Entre las vergüenzas y la carnalidad
Ocean Castillo Loría
El pasado 19 de noviembre, terminó la más reciente cumbre del G20; su texto tiene una serie de contradicciones, sobre todo, en el ámbito del tema ecológico – climático, el desarrollo del sur o los conflictos de Oriente Medio y Ucrania.
Entre tanto, el Presidente de Argentina, era feliz en medio de “selfies”, regresando a su país con las manos vacías; teniendo claro, que, en esa cumbre, estaba firmado documentos con los que estaba en desacuerdo. ¿Cómo se pueden valorar estos eventos, en términos “de una política exterior de Milei” ?: ella, sería ignorante e improvisada.
De hecho, hay una contradicción con su misma presencia en el G20 reunido en Río de Janeiro. Milei, había insistido desde antes, que no compartía ni siquiera, que se realizase esa reunión. Sus palabras fueron de desprecio.
Pero en Brasil, tuvo que cambiar su rictus impávido (Ese con el que sale en muchas fotos): tuvo que intercambiar saludos, con mandatarios a los que había llenado de insultos y firmar documentos, contra sus propias tesis ideológicas.
Por otro lado, ya hemos dicho en otro análisis, que, en la esfera de América Latina, Trump, ve en Milei a su mejor aliado; pero para los críticos del suramericano, éste es su mascota: en esa línea, las frases del neo populista Republicano, de que Milei, es su presidente favorito o que, su trabajo “es increíble”, no pasan de ser, “palmaditas a un perrito faldero”.
Paralelamente, la política de comercio exterior de Trump, insiste en poner aranceles a las importaciones. Durante la campaña electoral, su discurso fue variable: a veces hablaba de unos porcentajes, a veces hablaba de otros. Para ciertos analistas y comentaristas políticos, los productos argentinos, serán “castigados”, con un 20 % de arancel (Este cubriría, desde el acero, hasta los limones).
Ahora bien, ya hemos dicho que, Milei regresó con las “manos vacías”; “muchas palmaditas al perrito faldero”. Pero, de ayuda financiera, como la lora de aquel anuncio que se presentaba en Costa Rica: “no hay plata, no hay plata”.
La razón económica de esa frase, es el déficit fiscal estadounidense, que ronda el 8 % del PIB. Entonces: vienen las contradicciones “de política económica ortodoxa”: Milei estaría de acuerdo con el recorte de gasto por parte de Trump; la cosa es, que el déficit es en dólares, por tanto: “la maquinita de emisión de billetes”, resuelve el problema.
Cuando a Trump le conviene, lanza tesis que parecen libertarias; cuando le conviene, parece abrazar la escuela austriaca; cuando no le conviene, en sus acciones, el Republicano, rechaza el libertarismo y la escuela mencionada. Milei, por el contrario, se arrodilla ante “esos becerros de oro”.
La misma política comercial de la que ya hemos expuesto, demuestra que Trump no cree en el libre mercado. En esa lógica, cabe un ejemplo de la política interna argentina: en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner, su vicepresidente, Amado Boudou, se vio envuelto en un escándalo que estalló en 2012.
En resumen: un rollo de sociedades, dinero sucio, lazos comerciales; la cosa era de tal gravedad, que, se abre una investigación penal. Ella, llevará hasta a la renuncia del Procurador General, Esteban Righi.
Boudou, por medio de testaferros, compra una imprenta: “Ciccone”. La Presidente Fernández, la manda a expropiar. Para el equipo económico de Milei, tanto aquella compra, como la expropiación, eran actos de corrupción que había que corregir. En algún momento, esa empresa, hasta imprimía papel – moneda. Los economistas de Milei dijeron: “todo esto está mal, la producción de billetes, debe hacerse a proveedores internacionales, no hay necesidad de que esta empresa, esté en manos del Estado”.
El 19 de noviembre de este año (¿Cosas de la historia y de la vida?), el mismo día que cierra la Cumbre del G – 20, en Brasil, el gobierno cierra la imprenta. El 15 de ese mes, Bodou, pierde su pensión de privilegio, por haber sido condenado, en razón de la compra de la empresa de marras.
Hemos tenido que contar todo esto, para ejemplificar y repetir: Trump no cree en el libre mercado: ¿Hubiera cerrado el estadounidense “Ciccone”?: no, sobre todo, si él la hubiera comprado. En esto se diferencian el argentino y el gringo; pero en otras cosas se abrazan: en esa especie de brutalidad conservadora – economicista.
Además, Milei, no discute la tesis de que Estados Unidos, debe ser un “hegemón excluyente”, en la palestra internacional. Súmese que, Javier y Donald, comparten su estilo de “democracia troglodita”: agresividad, polarización, “rupturismo”.
El “perrito faldero”, recibe “palmaditas y frases positivas”, pero de comercio y capitales: ni proyectos, ni resultados. Cuando Milei estuvo en Estados Unidos, pudo hablar cinco minutos para departir en el club privado de Trump: “llegó, habló el tiempo estrictamente medido y se bajó del podio”.
Antes de su participación “en las fiestas de Donald” y en la más reciente Cumbre del G – 20, Milei, había sacado (Creemos que, sin “abrazo”, como lo hacía el ex presidente costarricense, Abel Pacheco), a la canciller, Diana Mondino: ella, había votado en la ONU, contra el bloqueo a Cuba.
Como parece es costumbre, Javier, montó en cólera, y mandó a no votar por los derechos de los pueblos originarios, y no rechazar la violencia digital contra mujeres y niñas (Véase que, el tema de la misoginia, es común denominador en los gobiernos de: Argentina, Costa Rica y Estados Unidos).
En la ideología de Milei, los pueblos originarios no tienen derechos, la violencia de género es inexistente y, las sociedades humanas, no tienen responsabilidad en eventos como el cambio climático.
Por esta razón, retiró la delegación argentina de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático: en ella, inclusive, se analiza la sobrevivencia de la dinámica de mercado combatiendo este problema. El retiro argentino, ha provocado que 50 empresas, bajaran en sus acreditaciones.
Quienes defendemos visiones ideológicas y programáticas reformistas, sabemos que, la senda libertaria de Milei, desde el principio es un fracaso. Dada esta realidad, quizás, la estrategia de comunicación “del hombre de la motosierra”, sea destacar basado en desplantes e insultos; lo cierto es, que viendo lo que ya hemos expuesto, “las poses de Milei”, producen enojo y fastidio.
La evidencia de ello, fue lo que le pasó en Brasil: el sistema reaccionó, restringiéndole espacios de acción; no pudo decir: “¡Viva la libertad carajo!”: prácticamente fue obligado a firmar los documentos de la Cumbre.
Con su presencia, en el G – 20, quedaba como un mentiroso (Esto de mentir, es muy propio del neo – populismo de derecha: en Costa Rica, por ejemplo, es muy frecuente, observar las contradicciones del Presidente de la República).
Javier Milei había dicho que no iría a Brasil para no encontrarse con Lula, de quien expresó, era un delincuente. Además, enunció que nunca comerciaría con un país comunista como China. Sépase o recuérdese que, Brasil es el primer socio comercial de Argentina; China es el segundo.
Con Lula, Javier, ha mostrado de nuevo su ignorancia. De hecho, hasta una fotografía tuvo que tomarse con el carioca: la seriedad en la cara de Da Silva, lo decía todo. En el caso de sus declaraciones sobre China, el que “le quedó mal”, fue Trump: el equipo libertario, pensaba que iba asegurarse financiamiento de Estados Unidos.
El tema está así: Argentina, tiene una serie de permutas financieras, contratos financieros, en el que el país suramericano, se compromete a pagar con cierta periodicidad una serie de flujos monetarios, a cambio de recibir otra serie, por parte de China (El término técnico de estas permutas es “swap”).
Pues resulta que el gobierno gaucho, pensaba que Estados Unidos le respaldaría financieramente ante los vencimientos de los “swap” chinos. De nuevo, las “circunstancias”, dejaron mal al presidente Milei.
Entonces, una vez más:
- Milei dijo, que no iría a Brasil. Fue.
- Dijo que no quería encontrarse con Lula. Tuvo hasta que darle la mano a un adusto mandatario.
- Xi Jinping, le concedió 15 minutos, ni uno más. Con una tremenda frialdad.
Ahora bien, siempre se ha dicho que: “no hay almuerzo gratis”: Lula ha tenido conflictos con empresas energéticas en su país: por ello, firmó “el Proyecto Vaca Muerta”: este proyecto, busca extraer petróleo y gas no convencional en la Cuenca Neuquina de Argentina. La gran industria Paulista, sería abastecida, gracias a esa firma. El tema es, que Milei, no ha terminado gasoductos de ese proyecto que ha frenado.
Por si fuera poco, hay clara evidencia de sectores gobiernistas argentinos, que han intentado proteger a golpistas “Bolsonaristas”; pero las presiones han sido tantas, que, la justicia gaucha, ha emitido orden de captura, contra 60 de esos subversivos.
China, ha hecho la promesa de extender las fechas de vencimiento del “swap”, por 20 mil millones de dólares, la fecha de vencimiento original, es 2026. Pero Milei, tuvo que prometer que terminará dos grandes represas en Santa Cruz; y de nuevo, ironías de la historia o de la vida, una de ellas, llevará el nombre de “Néstor Kirchner”. Ellas, sumarían la producción del 15 % de energía limpia. Las obras se paralizaron en diciembre del año pasado, por orden de Milei.
En esas obras, los chinos ya han invertido 1900 millones de dólares, la paralización, subió el desempleo. Es evidente, que se está presionando al presidente libertario, para reiniciar los proyectos. Los chinos, han prometido invertir 750 millones de dólares más; y reincorporar 2000 trabajadores.
Dicho esto, regresemos a “las fiestas de Donald”: muchos comentaristas políticos de Estados Unidos, calificaron esos hechos de circo, pero nada de resultados concretos: la pos verdad en Argentina, dijo lo contrario. El asunto es, que la contradicción quedó desnuda: el resultado de si a Milei le fue bien o mal en Estados Unidos, era su ausencia o presencia en la Cumbre del G – 20: el mandatario estuvo presente en Brasil, es decir, le fue mal en el norte.
Por otra parte, es claro que, el objetivo de Trump en América Latina, es frenar la penetración china. Y aquí, cabe, la consabida frase: “la política es ciencia de realidades”: Milei tuvo que “soportar los 15 minutos con Xi”, por necesidad: en Estados Unidos no obtuvo nada.
Esta fue una primera vergüenza para Milei.
La cosa se complica, pues es sabido que el actual gobierno, admira a Menem; y si vamos a la historia, no podremos olvidar que, el canciller de aquel gobierno, en 1991 dijo: “No queremos tener relaciones platónicas (Con Estados Unidos): queremos tener relaciones carnales y abyectas” (Palabras de Guido Di Tella).
Entonces: por un lado, Milei, quiere cumplir aquella obsesión del “Menenismo”; pero por el otro, Trump no le da nada. Y conste, Javier, le da un día sí y otro también, gestos de querer fornicación abyecta con el Estados Unidos de Trump:
- Renunció al ingreso de Argentina en el grupo de los BRICS (Fundado por Brasil, China, India etc.)
- Anunció la construcción de una base naval compartida con Estados Unidos.
- Ya hemos hablado de lo sucedido con la canciller Diana Mondino.
Pues bien, Milei trata de seguir un doble ejemplo o un doble reflejo: el de Menem y el de Trump: política económica, política exterior, reforma del Estado. Pero, Milei no es Menem; el Estados Unidos al que se alineó descaradamente el primero, no es el de Trump: de hecho, el retorno del magnate, refleja la crisis hegemónica de la potencia del norte. Frente a ésta, hoy se erige la realidad de China.
Además, una cosa era la visión pro – globalista de Obama y el mismo Biden; y otra, lo que fue la visión de aislacionismo en ciertos momentos; o de guerra comercial en otros, del primer periodo de Trump: en suma, Milei y su grupo, no están leyendo los cambios en el sistema internacional. Por otro lado, estamos ante otra de las múltiples evidencias, de que las ideologías no han muerto: hay una afinidad ideológica entre el argentino y el Republicano de Estados Unidos.
En suma: Menem, se insertó en un mundo unipolar, como fruto de: “la caída del Muro de Berlín”; era una nueva etapa “en el orden internacional”; pero desde la “caída de las Torres Gemelas”, pasando por la pandemia de COVID – 19, hasta hoy; más bien, estamos para muchos autores, “en el desorden internacional”: hasta en esta palestra, juega el discurso del neo – populismo de derecha: “la realidad se sobre simplifica: es más sencillo decir: ‘somos aliados de Estados Unidos, nada va a pasar’; que decir: ‘la actual anarquía internacional, llama a caminar por nuestros propios pies y pensar por nuestra propia cabeza, para salir adelante’”.
La segunda vergüenza, fue propiamente, en la Cumbre del G – 20: Milei tuvo que firmar el documento oficial; pero no solo eso, tuvo que estampar la rúbrica, en una iniciativa propuesta por Lula: “La Alianza contra el hambre y la pobreza”: durante las plenarias, Milei se opuso a la iniciativa: ¿Cómo se le van a poner impuestos a las grandes fortunas para combatir el hambre?: eso lo resuelve la libertad de mercado.
De igual manera, su discurso abordó:
- Sus problemas con los temas de género.
- El problema con noticias que atacan el modelo monetarista.
Ahora bien, en los entretelones de la reunión, el libertario, buscó no firmar los documentos y quedar en una especie de fórmula matemática: “19 firman y uno no”: sería “un 19 + 1”: en términos de psicología política, la tesis era claramente fantasiosa.
Se impuso la realidad política: las bases de poder de Argentina no son tantas: a Javier le dijeron: “o firma o queda fuera”; el presidente, pasó a un segundo escenario: “firmo, pero que consten mis señalamientos en el pronunciamiento” (Esa idea, inclusive, la publicó en la red X): simplemente, no le hicieron caso. Esto de la falta de fuerza de sus bases de poder, se repite con China: es casi seguro, que, para Milei, Xi, sea un “zurdo, corrupto”; pero, China es fundamental para la economía gaucha.
En suma, Milei estampó la firma en una iniciativa de izquierda, se trata de combatir el hambre, pero en Argentina, él le esconde la comida a quienes van a los comedores populares. La derrota ideológica del argentino en el G20, fue inmensa.
Con esta evidencia, viene la pregunta académica desde las Ciencias Políticas y las Relaciones Internacionales: ¿Tiene el gobierno argentino política exterior?: no. ¿Sabe lo que es la diplomacia?: no.
En medio de esta realidad, Milei repudia a Lula, fracasó en el G – 20, pero trata de estallar el MERCOSUR, en resumen: “el excesivo libertarismo”, lleva al rompimiento de los lazos que, en política internacional, ha tenido históricamente Argentina.
De nuevo: el gobierno argentino, no tiene política exterior y digamos, que Milei, trata de construir una, pero esa construcción choca con la estructura del comercio exterior de su país; y hasta con la realidad política del momento.
¿Qué le quedará a Milei?: ¿El aislamiento y el desastre?: quizás con el retorno de Trump, se resguarde un poco de la tragicomedia en la palestra internacional.