Dan La Botz
El cambio climático y la política del Partido Republicano se juntaron en Texas la semana pasada para causar una catástrofe que dejó a millones de personas sin luz, sin calefacción y sin agua cuando las temperaturas cayeron por debajo del punto de congelación y la nieve y el hielo cubrían todo el Estado, con un saldo de por lo menos 50 personas muertas. La ola de frío polar, a la que el Estado no está acostumbrado, es otro ejemplo más de una meteorología extrema en forma de inundaciones e incendios forestales que ha traído el cambio climático a Estados Unidos.
El Partido Republicano se hizo con el puesto de gobernador de Texas hace veinte años, además de conquistar la mayoría del Congreso y del Senado estatales, procediendo entonces a desregular y no ocuparse de los sistemas energéticos del Estado, lo que ha propiciado esta catástrofe. El gobernador Greg Abbott y otros Republicanos, cuyo partido se nutre de las aportaciones de la industria petrolera y gasista texana, han atribuido la crisis al fallo de los aerogeneradores y advierten ahora de que la congresista neoyorquina Alexandra Ocasio-Cortez y su Green New Deal, con los generadores eólicos, destruirán la economía del Estado.
Texas, que es casi un 25 % más extensa que Francia, tiene una población diversa de 29 millones de habitantes, un 40 % blancos, un 40 % latinos, un 13 % negros y un 5 % asiáticos. La economía texana está dominada por la producción de petróleo y gas, siendo este Estado el principal productor de EE UU. Los multimillonarios del petróleo y las finanzas texanos, encabezados por Midland Energy, financian al Partido Republicano tanto en el Estado como a escala nacional. La combinación de una economía basada en el petróleo con la política del Partido Republicano ha comportado la negación del cambio climático y la desregulación e irresponsabilidad.
Las temperaturas en Texas en el mes de febrero suelen variar entre 16 y 21 °C, pero la semana pasada, cuando al vórtice polar descendió sobre EE UU, Houston alcanzó temperaturas de –8 °C y Dallas llegó a tener –15 °C el 15 de febrero, las temperaturas más bajas en unos 30 años. En las viviendas, clínicas y hospitales falló el suministro de luz, calefacción y agua. Los centros médicos no pudieron administrar a sus pacientes ninguna diálisis, mientras que las tempestades interrumpieron la campaña de vacunación contra la covid-19. Los vastos ranchos y las granjas han perdido ganado y cosechas por valor de miles de millones. En los hogares reventaban las cañerías de agua, se formaban carámbanos que colgaban de las lámparas y los ventiladores de techo. ¿Cómo pudo ocurrir?
Texas es el único Estado continental de EE UU que tiene su propia red eléctrica; todos los demás forman parte de la Interconexión Oriental u Occidental, que mejora su capacidad para responder a picos de demanda energética. La energía se obtiene de varias fuentes: el 46 % del gas natural, el 23 % del viento, el 18 % del carbón y el 11 % del combustible nuclear. Ante la ola de frío falló la red eléctrica del Estado, administrada por el Electric Reliability Council of Texas (ERCOT). Los políticos crearon y mantuvieron la interconexión texana y su gestor ERCOT para eludir la regulación federal. Ya en 2011 se había advertido al Estado de que había que mejorar el sistema para hacer frente a un clima más frío, pero el ERCOT no lo hizo. Las turbinas eólicas fallaron porque el gobierno del Estado no las adaptó.
Cuando estalló la crisis, uno de los dirigentes del Partido Republicano texano, el senador Ted Cruz, se fue del Estado para volar con su mujer y sus hijos a un cálido centro turístico de lujo en Cancún, México. Otros viajeros fotografiaron a Cruz en el aeropuerto y dentro del avión, colgaron las fotos en las redes sociales, donde se viralizaron y provocaron la indignación del público. Cruz compró un billete de vuelta y volvió al día siguiente.
El fallo del sistema energético texano llega en la estela de la mala gestión de la pandemia del coronavirus en el Estado. Desde que comenzó, en Texas han muerto 41.981 personas, solo por detrás de California, entre el medio millón de muertes de todo EE UU. Tras los confinamientos iniciales, el gobernador Abbott levantó las restricciones y, atendiendo a las iglesias protestantes, permitió que continuaran las misas, así que pronto Texas fue el primer Estado en alcanzar el millón de contagios.
El lamentable fracaso del Partido Republicano texano en la gestión tanto de la pandemia de covid-19 como de la crisis energética podría dar pie a un cambio político que permita a los Demócratas recuperar el gobierno del Estado. Los Demócratas texanos apoyan el Green New Deal y una regulación estricta de las compañías de petróleo y gas, pero progresistas y socialistas tendrán que luchar para impulsar este programa y ponerlo en práctica.
https://newpol.org/climate-change-comes-to-republican-texas-producing-a-disaster/
Traducción: viento sur
Dan La Botz es maestro, escritor y activista residente en Brooklyn, Nueva York. Es coeditor de New Politics.