Pandemia
Yayo Vicente
Esta expresión idiomática de la sabiduría popular, sería aplicable a nuestro país, si tomamos el camino equivocado. No vayamos en la dirección en la que terminemos sintiéndonos caídos y rendidos. Somos un pueblo que durante las dificultades, sacamos tesón, disciplina, madurez y serenidad, para levantarnos y seguir orgullosamente adelante.Tratemos de explicar la expresión “tras cuernos palos”, primero, de qué trata “poner cuernos”. Posiblemente proviene de la mitología griega, Pasifae, esposa del rey Minos, fue infiel a su marido con un toro adorado en Creta. Como resultado de esa relación nació una criatura, mitad persona mitad animal, con cabeza de toro y cuerpo humano, llamado Minotauro. Metafóricamente, comenzó a considerarse a los cuernos una señal irrefutable de infidelidad conyugal.
En alguna ocasión les pregunté el significado a mis abuelos paternos: Clotilde y Secundino. Cada uno tenía su propia explicación, mi abuela, más recatada, me dijo: “significa que tras que lo corneó el toro, al llegar a la casa le pegaron con un palo, por haberse metido al redondel”. Secundino me dijo sin pestañear: “una mujer infiel supo que su marido la quería sorprender infraganti y le avisó a su amante. El amante vio al marido escondido y atisbando, así que lo agarró a palo limpio, luego se disculpó diciéndole que lo confundió con un ladrón”.
En fin, “tras cuernos, palos” es cuando las cosas van de mal en peor.
El piano
Prácticamente todos los pianos modernos tienen 88 teclas: 36 negras y 52 blancas. Son 7 octavas, 12 sonidos por 7 octavas serían 84 teclas más 1 por agudo y tres por la parte grave suman las 88 teclas. Además, tienen pedales, para aumentar la resonancia sin necesidad de mantener las teclas pulsadas, de forma que la nota sigue sonando al tiempo que añade gran cantidad de armónicos de otras cuerdas que vibran por simpatía.
Un buen pianista debe utilizar todo el piano, sacarle el jugo al instrumento y eso requiere habilidad y estudio. Requiere saber solfeo para ejecutar las obras musicales más complejas, sublimes y perfectas.
Por lo general el pianista es solo pianista, como el violinista que se especializa en sacar lo mejor del violín y así cada músico con su instrumento. Se agrupan en una orquesta, ensayan sin fatiga y cuando se presentan ante su público, aquello es fenomenal.
Si no queremos palos, además de los cuernos, respetemos la división del trabajo y del saber.
Vivimos en sociedad
Cuando se vive en sociedad, nos damos el lujo de especializarnos, en ser buenos o entendidos en un oficio determinado. Nos duele el diente, vamos al dentista; queremos construir una casa, vamos donde el arquitecto; el animal está enfermo, llamamos al médico veterinario; gotea la cachera, llamamos al fontanero; los muebles ya están desteñidos, llamamos al tapicero; nos detectamos una pelota extraña, vamos al doctor.
He leído y escuchado a renombrados economistas y respetables políticos, pertenecientes a diversos partidos y pensamientos ideológicos y todos, de una forma u otra acaban diciendo que el acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional) es necesario. Unos dicen que debió negociarse distinto, más allá o más acá. Pequeños matices que son explicables por no estar en la negociación.
Se parece al proceder, después del partido, de los aficionados al fútbol: los cambios no fueron los correctos, tendría que haber sacado a fulano, ya se sabía que era necesario cuidar al mengano. Durante el partido, es el director técnico quien se preocupa si su estrategia es la adecuada y si su táctica rinde los frutos deseados, debe pensar en los últimos encuentros y los próximos, en tarjetas y lesiones. El resto, solo comemos uñas y deseamos que el director técnico la pegue. No es lo mismo estar en la gradería que estar en la gramilla.
El acuerdo con el FMI
(Alicia)-¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
(Gato) – Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar
(Alicia)-No me importa mucho el sitio…
(Gato)-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes.
Lewis Carroll
Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas
Sin ser economista, digo que un crédito con intereses bajos y largo plazo, es mucho mejor que créditos caros y de corto plazo. Claro está, si se sustituyen los créditos malos por uno financieramente mejor.
Lo que no tengo claro es si las condiciones a las que nos someteremos o estaremos obligados a cumplir, son las convenientes. Charles Lutwidge Dodgson en su libro “ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS”, nos enseñó que cuando uno no sabe a dónde va, todas las direcciones son buenas.
Aspiro a una Costa Rica optimista, esperanzada, con un nivel de corrupción bajo, que todos contribuyamos de manera proporcional, con ascensos sociales, salud, educación, ambientalmente amigable, dando los pasos adecuados para que no nos agarre el toro con la Cuarta Revolución, con trabajo para personas calificadas y también para aquellas que no tuvieron la oportunidad de capacitarse, sin hambre y con techo, en fin, un país en el que cada uno tenga la dignidad que merece como ser humano. Durante muchos años ese fue el discurso predominante, la praxis política de todos y lo que permitió un convivio social sin igual.
Nuestro acuerdo político no escrito, dejó de ser el único y está siendo desplazado por otro, más infame, sin rostro humano y despreocupado ante la tragedia de las personas. Se pasea como lobo con piel de oveja y ya tiene abogando a su favor a diputados, ministros y hasta partidos políticos.
Con solo ver la evolución del coeficiente Gini (que mide la desigualdad salarial donde el 0 indica la máxima igualdad y el 1 representa la máxima desigualdad), de los últimos 30 años, veremos que nos pasó el síndrome de la rana hervida, a la que pusieron en una olla de agua fría que calentaron lentamente, hasta hervirla. Ha sido un cambio progresivo, lento y los daños solo se perciben a largo plazo o tal vez algunos ni siquiera lo perciban todavía. Es la falta de conciencia la que genera que no haya reacciones o que estas sean tan tardías como para evitar o revertir los daños que ya están hechos.
En el sentido figurado, con la pandemia ya tenemos “cuernos”, no busquemos los palos. Los compromisos o proyectos del Gobierno con el FMI, que deben pasar por la Asamblea Legislativa, pueden y deben ser concertados, son perfectibles y por lo tanto mejorables. Oponerse por oponerse, es como obligar al pianista a tocar solo una tecla, es negarse a que los especialistas aporten para el bien de todos.
Vigilemos eso si, que los compromisos sean concordantes con la Costa Rica solidaria y no con la Costa Rica empresaria, egoísta, ciega al drama humano. No destruyamos la gran clase media, que nos ha caracterizado social y económicamente. Seguimos ocupando al país comprometido a sacar adelante al 20% que todavía amanece sin saber si comerá.
Suficientes complicaciones
El virus SAR-Cov-2 está mutando, las vacunas (que aun no llegan en las cantidades que ocupamos) todavía son efectivas contra las nuevas variantes. Sabemos que las crisis concentran la riqueza y ensanchan la pobreza. Al mismo tiempo que peleamos en el campo sanitario, urgen contramedidas para no salir de esta pandemia más desiguales y más pobres de la cuenta.
Ahora los compromisos con el FMI están en la Asamblea Legislativa, no en las calles. Es ahí donde tenemos que ejercer presión, con argumentos estudiados y de manera civilizada. Los bloqueos serían inoportunos y sus consecuencias discutibles.
Ojalá se apruebe el acuerdo con el FMI y las condiciones o compromisos que adquiramos, nos lleven a un país más justo y solidario, lo contrario sería un despropósito.
PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.
Bien Yayo, como siempre una posición convincente e inteligente.