R. D. Congo hacia la balcanización

Guadi Calvo

Congo

El este de la República Democrática del Congo (RDC) es una región extremadamente rica en minerales como coltán, litio y otros elementos esenciales para la fabricación de productos de alta tecnología. Por su escasa población, las tres provincias del este (Kivu del Norte, del Sur e Ituri) son una tentación para la ocupación y explotación de esas áreas por parte de los países que los rodean. Estas son las razones para la superpoblación de grupos armados que se aproximan a los cien, que bajo la cobertura de diferentes causas dan protección para la explotación ilegal de esos yacimientos.

Por lo que la violencia armada que sufre el este de la RCD, desde hace más de cuarenta años, es constante y en este marco es que ya se acercan al millar los muertos en Goma, y a tres mil los heridos, desde que las fuerzas del Mouvement du 23-Mars (M-23), de la etnia tutsi, dijeron haber tomado la ciudad el pasado 26 de enero.

Los combates entre las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC) y los rebeldes, apoyados por una fuerza de cuatro mil efectivos de las Fuerzas de Defensa de Rwanda (RDF), continúan tras la debacle del fin de semana anterior.

Las FARDC habrían logrado detener la avanzada e incluso recuperar algunas aldeas cercanas a la capital de la provincia de Kivu del Norte, Sanzi, Muganzo y la de Mukwidja en la localidad de Kalehe, en la vecina de Kivu del Sur, las que habían caído en manos de los rebeldes a principios de esta semana pasada.

Con el reagrupamiento y el avance de los regulares congoleños, a pesar de la importante cantidad de bajas, la rendición de unos dos mil efectivos y los más de doscientos mercenarios europeos de una empresa rumana de seguridad militar, Congo Protection, contratados por Kinshasa, cuando ya se daba por derrotado a las FARDC, acompañados por la Force de l’Eveil Patriotique pour la Liberation du Congo (Fuerza del Despertar Patriótico para la Liberación del Congo), conocido popularmente por la palabra suajili: Wazalendo (patriotas o nacionalistas) pudieron resurgir, lo que agrava la situación para la población civil, que entre pobladores y desplazados se acerca a los cuatro millones de personas que están totalmente inmersos en una batalla, que promete extenderse por semanas.

De todos modos, con la perspectiva del agravamiento de la situación, algunos de los habitantes de Goma, que habían huido de la ciudad con el inicio de los combates, están retornando, después de la promesa de los insurgentes de restablecer los servicios públicos (electricidad, agua e internet), los que habían sido cortados con la caída de la ciudad.

También se interrumpieron las vías de acceso a los alimentos, las rutas comerciales y las de los suministros agrícolas. Además, se prohibió la navegación del lago Kivu, por donde llegaba mucha de la mercadería que falta. Al disponerse el cierre fronterizo con Rwanda, con la que Goma mantiene, a través de la ciudad de Gisenyi, un importante intercambio comercial, profundizó la escasez de productos.

Esta situación ha provocado el desabastecimiento de insumos en los hospitales, que se encuentran saturados por los heridos de bala a raíz de los combates, al tiempo que en los campamentos de desplazados que rodean la ciudad han sufrido la falta de productos alimenticios y medicinales, lo que ha obligado a las organizaciones humanitarias a realizar un llamamiento urgente para un alto el fuego o al menos un corredor seguro por donde pueda ser restablecida la llegada de esos productos.

Según algunos testigos, muchos soldados de la FARDC habrían abandonado sus uniformes y armamentos para disimularse entre la población civil, intentando evitar las represalias de los rebeldes. Esos elementos fueron recogidos por jóvenes y niños que los utilizaron para organizar grandes saqueos a tiendas y viviendas.

La actual situación parece haber retrotraído a Goma a la última década del siglo pasado, cuando Ruanda, Uganda y algunos grupos financiados por ellos tomaron el control de los territorios orientales de la RDC y organizaron, sin ningún tipo de intervención de Kinshasa, la seguridad, el comercio, las comunicaciones y el transporte.

Quienes han vuelto a sus hogares informan que debieron encargarse de la limpieza de las calles después de los combates y que, más allá de la escenografía típica que dejan los combates urbanos: vehículos incendiados, viviendas y locales dañados y saqueados, fue llamativa la fetidez y las grandes manchas de sangre, lo que señala el importante número de muertos y heridos. Mientras, para proveerse de agua, los pobladores de Goma han debido recurrir al lago Kivu, cuyas aguas son poco aptas para el consumo humano. Es particularmente grave lo que informó el pasado viernes, Jean-Pierre Lacroix, el jefe de la oficina de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas (ONU), acerca del rápido avance del M-23 y los efectivos de las Fuerzas de Defensa de Rwanda, que se encontraban a sesenta kilómetros de la ciudad de Bukavu, la capital provincial de Kivu del Sur, la segunda más importante del este del país, después de Goma, con cerca de medio millón de habitantes.

Según el informe, la velocidad con la que se están moviendo los rebeldes que se dirigían, inicialmente, al aeropuerto indica la poca resistencia con la que se han encontrado, a pesar de que las bases de las FARDC de Bukavu habían sido vaciadas para reforzar las posiciones del ejército en las localidades cercanas de Nyabibwe, Bushushu y Nyamukubi.

A esto se suma la amenaza de uno de los máximos líderes políticos del M-23, Corneille Nangaa, quien en una entrevista periodística dijo: “Queremos ir a Kinshasa, tomar el poder y dirigir el país”.

Se ha denunciado que, a su paso, el M-23, junto a los ruandeses, ha perpetrado una importante cantidad de ejecuciones extrajudiciales, violaciones de mujeres y el reclutamiento forzoso tanto de hombres, jóvenes e inclusive niños.

De completarse de manera exitosa la ofensiva contra Kivu del Sur, podría poner a todo el territorio del este congoleño bajo control total de los rebeldes, algo que no sucede desde el fin de las dos grandes guerras civiles, que prácticamente se libraron de manera continua entre 1996 y 2003, en las que murieron seis millones y medio de personas, en su mayoría a consecuencia de las hambrunas y epidemias.

Alineaciones

Mientras que el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, llamó a los jóvenes a incorporarse masivamente al Ejército, al tiempo que promete una respuesta “vigorosa y coordinada al avance rebelde”. El presidente ruandés, Paul Kagame, niega las acusaciones acerca de que cuadros de su ejército estén colaborando con el M-23 en la embestida contra Kinshasa. Kagame aclaró que la presencia de militares de su país en la RCD se debe a operaciones contra el grupo armado Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en el año 2000 por líderes hutus, que huyeron desde Rwanda a la RDC, escapando de la venganza tras el genocidio de 1994, cuando en apenas tres meses fueron masacrados cerca de un millón de miembros de la etnia tustsi.

En este contexto, Rwanda ha empezado a recibir la presión internacional para que desactive su influencia en el M-23. Los Estados Unidos dijeron estar “profundamente preocupados por la escalada del conflicto”, mientras que Alemania canceló una reunión con altos funcionarios del gobierno de Kagame prevista para finales de este mes. Mientras que el Reino Unido amenazó a Kigali con suspenderle mil millones de dólares en ayuda global.

Mientras que, a su vez, países miembros de la Unión Europea están replanteando el acuerdo firmado con Kigali en febrero del 2024, la importación de materias primas fundamentales para los microchips y las baterías de los coches eléctricos, que se sabe son literalmente saqueadas en el este congoleño, traficadas ilegítimamente a Rwanda, desde donde siguen camino a Europa.

En este contexto, Rwanda ha empezado a recibir la presión internacional para que desactive su influencia en el M-23. Los Estados Unidos dijeron estar “profundamente preocupados por la escalada del conflicto”, mientras que Alemania canceló una reunión con altos funcionarios del gobierno de Kagame prevista para finales de este mes. Por su parte, el Reino Unido amenazó a Kigali con suspenderle mil millones de dólares en ayuda global.

Otros dos jugadores africanos parecen tener mucho que decir en el conflicto del este de la RDC: Burundi, que debido a sus desavenencias con Rwanda, destacó efectivos de su ejército a Kivu del Sur, para colaborar con las FARDC a contener a los rebeldes del 23-M.

Mientras serios cruces que mantuvo el presidente Kagame con su par sudafricano Cyril Ramaphosa, a quien trató de mentiroso, tras haber sido responsabilizado por la muerte de trece hombres de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco), el pasado día veinticinco de enero, de los que nueve eran miembros de la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF). Mientras, los restantes eran de Malawi y Uruguay.

La actual relación entre Kigali y Pretoria podría ser el precursor necesario para activar el mecanismo de un conflicto regional que puede terminar con la balcanización de la República Democrática del Congo.

Línea Internacional

Revise también

Melania

Descifrando a Melania 2.0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *