Culpable no es quien hace la fechoría

Sino quien la denuncia o investiga

Luis Paulino Vargas Solís

Luis Paulino Vargas

¿Que el tipo acosó jóvenes mujeres en el Banco Mundial? Pues la culpa es de ellas, por denunciar las libidinosas propuestas y aproximaciones del angelito de esta historia.

¿Qué la campaña electoral que llevó a este querubín a la presidencia estuvo plagada de oscuros chanchullos? Pues los que tienen toda la culpa son los medios que denunciaron y el Tribunal de Elecciones y el fiscal general por atreverse a investigar.

¿Que el sujeto de este cuento quería hacer fiesta a punta de «cariñitos» con los dineros del BCIE? Pues la culpable es doña Patricia Navarro, por tener el coraje de informarle a Costa Rica sobre tan «inocentes» manejos.

¿Que Marta Esquivel quería «premiar» a ciertas cooperativas pagándoles sobreprecios escandalosos por administrar algunos EBAIS? Pues qué majadería, está claro que la culpa recae sobre el auditor de la Caja, que puso la denuncia, como culpable también es -va de nuevo- el necio del fiscal general que mete cabeza en investigar.

¿Que el Semanario Universidad hace públicas las extrañas reuniones palaciegas con una empresa interesada en contratos megamillonarios con el ICE? ¿Que, encima de eso, la auditora del ICE denuncia situaciones anómalas que comprometen la viabilidad financiera y la competitividad del ICE? Pues no hay nada que decir, excepto que la culpa es del Semanario y de la auditora por ponerse a sacar a la luz lo que el santo varón de esta historia habría preferido mantener bajo un denso e impenetrable manto de silencio.

¿Que el señor Batalla, insigne inaugurador de obras a medio palo, aparece envuelto en situaciones de índole pornográfica, desconsejadas para personas menores de edad? Pues, damas y caballeros ¿de quién es la culpa? No del macho cabrío en celo, sino de la mujer que denuncia el atropello y, en especial, de los medios que nos advierten: «este es el sujeto que pretende que ustedes lo elijan para un alto puesto».

Esa es la lógica retorcida y corrupta del chavismo: un mundo vuelto de cabeza, donde al pillo se le glorifica como héroe y la mentira es reina y emperatriz.

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