Enrique Gomáriz Moraga
Al tiempo que las autoridades de Kiev rechazaban de plano la decisión rusa de establecer una tregua de 36 horas por la Navidad ortodoxa, calificándola de farsa tramposa, no han ocultado la celebración del enorme regalo que han recibido de occidente en el plano militar. El ministro de Exteriores Dimytro Kuleba expresó su satisfacción sin limitaciones: “Este año, Ucrania recibirá armas de los aliados que no pudo obtener en 2022. Esta primera semana de 2023 lo demuestra. El tiempo del tabú de las armas estratégicas ha pasado”.Los observadores militares occidentales coinciden con esta última frase de Kuleba: la línea roja de varios gobiernos europeos de evitar el envío a Ucrania de carros de combate ha saltado por los aires. En los días previos a la Navidad ortodoxa se producía una cadena de decisiones en Washington, París y Berlín, acerca del envío a Ucrania de carros polifuncionales desde los primeros días de enero. Esta decisión conjunta no satisface por completo la demanda de Kiev de obtener carros de combate pesados, pero significa un giro de 180 grados respecto del choque entre blindados.
Tanto el Bradley norteamericano, como el AMX-10 francés y el Marder alemán, son carros más ligeros, de mayor movilidad, especialmente dotados para destruir los blindados más pesados. En Estados Unidos los llaman “cazadores de tanques” o también “asesinos de tanques” (tank killers). De hecho, su diseño inicial fue planteado en los años setenta y ochenta para desplegarse en Europa, ante la superioridad cuantitativa y cualitativa de los tanques del Pacto de Varsovia.
Desde luego, cada modelo tiene características propias. Los Bradley y Marder son vehículos con tracción de orugas ligeras, mientras el AMX francés lo hace sobre ruedas compactas, lo que le permite ganar en velocidad (hasta 85 K/h en terreno llano) y maniobrabilidad. Además, el carro francés ha sido armado con un poderoso cañón de 105 mm, mientras el Bradley y el Marder poseen un cañón más ligero (de 25 mm el primero y 20 mm el segundo). El AMX-10 también tiene una autonomía mayor, cercana a los 800 kilómetros, mientras los otros dos se sitúan en torno a los 500. Los tres cargan como arma secundaria una poderosa ametralladora y pueden acondicionarse para el uso de misiles antitanque. El blindaje del Bradley es de aluminio compacto, mientras en los otros dos sigue siendo de acero. Una característica común a los tres modelos consiste en que, además de una tripulación de tres personas, pueden transportar tropas en pequeños grupos, entre 5 y 6 soldados. Son sólo algo menos costosos que los tanques pesados, pero su precio sigue siendo exorbitante, una unidad Bradley cuesta 5.500 millones de dólares.
Pero la capacidad de estos cazadores de tanques no resulta ser tan decisiva, como el hecho político y militar que significa este giro en la determinación occidental de dar un salto adelante en la implicación en el conflicto. Entre otras razones, porque esta decisión abre la puerta a nuevos pasos decisivos en esta escalada. Los expertos militares alemanes están convencidos de que detrás de los Marder acabarán llegando a Ucrania los pesados Leopard de última generación.
Expertos en asuntos de seguridad tratan de explicar las causas de este cambio radical en la política militar occidental. La más comentada refiere a la percepción de que la guerra en este año que empieza será todavía más enconada que hasta ahora. Según esas percepciones, Moscú estaría preparando una poderosa contraofensiva para la próxima primavera, que es necesario contener. También se menciona como causa el hecho de que el año 2023 podría ser el año decisivo en el campo de batalla, antes de iniciar algún curso de negociaciones. Pero otro argumento que se menciona es que el año 2022 ha mostrado que Moscú está dispuesta a saltarse sus propias líneas rojas: amenazó con el uso del arma nuclear táctica si se atacaba el nuevo territorio ruso en el Donbás, pero luego abandonó Jersón de manera sorpresiva.
En todo caso, esta escalada estratégica muestra un horizonte bélico desalentador. Este año comienza con los peores augurios en cuanto a la posibilidad de detener un conflicto que sigue causando muerte y destrucción masivas. Y la mayor implicación bélica de occidente puede desatar una reacción rusa difícil de imaginar. Parece que la confrontación se dispone a perder progresivamente sus límites.