Apuntes sobre el proyecto de Economía Social Solidaria

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel
cmecheverria@yahoo.com

Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Por mi experiencia de décadas ya en el sector público y privado nacional e internacional, tiendo a ser receloso y suspicaz, algo escéptico, de proyectos tan ambiciosos y que se plantean tan mágicos como el de la Economía Social Solidaria.

No es el primero que veo de ese tipo, elaborado por gente bien intencionada, pero quizás apresuradamente o sin tomar en cuenta las diferentes aristas de un proyecto como éste.

En primer lugar, se comete un error ya de larga data en Costa Rica, cual es el legislar pensando en que una vez legislado el curso de acción, de allí en adelante todo es “color de rosa”. La práctica indica que no se miden adecuadamente por ejemplo, los temas de buena gestión, la correcta asignación de fondos donde sean más efectivos social y privadamente, la no politización, especialmente en años político-electorales o previos, las realidades o limitaciones del mercado, se presume ceteris paribus (todo seguirá igual) y así por el estilo. No calibra el aspecto humano, olvidando experiencias tan amargas como es el caso del INFOCOOP, pariente cercano de la Economía Social Solidaria.

No todo es plata en esta vida, en los negocios y en el desarrollo. Es más, a veces demasiada plata nubla la inteligencia y se cometen errores o actos dolosos por no tener los que gestionan la pericia, los valores éticos y morales requeridos. Mucha plata puede ser inmanejable o se presta para el despilfarro.

Además, el proyecto pincha instancias sin medir las consecuencias negativas de ello. El tocar las Zonas Francas con un impuesto, por más chiquito que este sea, cambia las reglas de juego y crea un ambiente de inseguridad, precisamente en el sector de comercio internacional que nos está sosteniendo. A veces tengo la impresión de que no se calibra adecuadamente lo que es la economía internacional y cómo hay que participar en ella.

Restarle recursos al Banco Popular y de Desarrollo Comunal, es algo que requiere mucho pensamiento. ¿DINADECO en banca? No sé, no me suena mucho. Prefiero se presupueste en el sector público limitando al máximo los rubros porcentuales asignados por ley; hacer lo contrario le resta flexibilidad y limita la efectividad del presupuesto. Ahora estamos viendo como cuesta rebajar gastos en el presupuesto nacional, cargado de “destinos específicos”.

Se habla en Costa Rica de una banca de desarrollo, cuya funcionar no lo veo claro todavía. Se habla de desarrollo, pero se manejan conceptos de riesgo inadecuados, propios de banca privada conservadora. Un proyecto como el que aquí se analiza, puede ser una reacción a la dificultad de la banca de desarrollo de ser fiel a su designación.

Existe el BPDC y el Infocoop. ¿Por qué en lugar de pensar en más burocracia que puede ser de dudosa calidad técnica inclusive (aunque digan que no se va a dar), no se piensa en crear un sistema con las entidades que ya mencioné y posiblemente otras que se me escapan, para que apegados al concepto sistémico de gestión y en forma sistemática, atiendan los requerimientos de los emprendimientos en las comunidades que es lo prioritario, no promover o soslayar instituciones.

A lo mejor estoy escribiendo mal informado, basando mi análisis en notas periodísticas que dan una visión parcial, pues no conozco el proyecto. Pero en todo caso, el llamado de atención a ser cautos con este tipo de iniciativa vale la pena hacerlo, para no crear un elefante blanco y seguir “botando plata”, lo que en Costa Rica es casi un deporte nacional y luego de las “tortas” Fuenteovejuna es la responsable. Ya no está la virgen para tafetanes.

– Exviceministro-subdirector de OFIPLAN
Blog: carlosmanuelecheverriaprogresemos.com