Su consultorio es visitado por ricos y por pobres. Las gentes lo admiran por su dedicación a la ciencia médica.
En alguna oportunidad, recién abierto su consultorio en esta capital, llegó a visitarlo el recordado poeta nacional Rigoberto Álvarez Berrocal, que durante su estada en México fue secretario particular del gran poeta mexicano Salvador Diaz Mir6n, y quien sufría de una molestia estomacal.
Después de examinarlo detenidamente, el doctor Rodríguez Acuña le dice:
«Mi amigo, su peor enemigo es el alcohol»…
Álvarez Berrocal, que aparte de gran poeta tenía chispazos de humorista, irónicamente le responde a su médico:
—»Pero doctor, no dicen que debemos amar a nuestros enemigos?»…
Entonces, el doctor Rodríguez, sonriente, le responde:
—»Amarlos, sí, ¡pero tragarlos no!» …
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.