Conversaciones con mis nietos
Arsenio Rodríguez
“La gente sufre porque no está satisfecha; quieren más y más. La ignorancia da lugar a la codicia y a la vanidad.” Meher Baba
Por supuesto cuando las ven los que describen las cosas, con telescopios grandes y chiquitos, y las retratan y analizan, nos dicen tanta cosas de ellas. De que están hechas, de cuan imposiblemente lejos se encuentran, y más o menos de cuantas podrían ser. Y así, contando estrellas, algunos se entretienen mientras viven. Pero es mucho mejor que entretenerse criticando a los demás…
Por curioso, busqué cual es la última cuenta astronómica de las estrellas y miren esto. Las estimaciones actuales dicen en el universo observable hay alrededor de 2 billones (2 × 10¹²) de galaxias, y de 100 a 200 mil millones de estrellas por galaxia. O sea un estimado total de 200 a 400 sextillones de estrellas. Para decirlo de otra manera: hay muchas, muchas, muchas más estrellas, en el universo observable, que granos de arena en todas las playas de la Tierra (y además son un poquito más grandes que estos últimos.)
De este universo incontable de estrellas surgieron, los elementos, los átomos, los planetas que poco a poco dieron lugar a la vida. Las estrellas son componentes básicos de la evolución de la materia, de ellas nacen los planetas, esenciales para la formación de la vida. Y además no olvidemos, esa estrella que sale de día y nos ciega de luz, si la miramos mucho, que sostiene la vida en este planeta.
Siempre me acuerdo de una bella historia que hizo Deepak Chopra en una charla. Que iba paseando bajo un cielo lleno de estrellas, con su nietecita de cuatro años, que se llamaba Tara (que significa estrella en sanscrito), por la playa cerca de su casa. Deepak le dijo, yo te quiero mucho Tara. Y ella que era muy despierta y habladora le contestó, ¿por qué? Él le dijo porque tú estás hecha de luz. Y ella le dijo ¿por qué? Y él pensó, ahora como le explico la fotosíntesis a una niña de cuatro años, y le dijo porque las estrellas querían verse, y te hicieron para que las mires. Y la niña se quedó callada, mientras terminaron el paseo, pero al ir entrando de regreso a su casa, le dijo a Deepak, abuelo las estrellas quieren que las miremos de nuevo.
Estamos todos tan ensimismados con nuestros egos, con nuestra ignorancia, que se nos ha ido el asombro, y nos dedicamos con tanto afán, a estas personalidades nuestras, creyendo que sabemos tanto, y que el mundo gira alrededor de estos egos. Y nos hemos olvidado la magia de la vida y las estrellas.
Si mirásemos a las estrellas, al universo, a la complejidad y armonía de la sinfonía de la naturaleza, en su maravillosa expresión, seriamos más humildes, y menos empecinados en adquirir más de lo necesario, y acumular tanto a costa de los demás y del bienestar del entorno. Podríamos vivir una vida más humana y compasiva. Seriamos conscientes de que estamos todos en el mismo barco, flotando en este océano de luz. Sí, que estamos hechos de luz de las estrellas, para verlas, para maravillarnos, para aprender a ser.
Y me acordé de unos versos;
Los techos nos protegen de las inclemencias del tiempo, pero nos ocultan las caricias de las estrellas, Y a veces uno necesita, tomarse un trago de estrellas para sobrellevar la soledad del corazón. Sí. A veces unos cuantos tragos de espacio con estrellas, nos ayudan en el dolor de la espera. Así que toma el mango de la Osa Mayor, y úsalo como cucharón, para servirte un trago o dos de espacio con estrellas.
Y me tomé unos tragos de espacio con estrellas y me emborraché de optimismo.
Al otro día de mi paseo todavía andaba ebrio. Leí unos datos sobre la economía del mundo, y me puse a soñar despierto. De acuerdo con datos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, el consumo mundial en el 2023 por las familias en el mundo es de alrededor de unos 64 billones de dólares (64×1012). De esta cantidad el 40-45% (25-28 billones de dólares) se destina a bienes y servicios de «vanidad» como: ciclos de moda, excesos de entretenimiento, artículos de lujo, cosméticos, productos no esenciales.
La siguiente tabla compara los gastos para necesidades y bienestar vis a vis vanidad y lujos. Aun en los países más pobres se invierte mucho en lujo y vanidad, aunque el paraíso son los países con ingresos más altos.
Todavía afectado del trago de estrellas me dio por soñar. Encontré que con una reducción del 50% del gasto en lujos y vanidades se liberarían alrededor de $ 12-14 billones anuales. Y que con esto se podrían financiar completamente los principales objetivos mundiales de salud, educación, conservación de la naturaleza, y equidad global y nos sobraría para apoyar el desarrollo de la investigación científica para generar más bienestar. O sea que reasignando tan solo, la mitad del consumo actual para satisfacer nuestra vanidad podríamos erradicar la pobreza extrema, lograr la salud y la educación universales, financiar completamente la transición climática y duplicar la financiación mundial de la ciencia.
Y por supuesto al reducir la «codicia y la vanidad» no solo de reduciría el consumo; cambiaría los valores sociales. El éxito ya no se mediría en posesiones y estatus sino en la educación, la salud, y el bienestar colectivo. La publicidad dejaría impulsar nuestros apetitos por lo baladí y se enfocaría hacia promover servicios universales (atención médica, vivienda, educación) y a la protección de los bienes comunes globales.
Pensando en esto estaba cuando me llegó una notificación al celular, con un resumen del discurso de Trump ante Naciones Unidas. Sobre todo respecto al cambio climático y a la migración. Y me di cuenta de que el problema no está en la lógica de las cosas, sino en nuestra arrogancia y falta de humildad. Vivimos cada vez más en la arrogancia y en el cada uno a lo suyo. Nuestro espíritu ya no se asombra con el universo y la vida, la soberbia y el vacío de nuestros egos, es más importante que eso. Me di cuenta de que la crisis global actual no es de índole material, o de falta de capacidad intelectual para resolver los problemas, sino de pobreza espiritual: de nuestro egoísmo, de nuestra falta de humildad, solidaridad y reverencia por la vida.
Y pensé que tal vez las mismas fuerzas poderosas, que generaron las estrellas a través de violentas convulsiones y explosiones, y que eventualmente hicieron posible los nichos para que existiera la fragilidad de las mariposas y la consciencia del amor, se manifestarán de nuevo. Un asteroide terminó con la dominancia de los dinosaurios y surgieron los mamíferos con su capacidad de mayor empatía.
Quizás la síntesis de la civilización humana seguirá progresando, más allá los Trumps en cada uno de nosotros, y descubriremos colectivamente las energías del amor, a través de una leve caricia de estas fuerzas de la naturaleza que nos harán conscientes de nuestra interdependencia, de que estamos todos hechos de luz de las estrellas. ¡Brindemos con un trago de espacio con estrellas!