Bazar digital
Carlos Revilla M.
crevilla@expreso.co.cr
Es una locución latina que expresa rechazo a algo o a alguien. Era muy usada por los católicos de la forma vade retro satanas, para alejar al demonio y se dice sosteniendo un crucifijo en la mano y ojalá un Biblia también. En este caso en particular se la voy a aplicar a Juan Carlos Hidalgo (JCH) y el lugar donde trabaja que se llama Cato Institute (CI).
Empecemos hablando del Instituto Cato o Cato Institute (hay una versión gringa y otra hispana-latinoamericana, que en el fondo son lo mismo). Es la academia por antonomasia para todo lo que tiene que ver con el pensamioento conservador, reaccionario y liberal (en el plano económico y político). Es una de las cabezas visibles en EE.UU: de la la derecha y derecha extrema, junto al partido Republicano y el Tea Party. Para ponerlo en perspectiva, su contraparte en Costa Rica, sería Anfe, la Academia Centromericana, y en alguna medida el Incae.
Voy a terciar entre una polémica que tiene este JCH y Fernando Berrocal. La polémica ya lleva algunas respuestas y contrarespuestas, especialamente importante una respuesta de Berrocal y la contrarespuesta de Hidalgo.
Quiero comentar la contrarespuesta de JCH, que la organizó en seis puntos con una introducción y un cierre. En el transcurso de mis anotaciones iré elaborando contra los puntos medulares del texto de su respueta a Berrocal. Esto lo hago sin menoscabo que en algún momento Berrocal también le conteste. La verdad es que no me pude contener ante tantas inconsistencias dichas por ese señor.
No deseo que estas notas se vean como un ensalzamiento de Berrocal (que no lo necesita por cierto), podría parecer inicialmente ser así, pero es mas una defensa de los principios y valores que nos abrigan a todos los que profesamos la socialdemocracia y que parece que JCH y el Cato Insitute no entienden, o no quieren entender.
Comienzo (en itálica los comentarios de JCH):
Vaya diatriba me lanza Fernando Berrocal en su página de Facebook a raíz de la crítica que le hiciera el miércoles a su candidato Johnny Araya. Hay que entender las circunstancias. Don Fernando es un hombre de partido, como él mismo lo ha confesado en repetidas ocasiones. Y estamos en año electoral. Por lo tanto, don Fernando ya empezó la operación arroz y frijoles de cara a los próximos 4 años. No obstante, Berrocal me hace un gran favor con su comentario ya que demuestra a viva voz mi punto sobre la calidad intelectual de las personas que acompañarán a Johnny Araya en el gobierno si ganara las próximas elecciones. Veamos:
Lo que pareciera una crítica mordaz de Hidalgo a Berrocal, más bien es algo que habla muy bien de él. Le reclama ser un «hombre de partido», pues si lo es, y a mucha honra como se decía antes, y no es algo de que «estamos en campaña», precisamente los hombres de partido lo son 24/7 y 365, es decir, todos los días del año, y recalco cualquier año, no solo en campaña y esto no lo digo solo por Berrocal, lo digo por todos los hombres de partido que hay en el PLN. Pero, ¿qué sabe Hidalgo de esto? pues nunca ha sido uno, es más en su infinita ignorancia piensa que serlo es algo malo, pero más bien es todo lo contrario. Más bien necesitamos más hombres de partido que vayan a defender los principios y valores que conforman el iderario del colectivo (en este caso el partido). Si, ojala hubieran más de esos para defender y aplicar la socialdemocracia. Si señores, el mundo estaría muchísimo mejor
Y en cuanto a lo de operación «arroz y frijoles», pues es lo normal de cualquier persona. ¿Hidalgo no está también acaso en operación frijoles, como él dice, en el Instituto Cato? Así que más bien eso no demerita a nadie. Esto si sería un problema, si por «operación frijles» yo renuncio a mis principios y valores. Reducir la discusión a que «don Fernando ya empezó la operación arroz y frijoles de cara a los próximos 4 años» es de un simplismo pasmoso.
1.- Berrocal señala que trabajo en el «Instituto Kato». En realidad es el Instituto Cato, uno de los think tanks más reconocidos de Washington, DC. El año pasado el New York Times nos describió como «un centro de investigación venerable que no teme cruzar líneas partidistas». También la revista Rolling Stone nos ha catalogado como el «think tank de moda en Washington, DC». Que don Fernando ni siquiera pueda escribir bien el nombre del instituto (vamos, son solo 4 letras), habla volúmenes de la contundencia de su ataque.
Esto punto y lo digo sin querer ser irrespetuoso, más bien da risa. Basar todo un argumento en un error de una letra -que perfectamente pudo ser involuntario- y que no representa nada, es como ya dije irrisorio. Si esto es lo único que tiene Hidalgo como argumento, esta mal, pero muy mal.
Por el otro lado, que alguna prensa gringa alabe al Cato Institute no significa nada, ni cambia su perversa ideología. Es mas, no sorprende que digan todas esas cosas, pues el lobby del Cato es grande e influyente ($$$). Hasta no me extrañaría que tenga plumas pagadas en muchos diarios y revistas, no solo en EE.UU.
3.- Berrocal acusa a «Kato» de pertencer a la extrema derecha guerrerista de EE.UU. Curioso puesto que Cato fue el principal think tank de Washington en oponerse a la Guerra del Golfo en 1991, a la Guerra de Irak en 2003 y a la continua presencia militar estadounidense en Afganistán. Curiosamente Berrocal luego se precia de que su pensamiento socialdemócrata coincide con el de Barack Obama. ¿Qué tendrá que decir de los 800 civiles inocentes, incluyendo cientos de niños, que han muerto en los últimos 4 años en ataques de drones ordenados por Obama?
No es solo una acusación, es la verdad. Solo lean el lema que tiene el Cato Intitute «Libertad individual y gobierno limitado, mercados libres y paz«. Si esto nos es extrema derecha (salvo lo de la paz claro), ya no se que lo será. Lo de que sean guerreristas o no es lo de menos.
Sin embargo, este Hidalgo es de antología, cree que uno se está chupando el dedo. El Cato se opuso a las guerras del Golfo, Irak y Afganistán, no porque estén preocupados por la muerte de civiles inocentes, o por los drones que él menciona, o la paz mundial, no, no, que va… el Cato se opuso por una cuestión meramente fiscal, no las apoyaron porque participar en ellas representaba (representa) un aumento desmesurado del déficit fiscal de EE.UU. Estoy seguro que problablemente estarían aplaudiendo como focas esas intervenciones si no existiera el problema fiscal, mas que la intervención es por la defensa de la «democracia y la libertad», y por supuesto la paz que mencionan en su lema es la pax romana.
Si, es cierto, el pensamiento de la socialdemocracia está cercano al de Barack Obama en algunas cosas, pero eso no significa que se está de acuerdo con todo lo que él o el gobierno de EE.UU. hace. Estoy seguro que Berrocal no avala las misiones con drones por el daño colateral que producen (muerte de civiles).
Lo de think tank (que palabreja), lo cuestiono. Más bien el Cato Institute es un rejuntado de fósiles que se quedaron en el liberalismo decimonónico y no ven más allá de dictados y teorías económicas ya obsoletas, que embadurnan con el prefijo «neo», pero que sigue siendo el ya hace mucho tiempo superado liberalismo, o sea más de lo mismo y que ha probado alrededor del mundo ser un fracaso. Solo como ejemplo tenemos actualmente la crisis de la Unión Europea, desencadenada por esas ideas que defiende el señor Hidalgo y su amado Cato Institute.
4.- Berrocal acusa a «Kato» de pertenecer a la extrema derecha xenófoba del país. Curioso puesto que Cato apoya la reforma migratoria tendiente no solo a legalizar el estatus de 11 millones de inmigrantes indocumentados en EE.UU., sino de brindarles un camino para que puedan convertirse en ciudadanos estadounidenses. Eso no suena muy xenófobo de nuestra parte.
Estoy a punto de llorar… no puedo creer lo buenos y bondadosos (que no solidarios, este es un valor que no conocen) que son en el Cato. Albricias, apoyan la reforma migratoria. Pero ¿realmente la apoyan? Por supuesto que no, lo que apoyan es los beneficios que supuestamente traería a la economía si se legaliza el estatus migratorio de todos los indocumentados actuales. Ellos solo ven el beneficio económico que podría significar el paso de un gran número de personas de la economía informal a la formal.
En realidad nunca les ha importado la gente. Si esta reforma migratoria tuviera algo en contra de lo que ellos llaman «libertad económica», ahí estarían en primera fila haciendo lobby para rechazarla. Vean que realmente no les importa la gente, que se oponen rotundamente al Obamacare (no lo digo negativamente) que es la reforma sanitaria para dotar a todos los estadounidenses de un seguro médico, derecho que actualmente le es negado a cerca de 50 millones de personas en ese país.
Esto que dice Hidalgo es una trampa en la que no hay que caer.
6.- Berrocal me acusa pertenecer a la «ultraderecha conservadora del país». Curioso puesto que pensé que los conservadores son los que en los últimos años se han opuesto a toda costa al Estado laico, los que rechazan el matrimonio igualitario, los que someten los poderes del Estado a pedir perdones a la Iglesia Católica y los que obstaculizan la FIV. ¿Cómo se llama ese partido conservador? Sí, Partido Liberación Nacional.
Bueno, Hidalgo acaba de describir lo que es un partido político democrático, donde hay muchos criterios. Que gran desconocimiento nos muestra. No sabe nada de lo que es un partido político, ni lo que es tener disciplina. Puede que algunas personas piensen como dice Hidalgo, pero eso está muy lejos de ser la posición del Partido en esos temas.
Es más, este punto es un bumerán. Yo quisiera que él nos diga ¿cuál es su posición en estos temas? Lo reto a que lo haga. No creo que se atreva, porque si lo hace se desnudaría como lo que es.
¿Qué en Liberación Nacional hay personas con pensamiento conservador y de derecha? Desgraciadamente así es, hay algunos. Esto es inevitable. Pero eso no es lo importante. Ni tampoco esto demerita al partido. Lo demeritaría si ese pensamiento permea. Pero todavía hay una gran fortaleza socialdemócrata, que incluso se reafirma con Johnny Araya.
Al repasar todos estos puntos lo único que quiero señalar es que Fernando Berrocal no tiene la más mínima idea de lo que habla cuando me acusa de ser un «vocero de la ultraderecha estadounidense». He aquí a un ex ministro de la Presidencia, de Seguridad y Gobernación, ex embajador ante la ONU haciendo gala de su ignorancia. Ahora Berrocal suena como candidato a diputado nacional de Johnny Araya. Lo cual prueba mi punto: la gente que rodearía a Araya en caso de ganar la presidencia está muy lejos de ser the best and the brightest.
Mas bien yo creo que es todo lo contrario y que quien hace gala de su ingnorancia es Hidalgo. Como que eso de the best and the brightest no se aplica en el Cato Institute (reconozco que es algo que no me sorprende). Claramente se nota en la respuesta de Hidalgo a Berrocal que éste no tenía argumentos.
Todos estos volúmenes escatológicos de diatriba que lanza Hidalgo acerca de él y su querido Cato Institute, no es más que un vano intento por defender lo indefendible. Como dice el sabio adagio popular «La mona aunque de seda se vista, mona se queda», que se adapta muy bien a este caso.
Y ya sabiendo lo que en realidad es y representan Hidalgo y su tan querido Cato Institute, les aplicamos con todo merecimiento el vade retro satanás.