Luis Paulino Vargas Solís
En una información difundida por Noticias Repretel, se habla de 15 costarricenses –personas de carne y hueso no empresas– quienes presuntamente tienen grandes cantidades de dinero fuera de Costa Rica. La crónica, sumamente chapucera, cita el ministro Nogui Acosta, de Hacienda, y asegura que esos misteriosos personajes tendrían fortunas que podrían superar los $1.000 millones, colocadas fuera de nuestro país.¿Cómo pudo Nogui enterarse de esto? Esa sería la primera y elemental pregunta que debió formularse. Es que lo característico de la gente muy rica de Costa Rica es su tremendo talento para ocultar sus negocios y sus ingresos y patrimonios, detrás de una densa e impenetrable neblina, debajo de un inescrutable manto de opacidad.
Nada más recordemos lo dificilísimo que fue aprobar la legislación para el registro de accionistas y beneficiarios finales de las sociedades inscritas en Costa Rica, y los múltiples cerrojos que se le pusieron a ese registro, a fin de reducir al mínimo imaginable el control público sobre esa información.
Pero, en todo caso, lo anterior se refiere a sociedades creadas en Costa Rica. Distinto son aquellas que se crean, bajo distintas formas jurídicas, en “paraísos fiscales”, los cuales, como se sabe, son jurisdicciones totalmente herméticas ¿Será que Nogui posee poderes mentales que le permitieron tener acceso a tal información?
No puedo evitar pensar que este es otro de los globitos que, con más o menos regularidad, Nogui suelta para aparentar que les interesa y algo hacen en relación con el problema del fraude tributario. Han transcurrido más de 31 meses desde que inicio el gobierno de Chaves –un 65% del período gubernativo total– y nada concreto, tangible, visible, se ha hecho en esa materia. Y cuando digo nada es nada…excepto lanzar esos globitos cada cierto tiempo.
El show con el “megacaso” de Baruch –más bien la “megaestafa” de Nogui y Chaves– fue oráculo y heraldo de lo que luego hemos tenido: se mintió en aquel momento y se ha seguido mintiendo con posterioridad y hasta la fecha.
Pero hubo algo en las declaraciones de Nogui para Repretel, que no puedo dejar pasar inadvertido: “no importa que tengan todo ese dinero fuera, lo que nos interesa es que justifiquen su origen”, aseveró.
Como ya dije, dudo que Nogui conozca esa información sobre esos 15 ricachones ticos. Pero si realmente la conociera, en cambio no dudo que esos ricachones la podrán justificar sin mayor contratiempo. De eso se encargarán esos solícitos bufetes de abogados y firmas de contaduría, siempre listos para ocultar detrás de candados y aldabas, y adornar con lacitos y maquillajes, los “escasos” chuminos de nuestra plutocracia.
La cuestión de fondo es otra. La resumo en dos puntos:
- Aunque justifiquen sus dinerales, gente con fortunas tan obesas y pantagruélicas, deberían estar tributando a tasas mucho más altas de las que nuestra legislación actual contempla.
- ¿Cómo ver con naturalidad que esa gente se lleve tal cachimbal de dinero fuera, en vez de estar invirtiendo, generando empleos y contribuyendo a las finanzas públicas en Costa Rica? Tal falta de solidaridad, de responsabilidad social y de compromiso ciudadano no puede ser vista con indiferencia.
Y ahí perdonen los guardianes del capitalismo salvaje, pero lo cierto es que ni la propiedad privada ni la economía ni la producción se justifican por sí mismas. Si no le sirven a la humanidad para que la humanidad prospere en paz y con dignidad, simplemente no sirven.
– Economista jubilado