Israel no puede desmentir el apartheid

Por Vijay Prashad

Palestina
Samia Halaby (Palestina), Palestine, from the Mediterranean Sea to the Jordan River [Palestina, del mar Mediterráneo al río Jordán], 2003.

El 24 de junio de 2023, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzl Halevi, el jefe del Shin Bet (servicios de inteligencia), Ronen Bar, y el comisario de policía, Kobi Shabtai, emitieron una declaración conjunta. Señalaron “ataques violentos (…) por parte de ciudadanos israelíes contra palestinos inocentes”, que calificaron de “terror nacionalista en todos los sentidos”. Una declaración de este tipo es poco frecuente, sobre todo la descripción de la violencia como “terror nacionalista” y la calificación de las víctimas palestinas como “inocentes”. Normalmente, los altos cargos del gobierno israelí describen estos ataques como represalias por atentados terroristas cometidos por palestinos.

Tres días antes de esta declaración, el gobierno de EE.UU. dijo que había oído “informes preocupantes de violencia de colonos extremistas contra civiles palestinos”. Los grupos de colonos —o, mejor dicho, los grupos terroristas nacionalistas israelíes— han estado arrasando Cisjordania junto con las fuerzas armadas israelíes, matando a personas palestinas a voluntad para sembrar el miedo en esta parte de Palestina e instando a una mayor limpieza étnica, eufemísticamente denominada “ingeniería demográfica”

La violencia israelí contra la población palestina no es nueva, pero se ha intensificado rápidamente. De enero a mayo de este año, Naciones Unidas calculó que las fuerzas israelíes han matado a 143 personas palestinas (112 en Cisjordania y 31 en Gaza), más del doble que en el mismo periodo del año pasado. En 2022, 181 palestinos fueron asesinados en total (151 en Cisjordania y 30 en Gaza). Mientras tanto, las agencias de la ONU sostuvieron que 2022 fue el sexto año consecutivo de aumentos anuales de los ataques de colonos, que han ido en aumento desde 2006, después de que Israel aplastara la Segunda Intifada. En 2009, la ONU advirtió que 250.000 palestinos y palestinas de 83 comunidades de Cisjordania “corren el riesgo de sufrir un aumento de la violencia” por parte de los colonos israelíes. Los llamaron ataques “con etiqueta de precio”, porque los colonos quieren cobrar caro a los palestinos por su existencia en las tierras que los israelíes llaman Judea y Samaria.

Palestina
Tayseer Barakat (Palestina), Shoreless Sea #11 [Mar sin orillas #11], 2019

En una reunión de gabinete celebrada el 25 de junio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo a sus colegas que él también consideraba “inaceptables” las “acciones para acaparar tierras ilegalmente y los llamados a hacerlo». Sin embargo, una lectura atenta de la declaración de Netanyahu al gabinete revela que no discrepaba de la política de acaparamiento de tierras y de ingeniería demográfica. Las acciones violentas de los colonos, dijo, “no refuerzan los asentamientos, al contrario, los perjudican. Digo esto como alguien que duplicó los asentamientos en Judea y Samaria a pesar de la gran presión internacional sin precedentes para que llevara a cabo retiradas que no he llevado a cabo ni llevaré a cabo”. Estos asentamientos, que Netanyahu ensalza, son ilegales según el derecho internacional. Ya en 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU votó la resolución 2334, que “condena todas las medidas encaminadas a alterar la composición demográfica, el carácter y el estatuto del territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, incluyendo, inter alia, la construcción y ampliación de asentamientos, el traslado de colonos israelíes, la confiscación de tierras, la demolición de viviendas y el desplazamiento de civiles palestinos”.

En los últimos años, un conjunto de políticas y acciones del gobierno israelí ha agitado el espectro del apartheid, palabra afrikáans que significa ‘el estado de estar separado’. Este término se ha utilizado cada vez más para describir la discriminación institucionalizada hacia la población palestina por parte de Israel dentro de las líneas de Israel de 1948, en el Territorio Palestino Ocupado (TPO, que comprende Jerusalén Este, Gaza y Cisjordania) desde 1967, y exiliados en la diáspora. En 2017, la Comisión Económica y Social de Asia Occidental (CESPAO) de la ONU publicó un contundente informe, Prácticas israelíes hacia el pueblo palestino y la cuestión del apartheid. La entonces líder de la CESPAO, Rima Khalaf, dijo que el régimen de apartheid de Israel funciona en dos niveles. En primer lugar, fragmenta al pueblo palestino (dentro de Israel, los TPO y la diáspora). En segundo lugar, oprime a los palestinos mediante “una serie de leyes, políticas y prácticas que garantizan su dominación por un grupo racial y que sirven para mantener el régimen”.

El uso de la palabra apartheid para describir el trato de Israel a las y los palestinos es ahora casi omnipresente. Amnistía Internacional, por ejemplo, publicó un informe en 2022 con un título impactante: Israel: El apartheid israelí contra la población palestina: Cruel sistema de dominación y crimen de lesa humanidad. En una contundente conclusión, Amnistía escribió:

Israel ha perpetrado la injusticia internacional del apartheid, como violación de derechos humanos y violación del derecho internacional público, allá donde impone este sistema. (…) casi toda la administración civil y las autoridades militares de Israel, así como las instituciones gubernamentales y cuasigubernamentales, participan en la aplicación del sistema de apartheid contra la población palestina en Israel y los TPO, y contra la población refugiada palestina y sus descendientes fuera del territorio

Palestina
Dina Mattar (Palestina), Sin título 1, 2019

Del 20 al 22 de junio, dos ex altos funcionarios de la ONU, Ban Ki-moon (ex Secretario General de la ONU) y Mary Robinson (ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y presidenta de Irlanda), visitaron Palestina e Israel. Viajaron a la región en representación de The Elders [Los Mayores], un grupo creado por Nelson Mandela en 2007 para reunir a antiguos funcionarios del gobierno y altos cargos de instituciones multilaterales con el fin de abordar los dilemas de la humanidad. Cuando abandonaron Tel Aviv, los dos Mayores publicaron un mordaz informe sobre su visita.

Basándose en sus conversaciones con organizaciones de derechos humanos y en sus propias investigaciones, Ban y Robinson señalaron que “cada vez hay más pruebas de que la situación se ajusta a la definición jurídica internacional de apartheid”. Cuando discutieron estas pruebas con funcionarios israelíes, “no escucharon ninguna refutación detallada de las pruebas de apartheid”. Ban y Robinson señalaron que las directrices gubernamentales para el gabinete de Netanyahu

muestran claramente la intención de perseguir una anexión permanente en lugar de una ocupación temporal, basada en la supremacía judía. Las medidas incluyen la transferencia de competencias administrativas sobre la Cisjordania ocupada de las autoridades militares a las civiles, la aceleración de los procesos de aprobación para la construcción de asentamientos y la construcción de nuevas infraestructuras que harían inviable un futuro Estado palestino.

Son palabras poderosas de altos funcionarios que ocuparon dos de los más altos cargos de las Naciones Unidas.

Palestina

El 25 de marzo de 1986, las autoridades israelíes detuvieron a Walid Daqqah, oriundo de la localidad de Baqa al-Gharbiyyeh. Fue condenado a 37 años de prisión por formar parte de un grupo que mató al soldado israelí Moshe Tamam. Su encarcelamiento viola los Acuerdos de Oslo de 1993, que establecen que todos los presos palestinos detenidos antes de la firma del acuerdo deben ser puestos en libertad. Su condena de 37 años de prisión expiró el 24 de marzo de 2023, pero Daqqah, que desde su encarcelamiento se ha convertido en un consumado novelista, sigue encarcelado por una nueva acusación formulada en 2018 por introducir teléfonos celulares de contrabando en la prisión. Esto prolongó su condena dos años más. Walid, que ahora tiene 61 años y lucha contra el cáncer (un diagnóstico que recibió en 2022), tenía prevista una audiencia de libertad condicional, pero el gobierno israelí la ha aplazado.

En medio del creciente clamor internacional, la Unión Internacional de Editoriales de Izquierda, de la que forma parte el Instituto Tricontinental de Investigación Social, ha hecho pública una declaración en la que pide al gobierno israelí que libere Daqqah. Léanla a continuación:

Nosotros, la Unión Internacional de Editoriales de Izquierda (UIEI), llamamos a todas las editoriales, escritorxs, artistas, intelectuales y personas de conciencia a exigir la liberación inmediata del escritor y pensador revolucionario Walid Daqqah de las cárceles de la Ocupación Israelí.

Walid Daqqah lleva encarcelado desde los 25 años por su resistencia a la Ocupación israelí y su defensa del pueblo palestino. Ahora, a sus 61 años, lleva 37 soportando este encarcelamiento injusto. Su estado de salud se está deteriorando rápidamente y es fundamental que reciba un trasplante de médula ósea y otros cuidados médicos urgentes, pero las autoridades israelíes le han negado el tratamiento médico.

Como uno de los pensadores y visionarios más importantes de la resistencia palestina actual, Walid Daqqah ha sido sometido a niveles adicionales de la tortura, los malos tratos y el abandono rutinarios a los que se enfrentan los presos palestinos en las cárceles de la Ocupación. Es una voz del pueblo, una voz que la Ocupación teme y espera silenciar. Pero aunque su cuerpo esté entre rejas, su voz se ha liberado a través de sus novelas, ensayos y cartas, que han alimentado y motivado al movimiento de presos palestinos, a la resistencia y al movimiento de solidaridad internacional en todos los rincones del mundo. El encarcelamiento de Walid Daqqah implica una violación de sus derechos humanos más básicos, los de su familia y los de su pueblo, y también una violación de los derechos de todas las personas en lucha que merecen aprender de él, escucharle e intercambiar con él y sus ideas.

El encarcelamiento continuado de Walid Daqqah es una condena a muerte, y el mundo es testigo de los intentos de la Ocupación israelí, respaldada por Estados Unidos, de silenciar a la resistencia palestina por todos los medios posibles. Exigimos la liberación inmediata de Walid Daqqah para su familia y el acceso inmediato a atención médica. Alzamos nuestras voces en firme solidaridad con Walid Daqqah, las casi 5.000 personas palestinas presas que permanecen injustamente entre rejas, y las voces encarceladas y reprimidas de la razón que sufren los ataques del imperialismo en todo el mundo.

En 2018, Daqqah publicó su primera novela para niños, El cuento secreto del petróleo. Cuenta la historia de Jood, un niño de 12 años, que va a ver a su padre a la cárcel por primera vez, pero las autoridades le niegan el acceso. El niño viaja por Palestina, se encuentra con el conejo Samour, el pájaro Abu Reesha, el gato Ghanfour, el perro Abu Nab y un olivo milenario, Um Rami, y habla sobre el régimen de apartheid israelí. Um Rami, que iba a ser talado por las autoridades israelíes para liberar tierras para un asentamiento ilegal, le dice a Jood que tiene un aceite que puede untarse en el cuerpo para hacerse invisible. Jood usa el aceite, entra en la celda de su padre y le dice: “Soy tu hijo, Jood”.

Instituto Tricontinental de Investigación Social

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