La dualidad del Calderonismo

Ocean Castillo Loría

En los últimos días el “Calderonismo” ha mantenido gran actividad: primero, el anuncio de la alianza entre Calderón Fournier y Otto Guevara, de cara a consolidar una coalición para las elecciones del 2014; segundo, la noticia de la búsqueda de que el actual director del Hospital Nacional de Niños, Dr. Rodolfo Hernández, encabece una precandidatura dentro de la corriente “Convergencia Calderonista”; y en tercer lugar, la fundación por parte del Alcalde de Alajuelita, Víctor Hugo Echavarría, del Partido Popular Socialcristiano, afín a la corriente Calderonista antes mencionada.

Valga decir, que este fue el escenario en el que el pasado fin de semana, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), fue a una Asamblea Nacional, para definir la fecha de la elección de su candidato presidencial.

El “Calderonismo originario” o “Calderonismo histórico”, encuentra su origen con el padre de Calderón Fournier, el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, quien fue electo presidente de la República en 1940.

Conforme al reformismo socialcristiano que él puso en práctica, el Estado comienza a intervenir claramente en la dinámica económica y social y se deja de lado aquel Estado, mero vigilante del libre juego de las fuerzas económicas y sociales, que añoraban los liberales.

Como puede verse, no cabe duda que Calderón Guardia poseía una inmensa sensibilidad social, que encontrará en la ideología socialcristiana su modelo de acción política. Precisamente esa sensibilidad social, será un punto en común con quienes serían sus aliados: el Partido Comunista de Costa Rica.

Ahora bien, las reformas de corte social, así como otras razones que no analizaremos aquí, son las que alimentan en importantes sectores poderosos, la idea de derrocar a Calderón Guardia. Para lograr tal objetivo, los promotores del golpe, buscan el apoyo del Partido Comunista, estamos hablando del año de 1942.

Frente a esto, la dirigencia del Partido Comunista, en la persona de su Secretario General, Manuel Mora Valverde, se contacta con el presidente Calderón Guardia. Para ese momento, ya el mandatario sabía lo que estaba sucediendo.

Las emociones de Calderón Guardia eran nerviosas y temerosas, así como fuertemente alimentadas por la confusión. El Partido Comunista, le plantea dos opciones: o se entregaba a las fuerzas que lo deseaban derrocar, o se aprestaba a profundizar la reforma social que había iniciado, para lo que contaría con el impulso del Partido Comunista de Costa Rica.

He aquí la génesis de la primera alianza de ese “Calderonismo histórico” o “Calderonismo originario”, esa alianza que recoge la historia bajo el nombre de: “Caldero – Comunismo”.

Ahora bien, es en este momento, donde el “Calderonismo”, va adquiriendo fuertes características como corriente política, y va dejando subordinada la obra de su aliado el Partido Comunista. Es por ello, que en importantes estratos de la población, se mira la obra social, como resultado de la acción exclusiva de Calderón Guardia.

Pero a esa primera alianza le faltaba todavía un actor: la Iglesia Católica, que fue contactada para dialogar, tanto por el presidente de la República, como por don Manuel Mora Valverde.

Es así, como en apoyo a las reformas sociales, el Arzobispo de San José, Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, se une a los actores componentes de la alianza “Caldero – Comunista”.

Al llegar la campaña electoral de 1944, el “Caldero – Comunismo”, se presenta unido en la papeleta presidencial, bajo el nombre de “Bloque de la Victoria”, presentando como candidato a don Teodoro Picado; y es bajo su gobierno que se consolidan las reformas sociales.

Para las elecciones de 1948, el “Caldero – Comunismo”, busca llevar de nuevo al poder, al Dr. Calderón Guardia, pero dicho en grandes y gruesísimos rasgos históricos, se lleva a cabo un fraude electoral a favor de éste, lo que sumado a las contradicciones políticas y sociales del momento, permiten la explosión de lo que se conoce como la Guerra Civil o Revolución de 1948 o como conoce y resume el pueblo esa época: “el 48”. En ese conflicto bélico, el “Caldero – Comunismo” pierde la guerra, y su dirigencia se ve obligada a dejar el país.

Como puede verse, en esta etapa, el “Calderonismo”, se mueve dentro de una lógica en el espectro ideológico que lo lleva a ubicarse del centro hacia la izquierda, pero esto iría cambiando con el tiempo.

Para las elecciones de 1953, ese “Calderonismo originario o histórico”, dado que su partido estaba proscrito, al igual que el Partido Comunista, trata de brindar su base electoral al partido Demócrata, que era de corte liberal, es decir, no afín a las tesis socialcristianas. Decimos que trata de brindar su base electoral, porque en realidad, el candidato del Demócrata, Fernando Castro Cervantes, no logra atraerse a todo el “Calderonismo”.

Lo que sí resulta cierto, es que, a partir de allí, el eje de las alianzas Calderonistas, pasará de la izquierda hacia la derecha en el espectro ideológico, cosa que queda confirmada con su más reciente alianza con Otto Guevara, líder del Movimiento Libertario.

Para las elecciones de 1958, el partido que cuenta con el apoyo del “Calderonismo”, es el Partido Unión Nacional, que postula como candidato a don Mario Echandi Jiménez. En ese momento, el Dr. Calderón Guardia es elegido diputado, éste regresa al país el 8 de junio de 1958. Desde su curul, Calderón Guardia, busca reorganizar su partido, para que participe en las elecciones de 1962.

Ahora, desde el punto de vista ideológico, Echandi es un conservador, un claro representante del liberalismo y con pleno apoyo de los que creían en un capitalismo sin regulaciones.

Aquí de nuevo se observa que, lo que impulsa al “Calderonismo”, es su oposición a las fuerzas socialdemócratas que le habían derrotado en el 48, y que se encontraban representadas por el Partido Liberación Nacional.

La evidencia del apoyo del “Calderonismo” a Echandi y por ende a sus posiciones liberales, se muestra en los triunfos obtenidos por el Partido Unión Nacional, en Puntarenas y Limón, claros bastiones del “Calderonismo”.

Para las elecciones de 1962, el Partido Republicano vuelve a organizarse, y postula a la presidencia al Dr. Calderón Guardia, en este caso separado del proyecto liberal, representado por el también ex presidente Otilio Ulate Blanco, y su partido, el Unión Nacional.

En esta etapa, el énfasis programático del “Calderonismo”, subraya la necesidad de la reforma agraria, el favorecimiento a los productores, el apoyo a la industrialización y el fortalecimiento de las políticas sociales de la administración 1940 – 1944. En ese proceso electoral, el “Calderonismo” obtuvo el segundo lugar en las preferencias de los votantes, por debajo de Liberación Nacional.

De cara al proceso electoral de 1966, el “Calderonismo”, vuelve a acercarse a los representantes de una visión liberal para unir fuerzas, es así como los hermanos Rafael Ángel y Francisco (Paco) Calderón Guardia, negocian con Otilio Ulate, quien había sido su adversario electoral en 1948, y con Mario Echandi, para enfrentar al Partido Liberación Nacional.

Es por esto que el 20 de mayo de 1965, nace la coalición Unificación Nacional, que postulará como su candidato presidencial al Profesor José Joaquín Trejos Fernández. Es en este momento, donde resulta más claro que esta alianza del “Calderonismo”, presenta roles muy definidos: un proyecto político conservador, con un “Calderonismo” que les funciona como movilizador electoral. Al final, por poco margen, Trejos gana las justas electorales.

Si se quiere, con Trejos, se puede decir que el “Calderonismo”, como corriente política, busca lavarle la cara, esto lo menos, o renovar, esto lo más, el liberalismo, en oposición al proyecto del Partido Liberación Nacional.

Para las elecciones de 1970, el “Calderonismo” apoyó a Mario Echandi Jiménez, mientras que Otilio Ulate, se adhirió al denominado “Tercer Frente” (Su nombre verdadero era el Frente Nacional), liderado por un exvicepresidente de Trejos: Virgilio Calvo.

Se muestra aquí una doble ruptura: por parte de los liberales, que se dividen entre Echandi y Ulate, pero además, si bien los hermanos Calderón Guardia y el hijo del doctor, el entonces joven dirigente, Rafael Ángel Calderón Fournier, apoyan a Echandi, también es cierto que miembros de la Unificación Nacional, que se consideraban verdaderamente “Calderonistas”, no aceptaron a don Mario y se unieron a don Virgilio.

Pese a la partición a la que nos acabamos de referir, es claro que los hermanos Calderón Guardia y Calderón Fournier, como dirigente de la juventud, estaban apoyando tesis de tipo liberal y de defensa de la democracia formal.

En junio de 1970, muere el doctor Calderón Guardia, por lo que el liderazgo del “Calderonismo”, pasa claramente a manos de Francisco Calderón Guardia y con una intensa actividad de Rafael Ángel Calderón Fournier.

Para las elecciones de 1974, luego de una serie de vicisitudes, y de intentos de unir las diversas fuerzas opositoras, el “Calderonismo”, luego inclusive de mostrarse en diversas vertientes, termina apoyando a Fernando Trejos Escalante, quien pierde las elecciones con Daniel Oduber de Liberación Nacional.

En diciembre de 1975, Rafael Ángel Calderón Fournier se separa del Partido Unificación Nacional, y de inmediato funda el Partido Republicano Calderonista, el cual junto a Renovación Democrática, Unión Popular, la Democracia Cristiana, el Unión Republicana el Unión Nacional y el Nacional Independiente, se esforzarán por conformar lo que luego se conocerá como la Coalición Unidad.

Pues bien, de cara a elegir a quien sería el candidato de la coalición, se realizaría una convención, que en principio, involucraba a Rodrigo Carazo Odio, y a Álvaro Aguilar Peralta. Éste último apoyado por el Republicano Calderonista.

Pero la precandidatura del Calderonismo no levantaba y padecía de carencia de recursos económicos, por esa razón, Aguilar es remplazado por el empresario Miguel Barzuna. Al final, Carazo gana la consulta, con una diferencia de 5914 votos.

Es importante destacar que, el apoyo del Calderonismo a Barzuna, se hizo sentir en provincias como Puntarenas y Limón. Es más, Carazo ganó solo en Alajuela y San José, pero al ser éstas las de mayor población en 1977, le generaron la candidatura por la Coalición Unidad.

Así las cosas, en términos de repartición en las papeletas diputadiles, el “Calderonismo” tendría gran poder dentro de la agrupación y en un potencial futuro gobierno de Carazo. Esto lo tenía claro el mismo Calderón, quien inclusive, interpretó que Barzuna había sido apoyado sobre todo por áreas rurales y con población de condición económica pobre, lo que confirmaba el arraigo del “Calderonismo”, como corriente política.

Al final, Carazo y la Coalición Unidad le ganan a Luis Alberto Monge, candidato por el Partido Liberación Nacional, con una diferencia de 6, 7 puntos porcentuales, es decir, 55 539 votos.

Ahora bien, desde la perspectiva de las fuerzas que conformaron la Coalición Unidad, se presentó una puja entre el Caracismo (En la persona del Presidente Carazo) y el “Calderonismo” (En la persona de Calderón Fournier), esa lucha influyó el devenir del gobierno de Carazo.

Como ya lo hemos dicho en un trabajo anterior (Véase: “¿Cuándo fue que se perdió esa creencia?”) los análisis sobre esta administración son variados: uno multicausal, que toma en cuenta factores como la crisis económica mundial, la crisis política centroamericana, el presunto agotamiento del modelo socialdemócrata y las contradicciones entre los diversos actores del sistema social costarricense.

Otro, defendido por científicos sociales de izquierda marxista, que hacen énfasis a las fuertes presiones que vivió Carazo por parte de los Organismos Financieros Internacionales, y algunos actores del sistema político costarricense, para ceder a fortísimos recortes en políticas sociales; por lo que el presidente opta por romper con dichos Organismos, defendiendo la soberanía nacional.

Un tercer enfoque, señala el estilo personalista de Carazo, de ahí el rompimiento de éste con su fracción legislativa; abordando también el agravamiento de la crisis económica, que según esta óptica, se ve más agudizado por lo que el enfoque anterior denomina o considera una “defensa de la soberanía nacional”.

Valga decir que de los análisis antes expuestos, el “Calderonismo” se inclina por el primero, con un fuerte enfoque en lo que considera los errores de la administración 78 – 82, en materia de política económica.

En el escenario antes descrito, la disyuntiva de Calderón Fournier como líder del “Calderonismo”, era permitir que el “Caracismo”, pese a su impopularidad, dominara en la Coalición Unidad, o por el contrario, asumir la candidatura en 1982, con el riesgo de sepultarse políticamente por un mal resultado electoral.

Así, entre 1980 y 1982, Calderón asume el liderazgo de lo que entonces era la agrupación oficialista, lo interesante aquí, desde el punto de vista ideológico, fue que Calderón comenzó a tener contactos con economistas representantes del liberalismo o neoliberalismo, como por ejemplo, Miguel Ángel Rodríguez o Alberto Di Mare. Más tarde esta lógica de ideas se profundizaría en el “Calderonismo”, con la llegada de otros economistas como Thelmo Vargas o Leonel Baruch.

De este modo, queda evidenciada una contradicción que venía presentándose en el “Calderonismo” como corriente política: su origen histórico socialcristiano, pero sus continuas alianzas con el liberalismo (Castro, Echandi, Trejos, Trejos Escalante)

Ya para inicios de la década de los ochentas, la contradicción se sintetiza en dos dimensiones: el uso de la Reforma Social del “Caldero – Comunismo”, como parte de su discurso electoral, pero el anuncio de una reforma económica, de índole neoliberal o liberal, sin contemplar o disimulando, las diferencias entre una ideología y otra.

Para las elecciones de 1982, es claro que una parte de los sectores liberales apoyaba a Calderón Fournier, pero otro se adhería al expresidente Mario Echandi Jiménez y su nuevo partido, el Movimiento Nacional.

Y una vez más, los sectores liberales que apoyaron a Calderón, usaron como vehículo de movilización electoral el sentimiento y la tradición del “Calderonismo”, que se vinculaba con la figura del “hijo del doctor”.

En esa misma línea, se planteó claramente la separación con el “Caracismo”, cosa que sería como una pesada cruz para la Unidad, sobre todo en la década de los ochentas, donde el uso del ligamen con Carazo, fue altamente fructífero para el Partido Liberación Nacional.

Al final, la elección de 1982, la gana el Partido Liberación Nacional, con su candidato Luis Alberto Monge Álvarez, con una diferencia en números redondos, de 25 puntos porcentuales.

Para el 17 de diciembre de 1983, la Coalición, pasa a ser el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), y éste, ya tiene incubado el fuerte liderazgo de Calderón Fournier, basado en la lógica del “Calderonismo” como corriente política, pero además, con características populistas, que no eran del agrado de todos los partidarios.

Hacia las elecciones de 1986, en materia de programa de gobierno, una corriente de tipo neoliberal, pudo introducir sus ideas en el ámbito de la propuesta económica “socialcristiana”.

De hecho, para algunos científicos sociales, el lenguaje que se usó en aquella época en el planteamiento de la Unidad Social Cristiana, era muy semejante al que en algunas áreas manejó o maneja, el Movimiento Libertario. De aceptarse esta tesis, no es de extrañar la cercanía actual entre Calderón Fournier y Otto Guevara.

Hasta aquí, es evidente que, las alianzas del “Calderonismo”, pasaron de la izquierda – marxista a la derecha propia de los defensores de un modelo de desarrollo de tipo liberal.

Calderón Fournier, pierde las elecciones de 1986, cosa que resultó muy dolorosa, ya que, en parte de esa campaña, él y su partido se mantuvieron en la delantera para ganar esas elecciones.

Para algunos políticos y comentaristas afines a la Unidad Social Cristiana, uno de los principales problemas del partido, era su distorsión en términos ideológicos, esto gracias a una tendencia de corte liberal, que pretendía apoderarse de la estructura partidaria.

Ahora bien, de cara a las elecciones de 1990, En un importante trecho de la campaña política interna de la Unidad Social Cristiana, Calderón Fournier, y por tanto, importantes cuadros del “Calderonismo”, apoyaron claramente al Dr. Miguel Ángel Rodríguez, quien era reconocido como un brillante economista liberal, pero que se defendía, definiéndose como un buscador entre el equilibrio de la racionalidad económica y las ideas de justicia socialcristiana.

Esto sucedió así, hasta principios de 1988, cuando al estar Rodríguez fuera del país, un grupo mayoritario de la fracción legislativa del PUSC le pide a Calderón ser precandidato presidencial.

Calderón acepta la propuesta volviendo a la lucha político – electoral, desdiciéndose de su apoyo inicial a Rodríguez. Pero además, fortaleciendo la idea de caudillismo que siempre ha acompañado al “Calderonismo”, y que también es visible en esta más reciente alianza con Guevara Guth.

Al final, Calderón le gana la convención a Rodríguez, por una diferencia de un 50%. Esto le permitió en aquel momento, el adueñarse plenamente de las estructuras de la Unidad Social Cristiana.

En esta etapa, una de las grandes fuerzas a favor de Calderón, era el hecho de que en Costa Rica, se daba una clara inclinación a no permitir a un mismo partido político, gobernar por tres periodos consecutivos. La realidad actual es otra, la división de la oposición a Liberación Nacional es de tal grado, que poco a poco se va consolidando la posibilidad de un tercer gobierno de este partido.

Para esa campaña, el tema de la política económica fue un punto de debate a lo interno del partido Unidad, se dieron movimientos para que reconocidos economistas liberales coordinaran el programa económico de la agrupación, condicionándoles el ser más “suaves” en torno a sus ideas.

Así las cosas, hubo dos grupos trabajando en torno a este tema, uno claramente socialcristiano y el de mayor peso, el liberal. Entre estas dos corrientes navegaron las posiciones del candidato Calderón Fournier.

Pese a ello, en materia propagandística, se volvió a retomar el expediente de presentar a Calderón Fournier como el heredero de la corriente socialcristiana de su padre, el Dr. Calderón Guardia. Finalmente, Calderón Fournier, gana las elecciones a Liberación Nacional, con una diferencia del 4, 2%.

Ya en el gobierno, Calderón Fournier, bajo el argumento del aumento del déficit fiscal, se adentró en aplicar una política neoliberal de fuerte impacto, con lo que: aumentó el impuesto de ventas tres puntos porcentuales (Pasó del 10 al 13%); congeló salarios; recortó presupuestos y redujo el empleo público; además, disminuyó el gasto en educación, salud y vivienda (Pasando del 17 al 15% del PIB).

Como consecuencia, los hogares que llegaron a estar por debajo de la línea de pobreza subieron del 27 al 32% entre 1990 y 1991. La respuesta de la clase obrera fue de 89 paros y huelgas, de las cuales, 75 se presentaron en el sector público, esto, en el periodo 1990 – 1993.

Una de las evidencias más palpables de la dualidad del “Calderonismo” o sus contradicciones político – ideológicas, fue la constante crítica que hizo la Iglesia Católica de este gobierno (En teoría, el socialcristianismo tiene su base en la doctrina social de la iglesia Católica); por su parte, las universidades públicas, impidieron que se les recortara el presupuesto. Es en este momento, que sale del gobierno el Ministro de Hacienda, Thelmo Vargas, que como ya hemos visto, era un claro representante de la corriente neoliberal.

En abril de 1995, siendo presidente el liberacionista José María Figueres Olsen, luego de derrotar al candidato socialcristiano Miguel Ángel Rodríguez (Quien ya hemos dicho defendía el neoliberalismo), se firma el conocido “Pacto Figueres – Calderón”. El objetivo del acuerdo era profundizar la reforma Estatal.

Esto generó gran descontento popular, el acuerdo fue muy criticado por la forma en que se hizo como por las ideas que presentaba, en este segundo punto, era evidente que el pacto implicaba un fuerte golpe al Estado de Bienestar construido por los padres de Figueres Olsen y Calderón Fournier.

Dicho pacto se puede resumir en dos puntos claves: la reforma al régimen de pensiones del Magisterio (Cosa que se logró) y la privatización y cierre de varias instituciones públicas (cosa que logró ser frenada casi en su totalidad).

En 1998, el Partido Unidad Socialcristiana, lleva a la presidencia a Miguel Ángel Rodríguez, quien siempre defendió posiciones conservadoras en materia económica, con lo que una vez más, la base del voto “Calderonista”, servía a intereses liberales.

En principio, Rodríguez se enfocó en una “concertación nacional”, esto por cuanto el mandato del presidente estaba debilitado por los resultados electorales, pero no por eso Rodríguez renunció a llevar adelante su proyecto neoliberal.

Es dentro de esta lógica, que se presenta el tema del conocido “Combo del ICE”, que justificaba el debilitamiento de esta institución, basado en el peso de la deuda interna (29% del PIB en 1999)

Entre marzo y abril del 2000, importantes sectores de la sociedad civil organizada, rechazaron fuertemente el proyecto. En este punto, prácticamente el gobierno “socialcristiano”, se había quedado sin ideas.

Para las elecciones del 2002, el PUSC se presentaba altamente dividido, Calderón Fournier no estaba apoyando al precandidato que tenía la mayoría dentro de su partido: la del Dr. Abel Pacheco. Y pese a que, éste presentaba una imagen en la línea de recuperación de las ideas y la obra del Dr. Calderón Guardia, en el fondo, dentro de su movimiento había acercamientos con economistas neoliberales, como el Dr. Alberto Trejos.

En su campaña, Pacheco no habló nunca con seriedad de los problemas nacionales, en realidad, se limitó a hacer una campaña altamente emocional y aprovechó para ello sus grandes dotes de comunicador.

Pacheco llegó a ser presidente, pero sin claridad, sin orientaciones, sin definiciones. Al comienzo su gobierno es apoyado por sectores poderosos, esto hasta que, se presenta la negociación del DR – CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos – Centroamérica y República Dominicana)

El punto de división central entre Pacheco y los sectores poderosos que lo apoyaban, fue el hecho de que el equipo negociador, aceptó introducir en las últimas rondas de definición del acuerdo, el abrir los monopolios de telecomunicaciones y seguros, de hecho, posteriormente se supo, que inclusive el Movimiento Libertario influyó en la negociación de la apertura del segundo monopolio mencionado.

El conflicto resultó en que Pacheco había expresado en diversas ocasiones, que no habría privatización ni apertura. El equipo económico reflejó su poder y el presidente tuvo que aceptar, pese a la tesis que había expuesto públicamente.

La jugada de Pacheco fue retrasar lo más posible el envío del Tratado a la Asamblea Legislativa, esto fue lo que generó que el DR – CAFTA, fuera un tema central en la campaña política del 2006.

Precisamente en esa campaña, fue elegido candidato presidencial Ricardo Toledo, quien provenía del riñón del movimiento de Pacheco, y no era de los líderes de más arrastre del PUSC. Pese a ello, su comando de campaña, estaba conformado en su gran mayoría por gente del “Calderonismo”.

Para ese momento la estructura del PUSC era retomada por el “Calderonismo”, aunque la fórmula presidencial no era del centro de esta corriente, ni Toledo, ni sus candidatos a vicepresidentes, tenían gran capacidad de movilización electoral.

A pesar de este problema Toledo se mantenía muy apegado a las formas propias de Pacheco en su manera de responder y abordar los temas (Por ejemplo, su indecisión en torno al DR – CAFTA), así como a confiar en la estructura de su partido y llamar a los núcleos duros de éste para que emitieran su voto.

Lo cierto es que este mensaje no calaba y por el contrario, la candidatura de Toledo iba en franca caída (De abril a diciembre del 20005, el apoyo pasó del 9 al 3%). Los votantes que habían apoyado a Pacheco, no apoyaban a Toledo.

Uno de los elementos centrales de la problemática del PUSC en aquel momento, fue que el gobierno de Pacheco generó altísimas expectativas y al final, se había estancado gravemente.

Finalmente, el proceso electoral del 2006 reflejó la fortísima crisis del PUSC, Toledo, que era, en la jerga clásica, el candidato oficialista, había obtenido un 3.5% de la votación total, siendo el cuarto partido en votación y muy superado por el Movimiento Libertario.

Como puede verse, a partir de aquí, el PUSC, pasa de ser partido mayoritario a partido minoritario, inclusive superado por un partido más a la derecha que él, en el espectro ideológico (El Movimiento Libertario)

Luego de lo sucedido, la única esperanza que le quedaba al PUSC, era retornar a una nueva candidatura de Calderón Fournier, pero para ese momento, ya se involucraba a Calderón en el caso de un préstamo que el gobierno de Finlandia le dio al gobierno de Costa Rica, para la compra de equipo médico destinado a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

A Calderón se le acusó de supuestamente participar en la aprobación del préstamo, a cambio de una fuerte dádiva, por lo que inclusive, llegó a estar en prisión preventiva por cinco meses.

El debate sobre este caso, denominado: CCSS – Fischel, arranca el 3 de noviembre del 2008, y el 5 de noviembre del año siguiente, en plena lucha electoral, siete de los acusados en el juicio son condenados, Calderón es sentenciado por dos delitos de peculado contra el Estado.

Como es lógico, Calderón recurrió a las instancias de apelación e inclusive, actualmente ha acusado al Estado, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Pero políticamente, el impacto principal, fue que el PUSC, se quedó sin candidato presidencial para las elecciones del 2010.

Dentro de toda esta lógica, para setiembre del 2009, Calderón se ubicaba en un cuarto lugar en las preferencias electorales, de nuevo, como en el 2006, el PUSC estaba por debajo del Movimiento Libertario.

Al final, Luis Fishman asume la candidatura presidencial del PUSC, no solo llevando a cuestas, los cuestionamientos sobre Calderón, sino también los señalamientos sobre el también ex presidente Miguel Ángel Rodríguez, por el denominado caso: ICE – ALCATEL, en el que presuntamente Rodríguez había recibido un porcentaje de sobornos dados por la empresa francesa.

Para diciembre de 2009, Fishman ocupaba en las encuestas, el mismo cuarto lugar que ocupara Calderón y hasta con el mismo porcentaje de adhesión electoral: el 6%. El 15 de ese mes, 22 ex ocupantes de puestos políticos en gobiernos del PUSC, piden dar el voto a la candidata liberacionista, Laura Chinchilla. El desmoronamiento de la Unidad Social Cristiana es evidente.

Finalmente, el resultado electoral deparaba, el cuarto lugar en votación al PUSC, con un 3.9% de los sufragios. La impopularidad del gobierno de Pachaco y los señalamientos sobre Calderón y Rodríguez hundían a este partido.

Hoy, el PUSC se encuentra dividido en dos tendencias: “Renacer Socialcristiano” y “Convergencia Calderonista”. Los primeros parecen buscar un refrescamiento de liderazgos dentro del partido y los segundos, se mantienen apoyando a Calderón Fournier.

Actualmente, ambas corrientes han hecho pactos en pro de coaliciones fuera de la estructura partidaria, como ya dijimos, Calderón con Otto Guevara y el Movimiento Libertario. Y “Renacer…” con dos precandidatos minoritarios del Partido Acción Ciudadana (Luis Guillermo Solís y Juan Carlos Mendoza)

Al parecer hoy “la tortilla se ha volcado”, y el “Calderonismo” busca refugio en un grupo que saliera a finales de los noventas del mismo PUSC, es decir, el Movimiento Libertario, pero en ello se ha jugado el chance de desnudar totalmente su corrimiento hacia la derecha en el espectro ideológico, haciendo más incómodo el poder retomar el discurso social “bajo la imagen del doctor Calderón Guardia”.

En esta lógica, “Convergencia” podría profundizar sus contradicciones: a saber, encontrar un postulante de alta moralidad y de gran inteligencia, incluso con una interesante propuesta programática de impulso económico y justicia social, pero ligada a un pacto con la derecha libertaria.

Por su parte, Guevara confía en que “Convergencia”, no encontrará un líder fuerte que se oponga a él, lo que le permitirá tomar para sí, lo que queda del caudal del “Calderonismo”.

Por otro lado, con el acuerdo al que se llegó el pasado sábado en la Asamblea Nacional del PUSC, parece que por lo pronto el “Calderonismo” no abandonará el partido. Además, al igual que Guevara, “Renacer socialcristiano”, parece confiar en que “Convergencia” no logre encontrar un postulante fuerte, que les haga competencia a sus dos precandidatos: Pedro Muñoz y Julio Suñol.

De ser así, cualquiera de ellos que sea candidato, inclinaría al PUSC a una alianza con los precandidatos del PAC con los que ha negociado. El problema en este escenario, es que ni Muñoz, ni Suñol, ni Solís, ni Mendoza, tienen gran capacidad de movilización de votantes, por lo que el pacto entre ellos, puede quedar en la nada: ya sea que gane “Convergencia Calderonista” la candidatura presidencial el próximo mayo del 2013 o, que la candidatura del PAC, quede en manos de otro precandidato o precandidata (¿Epsy Campbell?), que no esté involucrado o involucrada en dicho pacto.

Algunos analistas han dicho con razón, apoyados en las mediciones estadísticas, que actualmente, el PUSC, es la segunda fuerza política del país, el punto aquí es que esa adhesión no siempre se liga al postulante que luche por la presidencia. Es decir, que dicho postulante puede agradar o desagradar a las bases de su partido, que pueden inclinarse a la abstención o a otro candidato (a) y agrupación.

Finalmente, no se puede perder de vista que hay un sector del PUSC, que se salió del partido, y está buscando consolidar otra opción llamada: Centro Democrático y Social. Queda por verse si esta opción sería capaz de rescatar la dimensión social del “Calderonismo histórico” o se acercará una vez más, a una posición más liberal o neo liberal.

En fin… que por más que han pasado los años, en vez de resolverse, parece profundizarse más, la dualidad del “Calderonismo”.

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