Proyecto Esther

El plan conservador detrás de la batalla ideológica

Esther

Washington, octubre de 2024 (CPNews)

El anuncio del llamado Proyecto Esther, elaborado por The Heritage Foundation, sacudió el panorama político estadounidense. Presentado como una estrategia nacional para combatir el antisemitismo, el documento ha sido criticado por académicos y activistas que lo consideran un plan para reprimir el movimiento pro-palestino en universidades y espacios públicos.

Un nombre con carga simbólica

El plan toma su nombre de la reina bíblica Ester, heroína judía que salvó a su pueblo en tiempos de persecución. “Se trata de una narrativa religiosa aplicada a la política”, explica la politóloga Sarah Kendall, profesora en la Universidad de Georgetown. “La idea es convertir una agenda partidaria en una misión casi sagrada: defender a Israel y a Estados Unidos de enemigos internos y externos”.

Las raíces conservadoras

The Heritage Foundation, uno de los think tanks más influyentes del conservadurismo, lleva décadas diseñando estrategias culturales. En el caso del Proyecto Esther, propone una fuerza de tarea nacional para desmantelar lo que define como una supuesta “red de apoyo a Hamás” dentro de EE. UU. La visión que subyace responde a tres ejes: cristianismo evangélico como base moral, nacionalismo excluyente y confrontación directa con movimientos progresistas.

“Lo que vemos aquí no es nuevo. Es la continuación de las llamadas ‘guerras culturales’”, comenta Daniel Flesch, exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional y uno de los autores del informe. “Las universidades se han convertido en terreno de batalla y ya no podemos ignorarlo”.

Ecos del trumpismo

Las propuestas del Proyecto Esther coinciden con medidas impulsadas por una hipotética segunda administración Trump: deportación de estudiantes internacionales que protestan, recortes de fondos a universidades y procesamiento de activistas bajo leyes antiterroristas. Para muchos analistas, el documento funciona como un “programa de gobierno en la sombra”.

“Es un manual que legitima el uso del Estado para criminalizar la disidencia”, sostiene Beth Miller, de Jewish Voice for Peace. “No combate el antisemitismo real, sino que silencia cualquier crítica a Israel y a la política exterior estadounidense”.

Riesgos democráticos

Las críticas apuntan a que el plan borra la línea entre protesta y terrorismo. Organizaciones de derechos civiles advierten que este enfoque amenaza la libertad de expresión y normaliza la represión política. “Estamos ante un precedente peligroso”, alerta el Instituto Lemkin para la Prevención de Genocidios. “Si esta lógica se impone, cualquier movimiento social podría ser etiquetado como enemigo interno”.

Más que un plan contra el antisemitismo

El Proyecto Esther se presenta como una iniciativa para proteger a las comunidades judías, pero sus críticos lo describen como parte de una ofensiva conservadora más amplia: consolidar un bloque ideológico entre el nacionalismo estadounidense, el sionismo más duro y la cruzada contra el progresismo.

La pregunta que queda en el aire es si, bajo la bandera de combatir el odio, no se estará abriendo la puerta a un modelo político que erosione los cimientos de la democracia estadounidense.

Datos duros

Desde su lanzamiento, varias de las propuestas de Proyecto Esther parecen haber encontrado eco en medidas concretas. Entre febrero y agosto de 2025, más de 200 estudiantes internacionales han enfrentado procesos de deportación por participar en protestas pro-palestinas, según cifras de organizaciones de derechos civiles. Universidades como Columbia y UCLA han reportado recortes millonarios de fondos federales, mientras que al menos 35 activistas han sido procesados bajo leyes antiterroristas o de asociaciones ilícitas.

Estos números, aunque cuestionados por sectores oficiales, muestran que la influencia del plan trasciende el papel. Y alimentan el temor de que, bajo la bandera de combatir el odio, Estados Unidos esté dando pasos hacia una democracia menos plural y más autoritaria.

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El periódico The New York Times revela el plan de la derecha para “catalogar cualquier tipo de crítica a Israel” como apoyo a Hamás

El periódico The New York Times acaba de publicar un detallado informe acerca del Proyecto Esther, un proyecto político para aplastar el movimiento de solidaridad con Palestina en Estados Unidos elaborado por la Fundación Heritage, el centro de investigación de derecha que se hizo conocido como impulsor del Proyecto 2025. El Proyecto Esther se creó durante el Gobierno de Biden y establece un plan de acción para vigilar, silenciar y castigar a quienes se manifiesten a favor de Palestina con medidas que incluyen la deportación de personas que no tengan la ciudadanía estadounidense y la retención de fondos gubernamentales destinados a las universidades. Según parece, el Gobierno de Trump ha incorporado muchas de las propuestas de la Fundación Heritage.

“El Proyecto Esther tiene como objetivo instalar la idea de que todas las personas que critican a Israel, así como quienes se manifiestan a favor de Palestina están proporcionando apoyo material al terrorismo”, explica la periodista de investigación Katie Baker. “Dicen de manera muy explícita que están haciendo esto. […] Está todo expuesto en Internet y allí ha estado durante meses”.

Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Pasamos ahora a un nuevo informe en The New York Times que se sumerge profundamente en el Proyecto Esther, un detallado plan político de la fundación de extrema derecha Heritage Foundation, más conocida por ser la creadora del Proyecto 2025. El Proyecto Esther se lanzó el 7 de octubre de 2024, y establece planes para vigilar, silenciar y castigar a los activistas propalestinos, incluyendo la deportación de ciudadanos no estadounidenses.

Katie J.M. Baker, periodista de investigación del New York Times habló con la gente detrás de Proyecto Esther para su nuevo artículo, titulado “El grupo detrás del proyecto 2025 tiene un plan para aplastar el movimiento propalestino”. Katie se une a nosotros ahora para hablar de ello.

Bienvenida a Democracy Now!, es un placer tenerla con nosotros. Hable de su investigación.

KATIE J.M. BAKER: Muchas gracias por invitarme.

Sí, encontré que el arquitecto detrás del Proyecto Esther dijo que no es coincidencia que lo que estamos viendo en relación con las acciones tomadas contra las universidades y manifestantes propalestinos a un nivel federal, estatal y local esté pasando meses después de que publicaron su informe.

AMY GOODMAN: “The Forward” había hablado inicialmente de este informe de la Fundación Heritage, pero usted fue mucho más lejos. Citó nombres y habló con personas detrás del Proyecto Esther. Cuéntenos quiénes son.

KATIE J.M. BAKER: Sí, la mujer que supervisa el Proyecto Esther es Victoria Coates. Ella fue asesora de seguridad nacional de Trump durante su primer mandato y tiene una larga historia de trabajo en asuntos israelíes. Y luego, Robert Greenway, quien dirigió los Acuerdos de Abraham y es también uno de los coautores del Proyecto Esther.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar de cuáles son exactamente sus planes? Y, ¿cuántos grupos judíos están involucrados en la configuración del Proyecto Esther, dado que los líderes del Proyecto Esther hablan de luchar contra el antisemitismo?

KATIE J.M. BAKER: Sí, el Proyecto Esther tiene como objetivo renombrar a todos los críticos hacía Israel y a los manifestantes propalestinos como personas que proporcionan apoyo material al terrorismo. Eso significa que cualquiera que alguna vez haya participado en una protesta a favor de Palestina en una universidad, por ejemplo, potencialmente está proporcionando apoyo material y debe ser despedido o deportado o condenado al ostracismo de lo que ellos llaman una sociedad abierta. Y no hay muchos grupos judíos involucrados en este proyecto. Hay algunos, pero el grupo de trabajo que inspiró el Proyecto Esther eran principalmente organizaciones cristianas y de derecha.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar del papel de los cristianos sionistas?

KATIE J.M. BAKER: Sí. Hay algunos cristianos sionistas que están interesados en Israel porque piensan que ayudará a lograr el dominio cristiano en todo el mundo o provocar el fin de los tiempos bíblicos. Pero también hay muchos cristianos que simplemente ven la existencia de unos valores judeocristianos compartidos y apoyan a Israel por esa razón. Y creo que lo más interesante es que la Fundación Heritage incorporó muchos argumentos sobre el antisemitismo en sus ataques contra las instituciones de educación superior de manera más general después del 7 de octubre, y culpan a las políticas de diversidad, a Black Lives Matter y a ese tipo de movimientos progresistas por lo que ellos ven como un aumento del antisemitismo en los campus universitarios.

AMY GOODMAN: Quisiera escuchar a alguien a quien usted cita en su artículo. Democracy Now! habló el 18 de mayo con Stefanie Fox, directora ejecutiva de Voz Judía por la Paz, para pedirle su opinión sobre lo que usted expuso del Proyecto Esther.

STEFANIE FOX: El Proyecto Esther fue creado por los nacionalistas cristianos blancos ultraconservadores y debe entenderse como un anexo al Proyecto 2025, que es el plan de la Fundación Heritage para reconvertir a EE.UU. en base a una imagen ultraconservadora. No tiene absolutamente nada que ver con la seguridad de los judíos, y está destinado únicamente a destruir el movimiento de liberación palestina, usando tácticas que luego puedan ser usadas contra cualquier otra comunidad o movimiento y contra la democracia misma.

Podemos ver claramente que el Proyecto Esther establece un camino para que el Gobierno de Trump perfeccione esos marcos legales que impulsarán de forma exitosa los objetivos del movimiento MAGA. Entonces, por ejemplo, los ataques contra estudiantes extranjeros, como Mahmoud Khalil, a través de arrestos y deportaciones debido a sus puntos de vista políticos son un intento aterrador de ampliar el alcance de las ya de por sí injustas leyes antiterroristas y migratorias para usarlas en contra del movimiento por los derechos de los palestinos, de las comunidades inmigrantes y de las libertades civiles en general. El Gobierno de Trump y grupos como la Fundación Heritage piensan que si atacan a los grupos que ellos consideran más vulnerables, como los palestinos, cualquiera que defienda los derechos humanos de los palestinos, de los inmigrantes, de las personas trans, entonces nadie dará un paso al frente y opondrá resistencia.

Pero el giro fascista de este país no es inevitable. Si una coalición unida puede contrarrestar estos ataques ahora, podemos frenar el impulso que tiene en este momento la amplia agenda Trump. Y entendemos que lo que justifica esa agenda es lo mismo que justifica el genocidio y la limpieza étnica de los palestinos que está perpetrando Israel con el apoyo de EE.UU. Vemos los dos males gemelos causados por la cínica utilización de falsas acusaciones de antisemitismo que garantizan que no se pueda hacer que el Gobierno israelí rinda cuentas, al mismo tiempo que avala el racismo generalizado y constante y la deshumanización que sufren los palestinos. Esas tácticas vienen usándose desde hace décadas, y francamente, han tenido un apoyo bipartidista, pero la derecha pro-Trump está consolidándolas y acelerando el uso de las mismas. Así que debemos recordar que ellos dependen del uso del antisemitismo como arma y de la incitación al racismo antipalestino, porque se quedaron sin argumentos.

La sola noción… Miremos, por ejemplo, la “Red de Apoyo de Hamás”, que es el término que usa la Fundación Heritage para describir el movimiento de liberación palestino. Esa es una acusación forzada y sin fundamento, con la intención obvia de vilipendiar todas y cada una de las críticas al Gobierno israelí. Y las acusaciones serían risibles —son descabelladas y no tienen fundamento— si no se estuvieran traduciendo en políticas tan serias y mortales que están poniendo en riesgo la vida de mucha gente ahora mismo.

Pero hay millones de personas, incluyendo la mayoría de estadounidenses y una cantidad cada vez más grande de judíos, que quieren ver el fin del genocidio que Israel está perpetrando contra los palestinos, que están indignados de que nuestros impuestos se estén utilizando para asesinar y matar de hambre a decenas de miles de niños, y que quieren que los Gobiernos de Estados Unidos e Israel rindan cuentas por los crímenes de lesa humanidad que han cometido. Y es ante estos ataques represivos que nuestra única opción es ser más decididos y más claros en la defensa de la vida de los palestinos todos los días y exigir justicia, igualdad y libertad para todas las personas, sin excepciones.

AMY GOODMAN: Escuchábamos a Stefanie Fox, directora ejecutiva de Voz Judía por la Paz, uno de los grupos que el Proyecto Esther identifica, según lo menciona ella, como una “Organización de Apoyo a Hamás” (HSO). También hacen referencia a la “Red de Apoyo de Hamás” (HSN). ¿Puede hablar más sobre esa denominación?

KATIE J.M. BAKER: Sí. El Proyecto Esther se enfoca en grupos antisionistas, como Voz Judía por la Paz, pero su objetivo es mucho más amplio que eso. Según ellos, hay una red que no solo incluye a esos grupos, sino a grandes organizaciones sin fines de lucro, como la Fundación Tides, con George Soros como un estratega en la cima de esta pirámide que ellos mostraron ante donantes potenciales. Por otro lado, por supuesto, están las instituciones de educación superior que albergan estas organizaciones; miembros del Congreso, senadores; los medios de comunicación y, en realidad, como dije antes, cualquiera que haya criticado a Israel o haya participado en cualquier tipo de actividad propalestina.

AMY GOODMAN: ¿Cómo ha comenzado el Gobierno de Trump a cumplir con algunos de los objetivos trazados por el Proyecto Esther de la Fundación Heritage?

KATIE J.M. BAKER: Quiero dejar claro que el Gobierno de Trump no accedió a hablar conmigo para este informe, mientras que Heritage dice que podría ser solo una coincidencia y que no saben si en realidad el Gobierno está siguiendo el plan. Pero, según mis análisis, el Gobierno de Trump y otros republicanos han pedido que se implementen más de la mitad de los objetivos realizables en el Proyecto Esther, o por lo menos parece que eso es lo que han pedido. Y creo que vale la pena mirar el documento completo para tener una idea de qué más podremos ver implementado en el futuro.

AMY GOODMAN: En su artículo, usted escribe: “Los arquitectos del Proyecto Esther imaginaron resultados que en su momento podrían haber parecido inconcebibles. […] Ahora, cuatro meses después de que Trump asumiera la presidencia, los líderes de la Fundación Heritage están celebrando una victoria temprana”.

KATIE J.M. BAKER: Sí, de nuevo, ellos no lo dirán abiertamente. Y si recuerdan, el año pasado, el Proyecto 2025 fue algo tan polémico y se convirtió en un tema de conversación tan grande durante la campaña electoral que Trump tuvo que distanciarse de ello. Así que son muy cuidadosos en mantener la distancia entre ellos. Pero sí dicen que se reúnen regularmente con funcionarios del Gobierno. Y el Sr. Greenway me dijo que no es una coincidencia que estemos viendo medidas como el bloqueo de miles de millones de dólares en fondos federales para las universidades. También vemos un llamado a monitorear las redes sociales de los inmigrantes para vigilar actividades, entre comillas, “antisemitas”. Estamos viendo los intentos de deportar a personas que han criticado a Israel o han abogado por los derechos del pueblo palestino. Y todo eso está muy claramente establecido en el Proyecto Esther.

AMY GOODMAN: ¿Cuáles son los legisladores republicanos involucrados en formular los objetivos del Proyecto Esther?

KATIE J.M. BAKER: Creo que abarca un espectro muy amplio. Hay personas dentro del Gobierno de Trump, republicanos en el Congreso. Así que es muy difícil mencionar a uno o dos, porque es algo muy generalizado.

AMY GOODMAN: Muchas gracias por estar con nosotros. ¿Cuál ha sido la respuesta a su reporte por parte de la Fundación Heritage, la gente detrás del Proyecto Esther?

KATIE J.M. BAKER: No he escuchado de ellos, pero creo que han mostrado muy explícitamente que esto es lo que están haciendo. Ellos no habían hablado públicamente antes de esto, y realmente tuve que presionarlos por un tiempo para que lo hicieran. Pero todo esto está disponible en internet y lo ha estado durante meses.

AMY GOODMAN: Muchas gracias por estar con nosotros. Por supuesto, enlazaremos a su reporte para The New York Times, titulado “El grupo detrás del Proyecto 2025 tiene un plan para aplastar el movimiento propalestino”. Muchas gracias, Katie J.M. Baker, autora de ese artículo en The New York Times.

Fuente: Democracy Now!

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