Ágora
Por Guido Mora
He seguido de cerca los resultados de las asambleas para renovar las estructuras del Partido Liberación Nacional.Siempre pensé que uno de los objetivos que obligatoriamente tendrían que plantearse los miembros de la Asamblea Nacional -si querían darle un nuevo aire al partido-, además de la renovación de los órganos político-superiores, debería de ser la búsqueda y aplicación de mecanismos orientados a democratizar las contribuciones económicas y el incremento de los espacios de participación de los liberacionistas, en los procesos de elección de las autoridades internas y de los representantes del Partido en los puestos de elección popular.
En mi perspectiva ninguno de los resultados de esas asambleas -ni la de octubre del 2022, ni la del pasado 11 de marzo-, logró estos objetivos.
Lejos de satisfacer las expectativas de miles de costarricenses, quienes aún guardan la remota esperanza de que se produzca “una renovación” de esta agrupación política; a los ojos de la opinión pública, las autoridades superiores del Partido Liberación Nacional continúan -como se ha señalado en otras oportunidades-, como la orquesta del Titanic: impávida interpretando sus instrumentos, mientras el buque naufraga en medio del Océano.
La elección y reelección de personas con cuestionamientos morales, éticos y hasta judiciales; o con prolongada presencia en el Directorio Político, envía a los costarricenses y a los liberacionistas un mensaje desesperanzador: no se pueden obtener resultados diferentes, haciendo las cosas de la misma manera.
La integración de una amplia fracción vinculada con el liberacionismo tradicional y al “Grupo de alcaldes”, refleja la triste realidad de que la Asamblea Nacional sigue defendiendo sólo los intereses particulares de sus integrantes, postergando la urgente necesidad de construir y ejecutar el proyecto país que en otro momento caracterizó y convirtió a Liberación Nacional en el arquitecto de la Costa Rica del siglo pasado.
Resulta incomprensible, en estos tiempos de redes sociales, que la endogamia política no permita comprender a las autoridades partidarias, el enorme daño que hacen a la imagen de Liberación Nacional, pretender perpetuar sus intereses y aspiraciones particulares.
Hoy Liberación Nacional, lejos de ser el partido de todos los costarricenses, es una agrupación que pertenece a conocidas familias, que incluso se turnan las posiciones a lo interno y externo de la estructura partidaria.
Soy del criterio de que la integración del Directorio Político liberacionista sólo refleja la existencia de una organización política que continúa -a diferencia del quehacer político desarrollado en décadas pasadas-, manejándose como un vehículo de luces cortas, totalmente ayuno de visión y proyecto de futuro.
Ante las acciones de un gobierno errático, carente de propuestas y de proyectos, Liberación Nacional debería de abandonar el silencio cómplice, denunciar la improvisación, las estrategias orientadas a desmantelar la Caja Costarricense de Seguro Social; a pauperizar aún más el salario de los costarricenses o a incrementar las horas de trabajo, en beneficio de grupos empresariales, que privilegian sus intereses económicos.
En resumen, a retomar la defensa y la promoción del Estado Social de Derecho, asumiendo el liderazgo de una oposición que genere las alternativas y propuestas viables, ante la improvisación que caracteriza el quehacer del Poder Ejecutivo que lidera Rodrigo Chaves.
A diferencia de otros sectores del partido, que han mantenido vínculos históricos con “los representantes políticos de siempre”, lamento profundamente que los elegidos sean los mismos, que sigan en la defensa de los mismos intereses y que no representen, ni envíen las señales de transformación y democracia partidaria, que tanto esperan los liberacionistas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Mi amigo Guido, le hizo bueno estar unas horas en la tierra donde se dio el nacimiento de la Segunda República impulsada por don Pepe en 1948, mientras que en el Parque Ernesto Zumbado un puñado de dirigentes del otrora glorioso PLN celebraba el 75 aniversario del inicio de la Guerra Civil; creo que me pareció escuchar «Nearer, my God, to Thee» la famosa pieza del naufragio. Excelente artículo.