Fernando Berrocal
Conste que soy socialdemócrata. Creo en el mercado para estimular la sana competencia y los emprendimientos, a la vez que considero necesaria la intervención del Estado para regular los excesos del mercado y promover el desarrollo integral del país y que, como tesis de principio, estoy en contra de los monopolios públicos y privados. Así funciona hoy el sistema económico mixto en todas las democracias republicanas y liberales, como Costa Rica.Pero la verdad sea dicha: en nuestro país, el Estado se ha convertido en uno de los grandes obstáculos al desarrollo integral y no solo por su tamaño y el peso significativo de los salarios y los pluses de la alta burocracia sobre las finanzas públicas, sino y principalmente por la cantidad absurda e irracional de trámites, la actitud del NO se puede en muchas ventanillas, la falta de conciencia sobre el valor del tiempo, los requisitos absurdos e interminables, las duplicidades y triplicidades de funciones repetidas que generan corrupción y la ineficiencia de nuestra institucionalidad que, en las últimas décadas, dejó de estar al servicio de la gente, las oportunidades y el desarrollo integral de nuestra sociedad, secuestrado por grandes intereses privados y corporativos.
El Estado y sus instituciones, se han transformado en un enorme y complicado “nudo gordiano”, en donde cualquier gestión, la más pequeña o la más grande, cuesta un mundo de esfuerzo profesional o ciudadano para lograr cualquier permiso que necesita una autorización o un visado estatal o municipal.
La Cámara de Comercio identificó más de 180 cuellos de botella. ¿Cómo se va a desarrollar un país con más de 200 trámites para iniciar un proyecto de vivienda, en lo que se pierden entre dos y tres años de tiempo?
Si fuera tan fácil como cortar por la mitad ese nudo gordiano, como lo hizo Alejandro Magno en la antigua Grecia, todo se podría resolver. Pero no es así. Lo que sí es posible es entrarle con soluciones pragmáticas, a una contrarreforma del Estado Costarricense, comenzando por derogar miles de leyes y Decretos Ejecutivos sin valor actual e iniciar un proceso de efectiva reforma del Estado liderado por la Casa Presidencial y Mideplan, con la Asamblea Legislativa y con participación de los sectores organizados de la sociedad civil.
Este es un problema país objetivo, mucho más allá de las diferencias político partidarias que siempre y para bien, existirán en democracia. En ese espíritu, el presidente Rodrigo Chaves, en el área de salud, está rompiendo monopolios y gobernando para el pueblo, acabando con el exceso absurdo de tramitología y la disfuncionalidad, burocracia e ineficiencia en el registro de medicamentos.
Me complace que así sea. ¡Es hora de actuar! Es hora de generar consensos políticos con la oposición en la Asamblea Legislativa y hacer, vía legislación, otros cambios que el país necesita y reformar el Estado Costarricense.
¡Adelante y sin miedo! Eso es lo que la ciudadanía quiere.