Por Mahmoud Mushtaha – CTXT Contexto y Acción*
Los palestinos están dispuestos a pagar un precio por la liberación, pero muchos cuestionan la lógica y la falta de previsión del ataque del 7-ODurante diez largos y penosos meses, los palestinos de la Franja de Gaza han tenido que enfrentarse solos a un genocidio. Los gazatíes hemos tenido que soportar las consecuencias de decisiones en las que no teníamos nada que ver y afrontar graves penurias a las que el mundo se ha acostumbrado y olvidado en gran medida.
Sin duda, la principal fuente de nuestra miseria es Israel, un Estado ocupante que practica el apartheid, cuyos soldados matan con brutal indiferencia y que ha intentado borrar a los palestinos desde 1948. Pero también debemos considerar el papel que desempeñan las facciones palestinas en nuestro continuo sufrimiento.
Lo que ha quedado claro en los últimos diez meses es que los dirigentes palestinos –tanto Al Fatah como Hamás– han abandonado al pueblo sin ninguna previsión ni plan coherente. Mientras los gazatíes se enfrentan a los incesantes bombardeos israelíes sin un lugar seguro al que acudir, Hamás elude su responsabilidad de proteger a la población y Fatah no aparece por ninguna parte.
A medida que la guerra se ha ido prolongando, han aumentado las muestras públicas de oposición o crítica a Hamás entre los palestinos de Gaza. Muchos acusan a Hamás de no haber previsto la ferocidad de la respuesta israelí a los ataques del 7 de octubre, y responsabilizan en parte al grupo de las terribles consecuencias a las que ahora se enfrentan.
Para el periodista palestino Ahmed Hadi (cuyo nombre se ha cambiado por su seguridad, junto con el de todos los entrevistados en este artículo), el 7 de octubre fue “una decisión descabellada para nosotros como gazatíes”. El ataque y, en particular, “la matanza y captura de israelíes, algunos de los cuales eran civiles y no soldados, desgraciadamente tuvo un efecto contraproducente para nosotros. Concedió a Israel la simpatía mundial y le proporcionó una justificación para lanzar una guerra brutal contra Gaza”, argumenta.
Hamás, dice Hadi, “no tuvo en cuenta el impacto que la reacción de Israel tendría sobre los civiles palestinos. Entró en la guerra sin asegurarse alimentos, agua ni las necesidades vitales. Un mes después de iniciada la guerra, ya empezábamos a morir de hambre y a enfermar”.
Sin embargo, a pesar de la ira generalizada contra los dirigentes de Hamás, los gazatíes no responsabilizan a los propios jóvenes combatientes de la resistencia, pues reconocen que ellos también forman parte de la población que fue coaccionada para entrar en la guerra. “Estamos orgullosos de la resistencia y de sus sacrificios, pero para mí, la resistencia forma parte de la población: son los mismos que sufren y fueron obligados a entrar en esta guerra”, afirma Hadi. “Aunque no podemos permanecer en silencio [y debemos] criticar a nuestros líderes como Sinwar, tampoco podemos permitir que las fuerzas israelíes simplemente nos maten”, añade.
¿Nadie puede detener esta locura?
En medio de la amplia, pero menguante, cobertura mediática del asalto israelí, a los palestinos de la Franja se les suele retratar de dos formas, las dos reductoras. La primera como si todos los residentes de Gaza estuvieran vinculados, de alguna manera, a Hamás, o fueran responsables, al menos en parte, de los ataques del 7 de octubre y del inicio de la guerra actual. Esta forma de pensar no tiene en cuenta que los palestinos, tanto en Gaza como en Cisjordania, se encuentran privados del derecho a elegir a su gobierno y que las decisiones que afectan a sus vidas son dictadas por un liderazgo palestino desconectado de las realidades de la guerra en Gaza, y por un gobierno israelí empeñado en borrar la existencia palestina.
La segunda perspectiva condena con razón a Israel por su brutal campaña militar, pero describe a los palestinos como inagotablemente resistentes. Esta mirada no reconoce nuestra humanidad, y nos retrata como seres capaces de soportar un dolor sin fin, y dispuestos a hacer todos y cada uno de los sacrificios por la causa palestina.
Adel Sultan es un hombre de 62 años del barrio Sheikh Radwan de la ciudad de Gaza. Habló con la revista +972 sobre su desesperación : “Salven a los que aún estamos vivos, pongan fin a la guerra y dennos una oportunidad de recuperarnos”. “Ya no nos reconocemos; nuestros rostros han cambiado por esta guerra continua que nos consume”, dijo.
Sultan expresó su frustración con los dirigentes palestinos y les pidió que acordaran urgentemente un alto el fuego con el Gobierno israelí de Benjamin Netanyahu: “Los que lo empezaron deberían ponerle fin. ¿Dónde están nuestros dirigentes? Que se sienten con el Gobierno de ocupación y pongan fin a la guerra antes de que acabe con nosotros, como quiere Netanyahu”.
Casi el 85 por ciento de los gazatíes se opone a Sinwar, y sólo unos pocos menos (82,5%) se opone al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh
A principios de noviembre, Sultan resultó herido en una pierna por un ataque aéreo israelí contra la casa de su vecino. Al no poder recibir tratamiento en el hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza, porque tuvo que cesar todas sus actividades tras el ataque israelí, Sultan aprovechó la oportunidad que le brindó el alto el fuego de una semana de duración a finales de ese mes para huir hacia el sur. Consiguió llegar al Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en el campo de refugiados de Al-Maghazi, en el centro de Gaza.
Sultan esperaba que la tregua temporal condujera a un alto el fuego total para poder reunirse con su familia: su esposa y un hijo estaban varados en Türkiye, adonde habían viajado para recibir tratamiento médico antes de la guerra, mientras que su otro hijo había permanecido en el norte de Gaza con su familia. Pero Sultan sigue separado de su familia, y se desplaza solo de un lugar a otro bajo la amenaza constante de la muerte. Actualmente vive en una tienda de campaña en el oeste de Rafah.
“Estoy agotado. No me queda nada a lo que aferrarme, ningún hogar al que regresar”, declaró a +972, con lágrimas en los ojos. “Por las noches casi me vuelvo loco. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál fue el resultado de las acciones de Hamás el 7 de octubre? ¿Por qué nos dejaron solos? ¿Dónde están las naciones árabes y musulmanas? ¿Es lógico dejar nuestras vidas en manos de un aviso de evacuación? ¿Adónde vamos y a quién recurrimos? ¿Nadie puede detener esta locura?”, se preguntaba.
“Tengo derecho a hablar. ¿O debemos morir en silencio?”
Muchos palestinos de Gaza entienden el ataque del 7 de octubre dirigido por Hamás como el resultado de décadas de ocupación israelí y prolongado asedio de la Franja. Comprenden perfectamente el concepto de sacrificio personal por el objetivo de la liberación nacional. Sin embargo, reprochan a Hamás su falta de preparación tras el ataque y rechazan tener que sufrir sin ningún beneficio aparente.
Más allá de su falta de preparación para la respuesta de Israel, los gazatíes también critican a los dirigentes de Hamás por la falta de una visión clara de la posguerra para el futuro de la Franja. “Queremos que uno de los dirigentes palestinos nos diga adónde vamos”, dijo a +972 Dana Khalid, estudiante universitaria de 19 años desplazada en una tienda de campaña en Az-Zawayda, cerca de la ciudad central de Deir el-Balah. “¿Hay todavía un futuro para nosotros? ¿Qué quiere conseguir [el líder de Hamás en Gaza, Yahya] Sinwar? ¿Dónde está?”.
“¿Por qué ocurrió lo del 7 de octubre?”, se preguntó Mohammed Adnan, un palestino de 27 años cuyo taller de carpintería fue destruido en febrero, cuando las fuerzas israelíes entraron en el barrio de Zeitoun, en la ciudad de Gaza. “Por supuesto que no hay justificación para lo que está haciendo Israel, y todos estamos en contra de Israel. Todos apoyamos la decisión [de luchar] por la liberación y la libertad, pero debe ser una decisión bien meditada”, reflexionaba.
“Cuando expreso mi opinión, la gente me considera un traidor al que no le importan los sacrificios de mi pueblo”, añadió Adnan, que ahora vive en el barrio de Al-Rimal de la ciudad de Gaza. “Formo parte de la gente que sufre; estoy entre los muchos hambrientos que quedan en el norte. Tengo derecho a hablar. ¿O debemos morir en silencio?”, dijo. “Si el resultado de la guerra es la plena libertad palestina, no me importa mi vida ni mi hogar. Pero si es menos que eso, entonces la decisión de ir a la guerra es absurda”.
Menos del 5% de los palestinos de Gaza quieren que Hamás forme un gobierno de transición tras la guerra
Estos sentimientos se reflejan en una encuesta reciente del Instituto para el Progreso Social y Económico, una organización palestina independiente de investigación. Según el estudio, menos del 5% de los palestinos de Gaza quieren que Hamás forme un gobierno de transición tras la guerra, y la mayoría espera que sea la Autoridad Palestina, controlada por Fatah, quien se haga cargo de la Franja. Casi el 85 por ciento de los gazatíes se opone a Sinwar, y sólo unos pocos menos (82,5%) se opone al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, asesinado por Israel la semana pasada en Teherán.
Ante esta creciente impopularidad, Hamás ha intentado silenciar a quienes le critican con informes de ataques y palizas que no han hecho sino avivar aún más el descontento público. El 8 de julio, un grupo de hombres enmascarados que decían pertenecer a las fuerzas de seguridad de Hamás atacaron a Amin Abed, activista palestino y conocido crítico de Hamás, que ha expresado abiertamente su rechazo a los atentados del 7 de octubre.
Abed declaró a los medios de comunicación que lo sacaron de su casa y lo llevaron a un edificio parcialmente destruido, donde lo golpearon. El líder del grupo ordenó a los agresores de Abed que le rompieran los dedos para impedir que siguiera escribiendo públicamente contra Hamás. Aunque Al Fatah condenó la “flagrante agresión” contra Abed, Hamás aún no ha respondido a estas acusaciones.
La falta de opciones no significa resistencia
Hamás y sus partidarios llevan mucho tiempo afirmando que el grupo cuenta con el respaldo de la población palestina para luchar contra Israel. Pero esto es una distorsión de la realidad y una evasión de sus responsabilidades morales y nacionales ante su pueblo.
Como dijo Adnan, el carpintero, a +972: “Todos nos han dejado solos; todos quieren que aparezcamos como héroes que no se cansan ni pasan hambre. Pero nadie sabe que tengo hambre, que ansío agua limpia”. La verdadera resiliencia implica proteger a la gente de la muerte, impedir el colapso del orden interno y de las instituciones, y no dejar el campo de batalla al criminal ejército israelí.
A finales de junio, Motaz Azaizeh, influyente periodista palestino de 24 años que abandonó Gaza tras 108 días cubriendo la guerra, publicó en Facebook: “La falta de opciones no significa resiliencia”. Su directa descripción de la dura realidad de Gaza, sin glorificar los sacrificios y el dolor, suscitó las críticas de algunos, muchos de los cuales estaban fuera de Gaza y nunca han experimentado la vida en una tienda de campaña, ni han vivido el miedo y la ansiedad de la evacuación forzosa y la separación de los seres queridos. Pero Azaizeh tiene razón: los gazatíes están atrapados, soportando penurias porque no tienen otra opción.
En otro post publicado a finales de julio, Azaizeh criticó a los dirigentes palestinos. “Lo que veo de cada político es que primero se promociona a sí mismo y luego habla de Gaza”, escribió. “Incluso después de que Gaza y sus habitantes fueran aniquilados, más de 40.000 fueron martirizados, y casi 100.000 personas abandonaron la Franja durante la guerra y más antes. Primero presentan sus intereses y luego pasan a hablar de nosotros, y aquí no me refiero a un partido o a un grupo, sino a todos”.
Necesitamos respuestas claras de nuestros negociadores palestinos. Necesitamos que den prioridad al fin de la guerra
“Todos se preocupan por la gobernabilidad y el ‘día después’ para Gaza, pero no hablan mucho de la sangre que se está derramando ahora, ayer y mañana”, continuó Azaizeh. “Nuestra causa está en el abismo. No necesitamos a alguien que anteponga los intereses de su partido y los suyos propios y luego se acuerde de su pueblo. Esta es mi opinión personal, puedes estar de acuerdo o no; los que están al mando no pueden renunciar a sus intereses para detener el derramamiento de sangre. Esta guerra no es una guerra de liberación como algunos creen”.
Ni siquiera los que escaparon de la guerra están a salvo fuera. Mahmoud Nazmi, de 38 años, gastó todo el dinero que tenía para huir de Gaza con su familia en busca de supervivencia. “¿Por qué tenemos que mentir siempre?”, pregunta. “¿Por qué tenemos que presentar una imagen que agrade a los dirigentes palestinos a costa de nuestra muerte y de meses de sufrimiento sin piedad? No tiene sentido decir que somos resistentes mientras estamos bajo el poder aplastante de la arrogancia israelí. Lo hemos perdido todo, ¿para qué?”.
A finales de julio, facciones palestinas como Hamás y Fatah firmaron un acuerdo con mediación china para formar un gobierno de “unidad nacional” para Gaza una vez finalizada la guerra. Esto se produce después de múltiples intentos de salvar la división entre Hamás y Fatah desde la guerra civil de 2007 en Gaza; todos han fracasado en su intento de lograr la unidad.
Sin embargo, incluso este avance, aparentemente positivo, no ha hecho sino aumentar la frustración de los residentes. Muchos gazatíes consideran que la atención prestada a la gobernanza de posguerra es una muestra de desprecio por su sufrimiento inmediato y una oportunidad perdida de dar prioridad al fin de la guerra, anteponiendo una vez más los intereses de los dirigentes a los de la población.
La población de Gaza merece vivir con dignidad y seguridad, y ver un futuro brillante libre de guerra y destrucción. Necesitamos respuestas claras de nuestros negociadores palestinos. Necesitamos que den prioridad al fin de la guerra por encima de todo, por el bien de las madres, los padres y los niños, toda una generación al borde de la aniquilación.
+972 se puso en contacto con Taher al-Nono, asesor de medios de comunicación de Hamás, que actualmente reside en Qatar, para que respondiera a las críticas de los gazatíes sobre la gestión de la guerra por Hamás y la decisión de lanzar el ataque del 7 de octubre, pero no contestó a nuestra solicitud.
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*Este reportaje se publicó originalmente en inglés en +972 Magazine