El tren escénico de monte Rainier

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

La ciudad de Elbe, ubicada en el condado de Pierce, estado de Washington, a unas 22 kilómetros al sur del monte Rainier en el sector de Paradise. Es una encantadora pequeña comunidad conocida por su historia y su proximidad al parque nacional. Situada en el condado de Pierce, Elbe atrae a visitantes por su ambiente tranquilo, paisajes pintorescos y conexión con la naturaleza. Pasamos por ahí de camino al Parque Nacional monte Rainer, del que ya le escribí una columna.

Fundada a fines del siglo XIX, Elbe tiene raíces alemanas, como lo sugiere su nombre, tomado del río Elba en Europa. La herencia cultural alemana se refleja en su emblemática iglesia luterana, construida en 1906. Conocida como la Iglesia Luterana de Elbe, es uno de los edificios más pequeños de su tipo en América del Norte y un sitio histórico popular incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos (ver Anexo).

La cercanía de Elbe al monte Rainier lo convierte en un punto de partida ideal para explorar este icónico parque nacional. Desde aquí, se puede acceder a actividades al aire libre, como senderismo, camping y fotografía, disfrutando de la majestuosidad de glaciares, cascadas y flora alpina.

Aunque es una ciudad pequeña, Elbe encanta por su autenticidad, su conexión con la historia local y su entorno natural incomparable. Es un bonito lugar de paso, con un toque de historia y paisajes espectaculares, y por supuesto el tren. Elbe es también conocida por el “El tren escénico de monte Rainier” (Mount Rainier Scenic Railroad), un tren histórico que ofrece recorridos pintorescos en locomotoras de vapor a través de los densos bosques de la región. Este ferrocarril permite a los visitantes disfrutar de vistas impresionantes y aprender sobre la rica historia maderera de la zona.

El tren es una atracción histórica en Elbe. Este tren turístico de vapor ofrece una experiencia única de viaje en un tren de época, donde pueden disfrutar de paisajes montañosos, ríos y densos bosques característicos del noroeste del Pacífico.

El tren tiene sus raíces en el auge de la industria maderera de principios del siglo XX, cuando los ferrocarriles fueron vitales para el transporte de madera en la región. Esta línea ferroviaria fue creada por el Western Washington Logging Company en 1906, y fue utilizada principalmente para transportar madera y recursos naturales desde los bosques de monte Rainier. Con el paso del tiempo, y después de varias crisis en la industria maderera, el tren fue reimaginado como un tren escénico y patrimonial.

El recorrido del tren se extiende aproximadamente 22,5 kilómetros desde Elbe hasta Mineral, un pueblo vecino, y pasa por densos bosques de coníferas, ríos y paisajes naturales. Este recorrido, que dura entre una y dos horas, ofrece vistas de la campiña, puentes históricos y, en días despejados, vistas espectaculares del majestuoso monte Rainier. La locomotora de vapor crea una experiencia nostálgica, con vagones restaurados que conservan un ambiente de época.

Durante el trayecto, se puede aprender sobre la historia del área, la ecología del parque nacional y el impacto del ferrocarril en la expansión del noroeste del Pacífico. El tren ofrece recorridos temáticos según la temporada, incluyendo viajes de Halloween, Navidad y eventos especiales para familias.

El tren es operado por el Museo del Ferrocarril de Mount Rainier, el cual ha trabajado para preservar tanto la historia ferroviaria de la región como el valor cultural de la zona. El museo alberga una de las mayores colecciones de trenes de vapor históricos del noroeste de Estados Unidos y educa al público sobre la importancia del ferrocarril en la industria maderera.

Este tren turístico es una atracción popular, no solo por su valor histórico, sino también por el sentido de nostalgia que ofrece a sus pasajeros.

Conozcamos un poco de su historia:

La Tacoma Eastern Railway inició la construcción de un ferrocarril desde la “Ciudad del Destino”, conocida así porque se eligió para ser la terminal occidental del Ferrocarril del Pacífico Norte, hacia el monte Rainier en la década de 1890. La región albergaba a colonos ambiciosos que eran especuladores desenfrenados, promotores rápidos y agresivos, y que buscaban hacer fortuna, ahora posible gracias a las nuevas redes ferroviarias vastas e interconectadas que surgían por todo el país. Los motores económicos que permitieron la rápida y agresiva expansión del Oeste fueron la madera y el ferrocarril.

Es importante reconocer que mucho antes de que se colonizara el noroeste del Pacífico, los nisqually fueron los primeros pueblos que vivieron en las estribaciones del monte Rainier (monte Tahoma) y a lo largo del río. Los pueblos nisqually Lah-al-thu (Elba), Meschal (río Mashel) y Squaitz (arroyo Skate) existieron simultáneamente al desarrollo de las vías férreas que a menudo señalaban los topógrafos del ferrocarril Northern Pacific. La historia de Nisqually está entrelazada con la del desarrollo de Elbe, Eatonville y los efectos del desarrollo en el medio ambiente local, todo ello relacionado con el crecimiento del ferrocarril.

A medida que los magnates del ferrocarril y los propietarios de aserraderos hacían y perdían fortunas, las condiciones de trabajo en los campamentos madereros y en el ferrocarril eran duras y peligrosas. Los trabajadores y, a menudo, sus familias, vivían en campamentos provisionales que eran transportados por ferrocarril y recogidos y trasladados con frecuencia a medida que las operaciones de tala se adentraban en la zona boscosa. La vida en los campamentos era dura y un verdadero «salvaje oeste», a menudo lleno de accidentes, alcohol y los peligros relacionados con cada uno de ellos.

Las historias de los campamentos madereros y los ferrocarriles están íntimamente entretejidas en el tejido de Estados Unidos: lo bueno, lo malo y lo feo. Los campamentos madereros fueron desapareciendo a mediados del pasado siglo, a medida que avanzaban la tecnología y el transporte.

Para detallar un poco, también es interesante conocer sobre la locomotora Willamette, que fue diseñada especialmente para el terreno.

El noroeste del Pacífico planteaba a los ferrocarriles madereros una serie de retos medioambientales y geográficos que impulsaron cambios en el diseño de las locomotoras de engranajes.

La Willamette Iron & Steel Works de Portland, Oregón, era uno de los principales fabricantes de equipos de explotación forestal, en particular de locomotoras de asno de vapor. La empresa tenía un historial de desarrollo de soluciones a los problemas inherentes a la explotación forestal en el noroeste del Pacífico.

En 1922, Willamette comenzó a fabricar una locomotora que emulaba a la «Shay» pero contaba con diversas «mejoras» que otros constructores ofrecían como opciones de coste adicional. Venía de serie con un bastidor de vigas de acero, vagones de acero fundido (con suspensión de tres puntos y una disposición de muelles inclinados para mejorar la conducción) y una cabina cerrada para todo tipo de clima (deseable para protegerse de aguaceros repentinos o mañanas heladas).

El motor del Willamette utilizaba tres cilindros idénticos orientados hacia delante (frente a dos hacia delante y uno hacia atrás en el Shay) y un tipo mejorado de movimiento de las válvulas. El resultado fue un motor menos costoso de producir y más fácil de mantener.

Willamette comenzó a ofrecer su locomotora justo cuando el mercado estaba en declive, y la producción se redujo. Sólo se entregaron 33 locomotoras a los clientes, y la última se construyó en 1929.

Sin embargo, durante ese tiempo, la locomotora Willamette consiguió quitar suficientes pedidos a los demás constructores, que se vieron obligados a producir sus propios modelos dirigidos directamente al mercado del noroeste del Pacífico: Lima ofreció el Shay «Pacific Coast» (casi idéntico al producto Willamette), el «West Coast Special» vino de Heisler, y Climax produjo un modelo similar mejorado (sin un nombre especial).

El paseo en el tren es una experiencia muy bonita, y se disfruta cada minuto. Los viajes, los fines de semana, están casi disponibles todo el año. Si no toman el tren, pueden viajar de Elbe a Mineral (a unos 10 km de distancia en carro), que es un pequeño pueblo a orillas de un bonito lago llamado también Mineral, donde está la terminal del tren, y hay otro museo con máquinas y vagones entre otras cosas de interes.

Ya para finalizar, en Elbe, pueden disfrutar de los “vagones comedor” estacionarios de la “Mt Rainer Railroad Dining Conpany”, un bonito concepto de restaurante, cuyos vagones están sobre la carretera principal del pueblo.

 
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Referencias: Sitio Web Mt. Rainier Scenic Railroad y la Wikipedia.

Anexo

Iglesia de Elbe

Elbe

La Iglesia Evangélica Luterana de Elbe, también conocida como la «Pequeña Iglesia Blanca de Elbe», es una histórica iglesia ubicada en Elbe, Washington. Los inmigrantes alemanes que llegaron a Elbe a principios del siglo XX trajeron consigo su rica tradición luterana. La construcción de la iglesia fue un proyecto ambicioso que reflejaba su deseo de mantener vivas sus costumbres y su conexión con Dios. A lo largo de los años, este templo ha sido un lugar de encuentro, oración y celebración para generaciones de fieles.

Construida en 1906, esta pequeña iglesia mide aproximadamente 5,5 por 7,3 metros y cuenta con un campanario de 13,4 metros de altura, coronado por una cruz de hierro de 1,2 metros. La iglesia fue diseñada y construida por el pastor Karl Kilian, quien también sirvió como su primer pastor desde 1906 hasta 1933. El terreno y los materiales para la construcción fueron donados por Heinrich Lutkens, uno de los fundadores de la ciudad.

El interior aún conserva su altar original, un púlpito elevado y uno de los bancos tallados a mano. Además, el órgano de fuelles original Farrand & Votey sigue utilizándose durante los servicios religiosos y bodas.

En 1976, la iglesia fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos.

En la actualidad se llevan a cabo servicios religiosos a las 2:30 p.m. el tercer domingo de cada mes, desde marzo hasta noviembre. La iglesia también está disponible para bodas y puede albergar hasta 43 personas.

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