén dice que los susodichos, eran fieles a la sección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior de Nicaragua, que en aquella época estaba bajo el mando de Luis Carrión.
Inclusive, en una versión anterior, Pastora dijo en el 2009, que él había conformado la ARDE, en acuerdo con uno de los 9 comandantes, Humberto Ortega, pero no dio más detalles del asunto. Como puede verse, Pastora es uno de los asesinos de la verdad.
Lo cierto es que Torbiörnsson, no niega que en aquellos años, él, junto a muchos otros y otras periodistas, eran simpatizantes de la denominada revolución Sandinista, lo que desconocía era que “Per Hanker Hansen”, llevaba una bomba. Pero resulta interesante, cómo, según el testimonio del taxista que llevó a Gaguine (Escapado del hospital) de Ciudad Quesada a San José, iba acompañado de Torbiörnsson.
Así, la tesis de que los responsables del atentado habían sido la CIA, el Frente Democrático Nicaragüense (FDN) y un grupo de cubanos exiliados en Miami y que operaban en Costa Rica, ha girado hacia otros protagonistas.
Lo cierto es que aquel 30 de mayo de 1984, para muchos se abrieron las fauces de la muerte misma, algunos periodistas costarricenses salieron del Hotel Irazú. Según testimonios, la caravana se retrasaba adrede porque se decía que Edén Pastora también había salido de Costa Rica.
El viaje en total duró siete horas, cinco horas en una caravana de Land Rover y que llegó hasta Boca Tapada en San Carlos, de allí, en pangas dos horas más, surcando los ríos costarricense y nicaragüense San Carlos y San Juan, respectivamente.
En un principio, se decía que la conferencia de prensa se llevaría a cabo al día siguiente en un lugar seguro para Pastora, llamado la Isla, pero las cosas no fueron así. Edén Pastora dio declaraciones casi que forzado por la presión de los periodistas, se dice que la bomba era casera, pero muy potente: una C4.
Gaguine, la ubicó al lado el mostrador donde se encontraba Pastora, Vital, aprovechó lo improvisado con que prácticamente se había iniciado la conferencia de prensa; él aparentó tener problemas con el flash de su cámara, para salir del lugar. Una vez a resguardo, activó la bomba con un walkie – talkie. Se dice que esta evidencia, fue decomisada por un militar de Estados Unidos y nuca fue entregada al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) o a alguna autoridad judicial costarricense.
La bomba pudo haber matado a Pastora, pero Rosa María Zambrano, una de las guerrilleras, golpeó la valija en la que iba, cambiando la dirección del explosivo…
En medio de las declaraciones de Pastora, se escucha un estruendo, todo fue oscuridad por cerca de media hora (Según el testimonio del comunicador Nelson Murillo), en medio de la confusión, solo se escuchaban los disparos de las ametralladoras. El periodista José Rodolfo Ibarra le gritaba a los guerrilleros que no dispararan.
Ese 30 de mayo de 1984, era testigo de la primera vez que se cometía un atentado terrorista, en medio de una conferencia de prensa…
Solo como ejemplo del estado de las y los heridos, diremos que Roberto Cruz Sandoval (Muerto en 2003), perdió el ojo y la pierna izquierdos en la explosión, mientras que su pierna derecha quedaría lisiada hasta el día de su muerte.
El testimonio de Murillo es desgarrador, al grado de pedir que lo mataran, esto, mientras lo trasladaban en un Jeep, la fractura de su pierna era terrible, y ya no aguantaba el dolor… pero antes, los fotógrafos de “La Nación” y “La República”, tuvieron que imponerse a los guerrilleros, para que sacaran a Murillo del lugar de la explosión. Él tenía 4 horas desangrándose, los nicaragüenses decían que era mejor, por su gravedad, que muriera en La Penca.
Desde hace años, Murillo padece:
- Sordera.
- Esclerosis crónica.
- Ataques de pánico.
- Depresión.
- Dolor lumbar.
- Pesadillas violentas y recurrentes.
- Insomnio.
- Acortamiento de la pierna izquierda en 4 cm.
Pastora fue al primero que sacaron, lo trajeron hacia Costa Rica y luego hacia Venezuela, donde estuvo internado dos meses, restableciéndose de lesiones en la pierna derecha y quemaduras en las manos.
Hace algunos años, alguien escribió que quienes de un modo u otro, vivimos las décadas de los setentas y ochentas, teníamos claro que el 30 de mayo no es una fecha más, que se enseña en la escuela y el colegio.
Lo cierto es, que en los 7 años siguientes de nuestra educación primaria y secundaria, no se mencionó nada del asunto. No es de extrañar, que nuestras generaciones más jóvenes no sepan nada del tema.
Es de este modo, que importantes sectores de la sociedad, van olvidando con o sin intención, un evento tan desgarrador como el que estamos comentando y analizando. Y se abre así la puerta, para que en Costa Rica se ciernan amenazas como la censura, la intimidación, la amenaza psicológica, la persecución y el asesinato contra periodistas. De éste último expediente ya hay varios casos en el país.
Entre tanto, la pregunta sigue abierta: ¿Quién mató la verdad sobre La Penca?: ¿La CIA?, ¿Los Sandinistas?, ¿La Contra?