¡Qué alguien me explique!

Cuaderno de vida

Gustavo Elizondo Fallas

Gustavo Elizondo

La vocecilla interna no es una exclusividad de nuestro amigo tico-suizo Mauricio Castro, yo también la tengo, creo que no tan hiperactiva como la del amigo, pero si me dijo “quien te mete Juan Bonete a escribir de economía, ¿no recuerda la sembrada que le dio el profesor Helio Muñoz en la UCR en el curso “colador” de Principios de Economía I? ¿ya se le olvidó el 3 en el primer quiz y aquellas frases escritas por el profesor? “¡descubrió América!” “¡qué aporte a la Ciencia!” “¡resucitó Maynard Keynes!” Recuerde que al final pasé esos cursos en la UNED con delantal, apenas con un raquítico 7.

Pues bueno, me bailo la vocecilla interna y me vale lo que decía el profesor Muñoz en la primera clase _espero mantener con este grupo mi récord 5/95 (5 % aprobados, 95% aplazados) y aunque hice mi aporte a ese 95%, hoy voy a escribir de economía, pero desde el territorio llano, el territorio de los de a pie.

Al igual que muchos costarricenses, en algún momento requerimos financiar nuestra casa o realizar una readecuación de deudas; “mi banco” tenía un capital que podía entregarme y que de acuerdo a sus números tendría un interés determinado por los años del crédito, de manera que iba a obtener dividendos de ese capital que me ofreció: aparte, “mi banco”, propiedad que comparto con los demás ciudadanos contribuyentes (ironía), me cobró una importante suma por la formalización, además de ponerle al préstamo cualquier cantidad de coberturas por medio de pólizas hasta por los malos modos que yo tendría como deudor; en otras palabras el banco no solo aseguró las utilidades del capital sino que lo dejó bien blindado; ojo, no olvidemos al pobrecito abogado que sin mucho esfuerzo y mediante la aplicación de “la tabla del colegio” cobró su buena tajada.

Pero ahora resulta que el Banco Central aplica una política perversa, para contener la inflación: ajusta la política monetaria al alza para que a su vez los bancos comerciales suban las tasas de interés de créditos nuevos, lo que parece lógico y sobre los antiguos, nada lógico, diz que para bajar el consumo y así bajar la inflación. Para el caso de esa cartera establecida de la que somos parte, por supuesto que esa política favorece a “mi banco” que tendrá mayores ingresos por el capital que me prestó, a pesar de que en su momento ya cubrió su costo e hizo la previsión de su utilidad para todos los años del plazo, eso que llaman “ganar, ganar”.

Entiendan señores banqueros, entiendan autoridades del gobierno, que la cuota que pagamos mes a mes la tenemos considerada en nuestro plan de gastos, que está destinada solo a eso y que cobrar de un solo “sopetón”, sin aviso, un incremento de 70 000 colones de más es un robo, podrán decir que legal, pero robo al fin. Están cercenando a la economía familiar el dinero que usamos para la supervivencia, para atender gastos como pago de servicios, alimentación, salud, transporte y es ofensivo decir que eso ayuda a bajar la inflación; en lo que si ayuda, eso no tiene discusión, es a empobrecer cada vez más a la clase trabajadora de este país y a enriquecer a “mi banco” además de otras instituciones bancarias, que nunca pierden, que nunca se sacrifican y que fueron de los pocos que tuvieron ganancias en la pandemia.

Don Helio, si con lo que escribí me gané un 3 de nuevo, póngamelo, en nada me perjudica y como dijo Rhet Butler, personaje interpretado por Clark Gable en “Lo que el viento se llevó” su calificación “me importa un bledo”.

En cuanto a “mi banco”, se está planteando su venta en la Asamblea Legislativa, creo que no es una opción inteligente, pero con esta experiencia como cliente, se me ha quitado de sopetón, las ganas de defenderlo, a no ser que hagan la promesa que para contrarrestar esa mala percepción que tengo, se comprometan a ser un poco más solidarios con sus clientes.

Cierro con el refrán popular de que “los banqueros te prestan el paraguas cuando está de verano y te lo quitan cuando empieza a llover”.

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