Febrero 23, 2024
Redacción
Guyana vive un despertar petrolero, mientras su vecino Venezuela no logra salir de la crisis. Un consorcio de compañías petroleras extranjeras explota el bloque Stabroek cerca de las costas de Guyana, bajo la suspicacia y las advertencias del gobierno de Nicolás Maduro.
El bloque Stabroek, un territorio de 28.600 kilómetros cuadrados, es la joya de la corona de Guyana, un pequeño país sudamericano que ahora vive un boom petrolero y el mayor crecimiento económico del mundo.
El descubrimiento hace nueve años de los yacimientos petroleros en Stabroek y su explotación desde 2019 han llevado a Guyana, de poco más de 800.000 habitantes, a erigirse como la nación con mayor aumento porcentual de su producto interno bruto, según el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Localizado a unos 200 kilómetros de la costa de Guyana, Stabroek opera en manos de un consorcio compuesto por la compañía estadounidense ExxonMobil, que tiene el 45% de las acciones; Hess Guyana Exploration., que adquirió hace cuatro meses la estadounidense Chevron, con 30%; y la China National Offshore Oil Corporation Petroleum Guyana, propiedad del Estado chino, con 25 %.
Mientras tanto, el país vecino, Venezuela, antes referencia mundial en la producción de hidrocarburos, mira suspicaz cómo la incipiente industria petrolera de Guyana pronto va a superar su producción nacional, que está en crisis desde hace años, a la vez que advierte a la empresa operadora del bloque estrella de Guyana que no la dejará explorar en aguas por delimitar.
Este mes, el director de producción de ExxonMobil en Guyana, Huzefa Ali, anunció que la producción en Stabroek aumentó a 640.000 barriles por día, lo que representa un incremento de 68% en comparación con los niveles de un año atrás. La meta es aumentar su producción a más de 1,2 millones de barriles de crudo por día para el 2027.
En comparación, la producción de toda Venezuela ronda los 800.000 barriles por día, según cifras oficiales.
Mientras Guyana vive un boom petrolero, Venezuela atraviesa una etapa “crítica” de su industria de hidrocarburos, su producción “no ha repuntado” y el país aún se encuentra a la espera de mejores condiciones democráticas y legales para atraer a nuevos inversores, dijo a la Voz de América Gilberto Morillo, ex gerente de planificación financiera de PDVSA.
La industria petrolera venezolana entró en crisis en los últimos 20 años por despidos de miles de trabajadores, la estatización de empresas de servicios, la falta de mantenimiento de instalaciones, las sanciones económicas de Estados Unidos contra el sector, la corrupción y las interrupciones eléctricas constantes, según expertos y sindicalistas de la estatal PDVSA.
Así, una producción que superó los 3 millones de barriles al día en 1999 llegó a rozar el medio millón de barriles en 2020, antes de recuperarse ligeramente hasta rondar los 800.000 barriles de crudo por día.
PDVSA indicó hace semanas que Venezuela tiene las reservas de crudo más grandes del mundo, sobre los 300.800 millones de barriles. Su principal fuerte es la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), con 279.117 millones de barriles.
Sin embargo, el desempeño petrolero de Venezuela sigue siendo propio de un “descalabro económico monumental”, describió Morillo. Se trata de «una industria petrolera muy maltrecha”, lamentó.
Según el experto, Venezuela no posee “el atractivo legal” ni la estabilidad política que captarían más inversionistas. Una negociación entre el gobierno socialista de Maduro y sus opositores, facilitada por el Reino de Noruega, sigue procurando para este año una elección presidencial más justa y transparente, con observación internacional, a fin de zanjar la larga disputa política interna.
Disputa territorial de larga data
Decenas de descubrimientos de yacimientos en Stabroek desde 2015 han permitido estimar sus reservas en 11.000 millones de barriles de petróleo, de acuerdo con las tres empresas principales de la sociedad que lo explora y opera. En esas aguas se han perforado 63 pozos, de acuerdo con el gobierno de Guyana. El buque flotante Liza Destiny produce 160.000 barriles de petróleo al día; el proyecto Liza 2, 250.000 barriles por día, y el Payara un promedio de 230.000 barriles diarios.
Stabroek es además epicentro de un proyecto gasífero en cooperación con el gobierno guyanés para reducir el costo de la electricidad en el país, que se prevé poner en marcha a finales de este año. La idea es construir un gasoducto desde los proyectos fuera de la costa para procesarlo en tierra, informó ExxonMobil.
Venezuela ha advertido que respondería de manera «contundente» a los planes de ExxonMobil de perforar frente a las costas del Esequibo, un territorio de 159.000 kilómetros cuadrados que ambas naciones se disputan desde el siglo XIX y cuyo debate ha llegado a la máxima corte de la ONU.
Alistair Routledge, presidente de ExxonMobil, dijo este mes que planean perforar dos nuevos pozos al oeste del descubrimiento Liza 1, cerca de aguas territoriales venezolanas.
“Sigue creyéndolo (…) aquí te esperamos, ExxonMobil, cuando quieras y donde quieras, pero a ese mar por delimitar no entra la ExxonMobil, deben saberlo”, dijo este lunes el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en su programa de televisión habitual.
Maduro y el presidente guyanés, Irfaan Ali, firmaron en diciembre un acuerdo donde se comprometían a no utilizar la fuerza para hacer valer sus derechos en la disputa.
El gobierno venezolano está asociado con Chevron, una de las firmas del consorcio del bloque Stabroek. Empresas del Estado chino han sido clave para sus asociaciones y operaciones petroleras a través de la estatal venezolana PDVSA, además.
Un vocero de ExxonMobil dijo a la agencia Bloomberg que la empresa está “muy centrada” en ejecutar sus operaciones en su “área de contrato definida” por Guyana.
“Hemos sido extraordinariamente exitosos en un tiempo muy corto (…) No vamos a ningún lado».
Liam Mallon, gerente de exploración y producción de ExxonMobil, a Bloomberg TV.
Liam Mallon, presidente de Exxon Mobil Upstream Company, explicó que han podido descubrir y explotar pozos en Stabroek para introducir su crudo al mercado en menos de cinco años, menos de la mitad del tiempo promedio en el sector.
Routledge, presidente de la petrolera, había detallado días atrás que el aumento de la producción en Stabroek respondía a la eliminación de “cuellos de botella” para identificar áreas donde se pueden modificar las configuraciones de los equipos con ese fin.
En diciembre de 2018, el gobierno guyanés denunció que la marina de Venezuela interceptó la nave exploratoria Ramform Tethys, contratada por Exxon Mobil. Ambas naciones alegaron que el incidente ocurrió en sus respectivas aguas territoriales.
A bordo de la embarcación había 70 personas en misión para ExxonMobil que iban rumbo a un pozo de exploración del hoy prolífico bloque Stabroek.
Un alto funcionario del gobierno de Guyana subrayó a Bloomberg que no aprobarán por ahora exploraciones energéticas cerca de aguas venezolanas, lo que conocen como un área sobre «la línea de los 70 grados» de sus fronteras.
De acuerdo con el ministro de recursos naturales guyanés, Vickram Bharrat, Guyana restringirá sus actividades energéticas al sur de las aguas por delimitar, al menos hasta que la Corte Penal Internacional (CPI) falle sobre el territorio del Esequibo.
Gilberto Morillo, ex gerente de planificación financiera de PDVSA, consideró improbable que ocurran incidentes cerca de esas coordenadas.
“La mayor parte, sino toda la operación, está centrada al sur de la línea de los 70 grados”, dijo el consultor energético a la Voz de América.
Venezuela desconoce la jurisdicción de la CPI para resolver el asunto e insiste en que una solución satisfactoria para ambas partes puede lograrse en conversaciones directas y siempre de acuerdo con el Acuerdo de Ginebra de 1966, que contempla métodos y fases que Georgetown da por superados desde hace 6 años.
El presidente Ali dijo esta semana a Bloomberg TV que Guyana estaba “segura” de cuáles son sus fronteras y convidó a los inversionistas a no preocuparse por las advertencias de Venezuela, a cuyo gobierno llamó a ser “un miembro responsable” de la comunidad internacional.
Voz de América