¡Si el presidente quiere Referéndum, convoquemos el Referéndum!

Vladimir de la Cruz
vladimirdelacruz@hotmail.com

Vladimir de la Cruz

La vida democrática exige participación y compromiso ciudadano. La hay de manera directa y de forma indirecta. Directa, cuando cada ciudadano participa tomando decisiones, como sucede en los procesos electorales para elegir representantes populares. El acto de elección es una decisión que cada ciudadano hace directamente en la urna electoral, para nombrar su representante popular

La representación política es eso, una delegación de la voluntad personal política, en un representante, que resulta de ese depósito que hacemos los ciudadanos, de nuestra voluntad política, para que nos representen en los órganos del poder político y de la dirección del Estado, ya que no todos los ciudadanos a la vez pueden, o podemos, gobernar o legislar.

En el acto electoral se manifiesta simultáneamente esa participación directa e indirecta, cuando emito el voto y en el acto que, resultado de ese sufragio se me representa.

El sufragio, como proceso, evolucionó de formas excluyentes a prácticas cada vez más participativas e inclusivas. Las más inclusivas cuando a los analfabetos, a los desposeídos de bienes de fortuna y de capital, a las mujeres y a los jóvenes, ahora a los 18 años, se les reconoció su derecho de sufragio, universalizando de esa manera el derecho a la toma de decisiones político-electorales a toda la población mayor de 18 años, la que se considera, en términos políticos, compuesta por los ciudadanos.

En el proceso de formación de las leyes, que es el acto legislativo que tiene a cargo la Asamblea Legislativa, los diputados son los que tienen esa responsabilidad de legislar, por la delegación que, de nuestra parte, los ciudadanos, les fue delegada, depositada.

En esta decisión legislativa hay una forma de legislar directamente por parte de los ciudadanos. Es cuando todos los ciudadanos, convocados expresamente para tomar una decisión legislativa, son convocados para ello, mediante la figura del referéndum legislativo, cuando en sus manos se pone uno o varios proyectos de ley para que, de manera directa, los ciudadanos se pronuncien a favor o en contra de esos proyectos.

Hay tres formas de convocar el referéndum. El primero, cuando los diputados por una mayoría calificada de 38 votos lo convocan. La segunda, cuando el presidente de la República lo convoca acompañado de 29 diputados y, la tercera, cuando los ciudadanos por sí mismos lo convocan, con el apoyo del 5% de la ciudadanía, que se expresa cuantitativamente en el 5% de los inscritos como ciudadanos en el llamado padrón electoral, que son las personas mayores de 18 años, que por ello son electores, equivalente hoy a unas 180.000 personas o ciudadanos.

En el momento actual, el presidente de la República, está disminuido parlamentariamente con una representación, del grupo de diputados del partido que lo eligió, que se identifican directamente con él, 8 de un total de 57, situación que le impide mucho impulsar proyectos de ley con posibilidad de aprobación parlamentaria, en el deseo presidencial de gobernar directamente, sin parlamento, sin controles administrativos y políticos, para impulsar lo que él considera importante para su gestión y para desarrollar la institucionalidad y organización política estatal que quisiera reformar o modificar, de conformidad a su propia visión y de los grupos, económicos, financieros, políticos e internacionales, que a él le apoyan.

Por otra parte, debido a la incapacidad del gobierno de impulsar la gestión pública del Estado y sus instituciones, y por el deseo de desarticular y desarmar el Estado Social de Derecho, que se ha logrado edificar desde 1943, el presidente amenazó, el 2 de mayo pasado, cuando se presentó ante los diputados, con convocar él de manera directa a toda la ciudadanía a un Referéndum para que le aprueben sus particulares proyectos ley.

Hasta hoy no ha dicho, por su parte, cuáles son esos proyectos de ley, que están puliendo en esta semana, para anunciarlos como parte de la recogida de firmas que se necesitan para convocar el Referéndum.

Las hojas para recoger las firmas para la convocatoria del Referéndum, tienen que ser autorizadas por el Tribunal Supremo de Elecciones, en una papelería especial que el mismo Tribunal emite, y que el mismo Tribunal autoriza los puntos donde recoger esas firmas. No se pueden recoger las firmas en papel higiénico, ni en servilletas, ni en cualquier papel u hoja suelta. Solamente son válidas las que se recojan en la papelería oficial que se emita para ello.

La cantidad de firmas que se necesita es bastante y puede complicar que, por no lograrlas, su convocatoria de Referéndum se frustre y haga de eso su leit motiv, su punto central, hacia la campaña electoral del 2026, demandando apoyo a su partido, Aquí Costa Rica Manda, que ya logró articular nuevamente con su Asamblea Nacional, recientemente realizada en el Club Unión.

En esta dirección, el presidente ha señalado, y ya se ha pronunciado, que va a solicitar públicamente el mayor apoyo posible para que este partido tenga la mayoría parlamentaria en las elecciones del 2026, para quién en el nuevo gobierno, supuestamente de un triunfo suyo, continué con sus reformas y sus proyectos legislativos. Al mismo tiempo, se ha pronunciado por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, porque la constitución tiene que volverse a redactar. No se trata, para él, de seguir con reformas a artículos de la Constitución. Ha dicho, igualmente, que él quiere ser parte de esa Asamblea Nacional Constituyente, y quiere participar para ser electo diputado constituyente, la única forma de volver a ser candidato presidencial, en el 2030, y posiblemente de nuevo presidente de la República, desde su perspectiva.

El presidente, y su grupo de asesores y gestores, interesados en su proyecto político, a través de esta convocatoria, ya pasaron a la ofensiva política para recoger las firmas del Referéndum. Ya empezaron a poner vallas y anuncios preguntando dónde se puede firmar por el Referéndum. Ya está en campaña electoral por el Referéndum y por las elecciones del 2026.

Para el presidente la lucha por el Referéndum es la antesala de las elecciones del 2026 y el anticipo de su lucha electoral hacia esas elecciones.

Ante el impulso y la convocatoria que está haciendo el presidente, ¿qué nos queda hacer?

Los ciudadanos, los demócratas, los que creemos en el desarrollo y perfeccionamiento de la democracia nacional, los que consideramos que el Referéndum es un instrumento muy importante de participación ciudadana. Los que creemos que un Referéndum sirve para elevar la conciencia, la educación y la cultura política de los ciudadanos. Los que valoramos el Referéndum como un instrumento de poder político ciudadano, debemos apoyar la convocatoria que haga el presidente, la que pudiera hacer el presidente con apoyo de 29 diputados, o en extremo, la que la misma Asamblea Legislativa, con 38 diputados pudiera hacer.

El Referéndum, en cualquiera de las formas que se convoque, es para tomar una decisión, a favor o en contra, de los proyectos de ley que se sometan a su conocimiento. Así fue con el Referéndum del 2007, a favor o en contra del TLC con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.

En este caso, aun cuando no se conocen los proyectos de ley que el presidente convocará a referéndum, hay que prepararse para votar a favor o en contra de los proyectos, que individualmente se someterán a la consulta electoral popular. No hay que tenerle miedo a la convocatoria que haga el presidente del Referéndum.

La agenda del Referéndum puede ser la agenda política y electoral del 2026. Eso puede ser válido. Que se empiece a discutir desde ahora. Para eso hay que participar en el Referéndum. La cancha del Referéndum no es solo del presidente; es de toda la ciudadanía. Hay que tomarle la palabra. Si quiere referéndum, convoquemos el Referéndum.

Pensemos en otros temas que deben incluirse en la convocatoria del Referéndum. Se votan uno por uno. ¡Sin miedo al Referéndum!

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