En su juventud, y cuando ejercía funciones de juez, el Licenciado Jiménez Rojas solía visitar con marcada frecuencia la Cárcel de Varones.
En una de sus visitas, con el propósito de darse cuenta de la marcha de ese centro penal y palpar así sus necesidades más apremiantes y poder así informar a la Corte, fue recibido por los comandantes de la Cárcel quienes lo acompañaron a recorrer casi todo el edificio. Cuando se encontraba en uno de los pabellones de los reclusos, se le acercó uno de los presos para informarlo de su situación y además para decirle:
—»Señor Juez: de mi ruina tiene la culpa una mujer». Seguramente el amor, comentó el Licenciado Jiménez Rojas.
—»Nada de amor ni que «ocho cuartos». Una mujer que me vio entrar por la ventana y avisó a la policía»…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.