Porqué RITEVE debe seguir

Cuaderno de Vida

Gustavo Elizondo Fallas

Para justificar mi posición voy a echar la máquina del tiempo para atrás hasta cerca del año 1983, teníamos un emprendimiento de siembra de flores para exportar y adquirimos un vehículo de adrales, no solo para trasladar el producto al aeropuerto, sino también para trasladar a los trabajadores del pueblo a la finca, para lo cual le colocamos unas bancas que se podían despegar fácilmente para acondicionar cuando se trataba de carga. Pero un día de tantos un oficial de tránsito nos detuvo y nos dijo que, para circular con personas en el cajón, debíamos tener un permiso del MOPT, creo que COSEVI no existía, nos dijo que eso era en Sabana Este por el antiguo Estadio Nacional. Por teléfono tratamos de concertar una cita y quien nos atendió nos dijo que por los siguientes tres meses ya no había espacio, pero nos dio un número de un “agente externo” que nos podía colaborar. En forma mágica el “agente” que no era nada más que “un gavilán” sí tenía espacio para la semana siguiente y quedamos de vernos en una soda cerca de La Sabana, para darnos las instrucciones. Nos dio sus señas y fue fácil localizar el plumífero personaje, que más que “gavilán” tenía porte como de “águila” porque efectivamente portaba un llamativo uniforme parecido al de un oficial de tránsito, se movía muy desenvuelto y además parecía un tipo amable. Las instrucciones eran estas, íbamos a pasar el vehículo por los distintos puestos de revisión y cuando nos atendieran íbamos a decirle al funcionario respectivo _somos de “tijerilla” _ que en apariencia era el nombre del “gavilán pío, pío, gavilán pao, pao”-

Llegamos al costado del Estadio, había una fila de vehículos esperando ser atendidos, pero el “olor a embutido” se notaba en el ambiente, el tal “tijerilla” merodeaba el sitio y por lo visto tenía a varios de sus clientes en la fila, en cuenta nosotros. En los empíricos sitios de revisión dimos la contraseña “somos de tijerilla”, los diz que técnicos hacían la pantomima de revisar, el equipo no pasaba de una gata de carretillo, levantaban el vehículo y movían el volante de un lugar a otro; increíble, en vista a que la vetusta máquina que tenían para alineamiento de llantas no funcionaba, verificaban esa condición un artilugio usando unas cuerdas. Para no dar más largas, al final se me acercó el “agente externo” y me dijo —ahí a la salida lo espero para que me cancele lo acordado— ¿cómo cuánto sería? —le dije sacó su libreta y empezó a sumar —vea hermanito, los compas tuvieron que hacerse los majes con muchos defectos del carrito, entonces le va a salir en 30 000 pesitos (de los de hace 40 años), porque usted sabe que esto es un equipo de trabajo y a todos les tengo que dar alguito— rápidamente sume en la mente lo que llevaba y si acaso, me llegaría a 10 000 —ya le llego, espéreme ahí— Tomé la decisión de ver como me fugaba, di un tiempito y en el momento que “tijerilla” se fue a conversar con otro cliente, salí disparado y nada más logré escuchar sus improperios —hp sinvergüenza, se fue sin pagar—

Con la llegada de RITEVE hubo un cambio radical, equipos modernos, personal capacitado y metodologías muy formales, certificadas en ISO 9000 pero, sobre todo, cero tolerancias a favorecimientos y dádivas. En algún momento compartí oficinas con una estación móvil y pude conocer muy de cerca la forma ordenada como operan, muy diferente a lo que conocí en la “revisión” de La Sabana.

En manos de la Contraloría está la autorización de extender el vencimiento de la concesión y pensar, por lo menos una sola vez, en el bienestar de la población.