¿Democracia o democra-TICA?

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Me ha llamado mucho la atención la cantidad de candidatos a la presidencia de la República que han aparecido a menos de 6 meses de las elecciones. No me parece conveniente. Más que una democracia, parecemos una democra-TICA.

Una democracia como la nuestra constitucionalmente establece que cualquiera puede inscribirse para ser presidente de la República cumpliendo con ciertos requisitos procesales, demostrando que es costarricense por nacimiento y siempre por medio de un partido político. Eso a mi juicio está bien, aunque pienso cuando se adoptó legalmente no creo se haya pensado en que en una elección habrían 20 o más candidatos. Lo que está pasando es disfuncional.

Me parece que hay abuso de las facultades que otorga nuestra democracia por parte de los propios candidatos que si se someten a un análisis exhaustivo para demostrar idoneidad, de uno a diez una gran parte no pasan de un cuatro. Así mismo, los partidos que utilizan como carruaje en muchos casos son lo que en Nicaragua llaman “partidos zancudos” que giran alrededor de los más grandes y legítimos para ver “que agarran”.

Pienso que para serlo uno tiene que tener ganas de verdad, que se traduce en una sacrificada capacidad de entrega y trabajo para alcanzar el objetivo…la Presidencia de la República. Así mismo, hay que tener formación idónea, o sea, en primera instancia entender la majestad que el cargo conlleva y que obliga a que quien lo ejerza tenga mucho conocimiento político y que entienda de las áreas claves del progreso sostenido hacia el desarrollo. El tener liderazgo adecuado al cargo, el conocer de las instituciones, de la institucionalidad del país, así como de los procesos políticos y su razón de ser es por supuesto necesario. La experiencia previa y la formación profesional son claves. Sin embargo, s absurdo pensar en pleno Siglo XXI que quien preside es experto en todos los temas. Discernimiento, carácter y decisión es lo que se debe buscar.

Así mismo lo es una visión muy propia del porque se quiere servir. Debe serse una persona intachable y cuyo comportamiento demuestre un espíritu de entrega hacia los conciudadanos, una capacidad de trabajo extraordinaria y una clara capacidad para actuar en el presente sin perder de vista el futuro.

En la época moderna un presidente incapaz de entender el mundo, de representar y de posicionar bien a Costa Rica en él no es del todo conveniente, más aún luego del honroso ingreso a la OCDE. Como candidato o candidata, la calidad del programa de gobierno que plantea es fundamental, como lo es la calidad profesional y moral del equipo humano que acompaña. No convienen las ideas extremas; no van con nuestra forma de ser. Podríamos seguir pero como dicen…” a buenos entendedores pocas razones.

Las personas candidatas y especialmente los de partidos zancudos debería verse en un espejo, ponerse la mano en el corazón y analizar si realmente están preparados para luchar por ese cargo y si la posibilidad de conquistar votantes para triunfar es real. Es irresponsable no hacerlo, por la confusión que se genera en los votantes y por el daño que se le hace a la democracia convirtiéndola en una democra-TICA. En la época de la “civilización del espectáculo” diría Vargas Llosa, la proliferación actual no favorece el ejercicio democrático.

A la ciudadanía votante le aconsejo que ejerza su derecho y deber y que lo haga informada, para que no se embarque y no la pongan a “comer cuento”. Votar es la mejor manera de defender la libertad que disfrutamos, pero votar sin un criterio bien formado es desperdiciar el voto y arriesgarse a promover a alguien que no conviene. ¡Sea juiciosa Costa Rica!

Exprofesor de Ciencias Políticas UCR, ex viceministro, ex diplomático.

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