Cuaderno de Vida
Gustavo Elizondo Fallas
Don Ottón Solís ha tenido que aguantar pedradas desde que inició en política como ministro de Oscar Arias en 1986, las recibió a lo interno del PLN, luego en el mismo partido que fundó y por supuesto de quienes han estado en aceras contrarias, por lo que no necesita que este vecino de Dota lo defienda. No obstante, tengo el deber de respaldar su posición de la forma honesta y sacrificada con que se manejaron las campañas del 2002 y 2006, donde predominó la austeridad y el aporte de los simpatizantes del Partido.En el cantón de Dota al menos, nadie cobró un cinco por transporte, los lugares de reunión y las casa que sirvieron de local del club, fueron cedidos por simpatizantes sin ninguna erogación, los signos externos se vendían a precio de costo, lo único que proporcionó el Partido fueron las camisetas de las guías. Recuerdo unas jacket que usamos los dirigentes, Pablo Chacón las mandó a elaborar y nos la cobró factura en mano.
En cuanto a la alimentación, recuerdo en la primera campaña que el domingo de las elecciones varias señoras se ofrecieron a cocinar y se solicitó a los seguidores que aportaran los ingredientes; fue tanto lo que llegó que se hicieron varias ollas de arroz de donde comieron guías, miembros de mesa y seguidores propios y de otros partidos, decía don Efraím Chacón que era el segundo milagro de los panes, a las ollas se les sacaban platos y platos de arroz, pero no se vaciaban.
Por afinidad familiar conocí que esta disposición al voluntariado y a la colaboración fue característico en otros cantones como en Perez Zeledón y Curridabat.
Después de estas campañas lamentablemente llegaron algunos dirigentes no tan honestos al PAC que lo llevaron a la condena ya resuelta por un tribunal de la República, aunque parece que los diputados cabeza caliente que le quieren cobrar la factura a don Ottón, no entienden que de acuerdo con la Constitución nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho punible. No se cuánta deuda política se cobró entonces, me imagino que para el caso concreto fue una suma importante el ahorro, pero lo que si es cierto fue que se vivió una forma distinta a las campañas tradicionales que habíamos vivido desde que mi tata nos llevaba de la mano a recibir a don Pepe en 1970.