Por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS – La destrucción desenfrenada de Gaza y los asesinatos desproporcionados de más de 17 000 personas, en su mayoría civiles, en represalia por los 1200 asesinatos de israelíes perpetrados por Hamás y los 120 rehenes en cautiverio, han dejado a los palestinos en un estado de profundo aislamiento y agobiados por un sentimiento de abandono por el resto del mundo.
Las Naciones Unidas y la comunidad internacional han permanecido impotentes, como evidencia que las resoluciones de la ONU no hayan surtido efecto, y mientras los israelíes, en un acto de desafío, siguen haciendo caso omiso de las peticiones estadounidenses para que se moderen los bombardeos aéreos.
Raja Abdulrahim, corresponsal en Medio Oriente de The New York Times, fue quien hace unos días mejor describió la difícil situación de los palestinos. «Algunos me han dicho que preferirían que (cayera) una bomba nuclear y los eliminara a todos porque la situación se ha vuelto tan desesperada… y no ven ninguna luz al final del túnel», escribió en su diario.
«También sienten que el mundo entero les ha abandonado», añadió.
Justamente, un ministro israelí propuso en noviembre lanzar una bomba nuclear sobre Gaza como «una forma de hacer frente a la amenaza de Hamás». Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó inmediatamente la propuesta y tomó la inusual medida de suspender al ministro, afiliado a la extrema derecha.
Tal vez Netanyahu era consciente del hecho de que, incluso en un improbable ataque nuclear contra Gaza, las consecuencias, descritas como potencialmente suicidas, serían igualmente desastrosas para Israel y acabarían siendo un acto de autoinmolación.
Pero el primer ministro justificó hace pocos días los asesinatos de civiles y la virtual destrucción de Gaza señalando con el dedo acusador a Estados Unidos.
La devastación de Gaza, según él, no fue mejor que el bombardeo sobre Alemania de Estados Unidos en 1943 y el lanzamiento de la bomba atómica sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, un aliado imperturbable de Israel, le replicó: «Sí, para eso se crearon todas estas instituciones después de la Segunda Guerra Mundial, para que no volviera a ocurrir».
A la Organización de las Naciones Unidas, creada en 1945 tras la devastación causada por la Segunda Guerra Mundial, se les encomendó una misión central: el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
Otras instituciones internacionales, como el Consejo de Derechos Humanos, la Corte Penal Internacional (CPI) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ), llegaron más tarde.
Alon ben Meir, profesor de Relaciones Internacionales en el Centro de Asuntos Globales de la Universidad de Nueva York, dijo a IPS que el hecho de que el primer ministro Netanyahu equipare el bombardeo de Gaza con el «bombardeo en alfombra» o de saturación sobre Alemania y el lanzamiento de armas atómicas sobre Japón es, en el mejor de los casos, tan absurdo como se pueda imaginar.
Aunque el propio Biden no justificó el lanzamiento de armas nucleares sobre Japón, señaló que las circunstancias de entonces eran completamente diferentes a la situación actual en Gaza, recordó Ben Meir, quien imparte cursos sobre negociación internacional y Medio Oriente.
Además, adujo, las actitudes y opiniones han cambiado mucho desde entonces, sobre todo por las secuelas de los bombardeos.
Ben Meir aseguró que el entonces presidente Harry Truman (1945-1953) se enfrentaba a un dilema: lanzar una invasión terrestre a gran escala en Japón, cuyos soldados estaban luchando hasta la muerte, lo que podría provocar la muerte de entre cinco y 10 millones de japoneses y cientos de miles de tropas aliadas.
O utilizar armas nucleares que provocarían la muerte de 200 000 japoneses, civiles y soldados por igual, pero pondrían fin a la guerra rápidamente y evitarían bajas a gran escala, pensando que era mejor sacrificar 200 000 vidas para salvar un millón más.
Sobre esa base, Truman tomó la medida, aunque en el entorno actual, esa decisión sería totalmente diferente. Además, es posible que Truman ni siquiera fuera plenamente consciente de la verdadera naturaleza devastadora de la bomba e inicialmente creyera que estaba destinada específicamente a un uso militar.
En retrospectiva, dijo Ben Meir, el uso de las armas nucleares es impensable en cualquier circunstancia, como replicó Biden a Netanyahu.
En cuanto a los «bombardeos en alfombra» contra Alemania, dijo el especialista, hubo algunos casos de ciudades bombardeadas al por mayor, sobre todo Dresde, pero en su mayor parte, las tropas estadounidenses y aliadas llevaron a cabo bombardeos estratégicos, dirigidos en la medida de lo posible a instalaciones militares específicas y otros objetivos industriales que apoyaban los esfuerzos bélicos de Alemania, argumentó.
Además, como señaló Biden, las acciones de todas las potencias durante la Segunda Guerra Mundial fueron objeto de serias críticas y evaluaciones, y tras la guerra se establecieron instituciones y tratados para evitar que se repitieran estas acciones masivas que afectaron enormemente a la población civil, ya fuera intencionadamente o no.
«No hay duda de que Israel ha ido perdiendo apoyo internacional debido al aumento de víctimas palestinas, que ya ha superado las 17 000″, planteó Ben Meir.
“Lo irónico es que, debido a este terrible y elevado número de víctimas, ya no se menciona la impensable matanza de 1200 israelíes, y esto se debe a la total indiferencia de Netanyahu, en mi opinión, por el horror indiscriminado que se está infligiendo en Gaza», planteó.
Netanyahu, en su opinión, debería ser mucho más preciso y calculador a la hora de atacar a Hamás para evitar la muerte innecesaria de civiles, que no hace sino suscitar cada vez más críticas a las tácticas de guerra de Israel.
«Israel ganará sin duda la guerra contra Hamás, pero es igual de seguro que seguirá perdiendo el apoyo incluso de sus aliados y amigos más cercanos a menos que Israel adopte medidas extraordinarias para proteger las vidas de los civiles en Gaza al tiempo que articula una estrategia de salida coherente con una solución de dos Estados para poner fin al conflicto», concluyó Ben Meir.
T: MF / ED: EG