Reflexiones pandémicas sobre la vida

Ágora

Por Guido Mora

Guido Mora

La vida es efímera; efímera y fugaz. El espacio de tiempo que nos corresponde permanecer en la tierra siempre resulta corto, demasiado diría.

Todos somos transitorios, sin embargo, algunos nos abandonan pronto, nos acompañan pocos años -10, 20 o 30-. Otros logramos sobrevivir más tiempo en este espacio terreno, 60, 70 u 80 años. Al volver la mirada al pasado, lleno de imágenes y recuerdos, nos percatamos de lo rápido que pasa el tiempo y de las ausencias que paulatinamente se van suscitando, con la partida de familiares, grandes amigos y conocidos.

Cuál si fuera una exhalación, recordamos nuestra niñez cuando, como si fuera ayer, convivíamos al lado de nuestros progenitores, los abuelos y nuestros hermanos. El tiempo «pasa volando» y de repente nos vemos al espejo y encontramos a un adulto mayor, con los cabellos blancos y la piel arrugada.

En este espacio vivencial compartimos nuestra vida con familiares, amigos y conocidos; con personalidades, protagonistas de diversas actividades: cine, teatro, política o ciencia, es una burbuja de tiempo. Pasan los años y todos perecemos: actores, políticos, pobres o ricos, nuestros compañeros de viaje parten poco a poco, de manera inevitable e irremediable.

La parca termina con todas las vanidades, nadie sobrevive a la muerte.

¡Para que pudiera ser posible, de joven, tener al menos por un momento la imagen de lo vertiginosa que puede ser la existencia!

Pasa el tiempo y a mi edad, casi 60 años, al mirar al pasado, se puede evaluar y valorar lo que se ha construido. En algunos casos, producto del descuido y el desinterés, es posible que sólo encontremos destrucción y ruinas, el anticipo de una vejez solitaria y algunas veces llena de carencias: sembrar para cosechar, decían nuestros ancestros, muchos de repente tengamos poco que cosechar en el mediano plazo.

50, 60, 80 años no son nada. Apenas un pestañeo en la historia de la humanidad. Personalmente nos puede parecer largo el período de vida, en la realidad son apenas unos pocos años.

No podemos permitir que la vanidad y la arrogancia sean las que guíen nuestro quehacer y la vida como seres humanos.
La existencia es efímera, la pandemia nos ha mostrado que amigos cercanos y saludables, pueden fallecer en cosa de días.

Ojalá que esta realidad compartida -la de la pandemia-, toque la mente y el corazón de muchos seres humanos y nos permita rescatar el valor de la vida y la solidaridad.

A este mundo y en este momento, le vendrían muy bien una buena dosis de valores, para poder avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.

* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.

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