Espiritualidad en tiempos difíciles

Cuaderno de Vida

Gustavo Elizondo Fallas

Gustavo Elizondo

Los fanatismos opacan el pensamiento, vuelven a las personas intolerantes, violentos y llevan a despreciar a los que no piensan alineados con sus creencias; en la religión es donde encontramos más casos tanto en la historia como en el presente, miles de muertes, cárcel y maltratos por distintas latitudes, con acciones alejadas de los principios de las mismas religiones ¡o acaso el Corán, las Vedas o la Biblia hablan de la violencia como un medio de vivir la vida religiosa?

El fanatismo religioso se puede manifestar tanto en la línea de aferrarse a los dogmas y llevar las creencias hasta la política y la sociedad, como en la línea del menosprecio a cualquier sencilla acción de espiritualidad hasta convertirse en un anticlericalismo enfermizo, donde todo lo que suene a sacerdote o pastor u oración es despreciable y se debe erradicar.

De sobra decir que somos de la tesis, en concordancia con las palabras del Santo Padre Francisco, de la laicidad de los Estados, bajo la premisa bíblica de “Reddite ergo quae sunt Caesaris, Caesari et quae sunt Dei Deo”; debemos sacar sotanas y cultos de las decisiones políticas, por eso apoyamos el proyecto de ley 21380 de la diputada María Vita Monge, que ya es del conocimiento de la Santa Sede.

No obstante, tampoco nos parece la actitud recurrente de la diputada Paola Vega, que encuentra peligroso cualquier signo de oración y meditación que ejerzan quienes tienen su fe; elevar una oración al cielo, a un Ser Superior que unos llaman Dios, otros Alá, otros Jehová y algunos lo identifican como El Gran Arquitecto, mientras que otros prefieren ignorarlo, no le hace mal a nadie, no afecta a los demás y si no creemos en eso, nos quedamos callados o nos retiramos, estamos libres de hacerlo. Que en la inauguración del cajón que en adelante funcionará el congreso, aunque dicen que por dentro no es tan terrible, con la participación de representantes de las dos religiones más numerosas del país, católicos y evangélicos, es un acto tradicional, de poner todo en las manos de ese Ser Superior y una rogativa para que, los que ocupan esas curules, en cuenta doña Paola, tengan un pensamiento claro y prudente, para que las decisiones que tomen, ayuden a Costa Rica a salir de este difícil momento.

Ya estamos esperando que la diputada Vega critique el mensaje del Presidente de la República del domingo 25 de octubre, donde apoyó su contenido en la hermosa oración del Santo de Asis “Señor hazme instrumento de tu paz”, una llamada a la tranquilidad en estos momentos de crisis y es que precisamente en estos álgidos momentos, golpeados de la crisis y la pandemia, no le hace mal a las personas seguir el Salmo 121: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.

Se atribuye a Marx la frase que “las religiones son el opio de los pueblos” y posiblemente hay razón, existen fanáticos que eluden los problemas esperando que del cielo llegue la solución y aquí cabe un decir popular “a Dios rogando y con el mazo dando”, pero para usar el mazo hay momentos que se requiere encomendarse con ese concepto divino. Además, actualmente existen dependencias más fuertes que la religión como por ejemplo el internet y los celulares, un opio de la sociedad actual.

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