El Ingeniero no tiene quien le escriba, pero…

Desde Suiza No. 10

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com

Mauricio Castro

Tendría dos años cuando García Márquez escribió “El Coronel no tiene quien le escriba”. El Coronel esperaba una carta y va a la oficina de correos todos los viernes esperando un correo que le notificara la pensión. Nunca le llegó. El Ingeniero, yo, espera todos los días un correo que nunca le llega: que los vuelos comerciales a Costa Rica se reanudan.

¿Verdad que ya les había contado alguna vez que Nyon, la Iulia Equestris de la Germania Superior, fue fundada por el mismísimo Julio César 45 a.c (Sí, ese, el de tú también Brutus…) luego de haber conquistado la Galia (actualmente Francia, Bélgica, parte de Suiza) La fundó con veteranos romanos para tener a “mecate corto” a los Helvetti que se habían rebelado contra Roma.

En Nyon hay ruinas de un anfiteatro, de un templo, de un mercado y montones de fuentes de agua potable por todos lados, como en Roma, y hay una réplica de la estatua original de Julio César que está en Roma, en el Fórum Iulius.

Les cuento lo de la estatua porque yo paso a menudo por ahí en mis caminatas, a veces me paro un segundo a contemplarla y sobre la marcha y mentalmente —no vayan a creer que me desviloré— le hago preguntas sobre Roma, las legiones, al principio le decía con respeto “César” ahora con la cotidianidad le digo simplemente “Julio”.

La estatua está en una plaza que se construyó sobre los cimientos de un antiguo templo romano que sirve de techo del Musée Romain. El lunes pasado en mi caminata matinal tuve una sorpresiva conversación que luego les contaré…

Julio César

Dentro de las cosas que me han pasado aquí —y por favor tomen nota— es que a finales de abril tuve un momento de inspiración y frente al espejo mientras me levantaba el ánimo, me dije: “—Castro Salazar es fin abril, y tu estadía legal es hasta el final de mayo, cuando se cumplen los 90 días de estar aquí, ve que cerraron los aeropuertos en tiquicia, mejor busca desde ya qué hacer para no quedarte de «mojado» en Suiza…” y envié un correo electrónico a la Migración.

En el correo expliqué que por motivos del coronavirus no iba a poder salir en mayo hacia “la Suiza de América” como lo tenía previsto y que les pedía me extendieran mi estadía hasta el 15 de junio y adjunté el montón de documentos, entre ellos, copia de mis entradas y salidas de los últimos 6 meses (hasta octubre 2019).

Todos los días me fijaba en el email esperando la respuesta y nada, y agüevado me decía… “el Ingeniero no tiene quien le escriba”, pasaban los días y nada, hasta que un día se me ocurrió revisar el buzón metálico, el del cartero (la Poste) y oh sorpresa: tenía una nota de la Migración, en francés, diciéndome varias cosas un tanto extrañas relacionadas con fechas, que las recibí como un error inducido por una mala traducción de lectura de los sellos de entrada y salida porque muchos estaban en español, no le di importancia al texto en sí sino solo al final: “…accordons un délai por quitter la Suisse au 6 juillet 2020…”

Que mentalmente me resumí: “—Castrosalazar te podés quedar aquí hasta el 6 de julio”

Como las fronteras ticas se abrirían el 30 de junio y la Suiza el 15 de junio, o sea el lunes pasado, y estando Nyon a 40 minutos en carro de Gellin, el pueblo de mi bisabuela, a 15 minutos en bote de Yvoire, un pueblito francés medieval, y 2 horas de vuelo de Estambul, me dije: “—mae, manda güevo que no vayas a visitar en estos 15 días que te quedan el pueblito de la mamabuela ni a comer pêrche du lac a mitad de precio en Francia o ir a Estambul ahora que casi que te pagan para que vayas…”, y se me ocurrió por “varas” preguntar a principios de junio a Migración si la extensión de mi estadía me permitía salir de Suiza.

Envié el email preguntando si podía salir y me contestaron que no, que solo en Suiza podía estar. Y como estaba convencido que había un error de interpretación de los sellos migratorios, me decidí ir a la Migración a Laussane, que es la Capital del Cantón de Vaud, mientras buscaba la dirección se me ocurrió releer la carta —por dicha lo hice sino que pelada me hubiera dado— y encontré una frase que decía que tenía que haber salido de Suiza a principios de abril y decidí googlear la legislación relacionada al área Schengen que se aplica en Suiza y me llevé una sorpresota: te dan 90 días de estadía en 180 días, me puse a sumar y según yo no tenía 90 días y se me hizo extraño, por lo que decidí leer la normativa en la versión en español: “utilice la calculadora para controlar los días o para planificarlos”

“—¿Calculadora? ¿una calculadora? ¿para qué?”—me dije, y encontré dos…yo ocupaba la de control y no la de planificación.

Metí los datos una y otra vez…y cuando vi el resultado me dije: “—¡Castrosalazar te salvó el coronavirus! Si no hubieras estado de «mojado», por burro, por no informarte bien…”. Entonces, me leí con detalle la carta de nuevo y la comparé con normativa. El conteo de días empieza desde el primer día que uno entra al área Schengen y por más que salga y entre los días siguen contándose y el contador se borra y empieza de nuevo si y solo sí te mantenés 90 días seguidos fuera del área. Se pueden imaginar el susto que me pegué…

Como les dije, el lunes pasado en mi caminata matinal, con la preocupación encima del Santamaría cerrado a extranjeros, sin vuelos internacionales yendo hacia Costa Rica, pasé una vez más bajo la sombra augusta de Julio César y oí una voz que me dijo: “Castrosalazar: Patientes estote

Me asusté y busqué por todos lados quién me hablaba, y me dije: “—mae tranquilo, mae tranquilo” y la voz repitió: «Patientes estote

Entonces dije, con el celular en posición de grabar: “—¿cómo dice?” ya estaba seguro que era Julio César el que me hablaba y grabé lo que me dijo: «Patientes estote. Romae non in die. Litteras ad te venire”, ya tranquilo, me senté en un poyo de cemento que había cerca de Julio y como he sido un fan de las películas romanas de Semana Santa y de carajillo iba la misa en latín, de una me dije “—latín mae, busca latín” y puse la grabación para que la tradujera y oi: “Tené paciencia. Roma no se hizo en un día. Ya te llegará la carta”

“Está bien”—me dije…”el Ingeniero no tiene quién le escriba pero tiene a Julio César que lo aconseja”.

No me pidan la grabación porque no la tengo, no supe cómo se desapareció.

Nota:

La vez pasada había dicho que sería la última, pero tuve esta conversación con un amigo…: “—mae, que buena nota ya estás por regresar…” y yo: “—ojalá…¿por qué decís eso?”…“porque dijiste que era la última de un tico en Suiza”—me dijo.

Y como no tengo fecha de regreso, y solo sé por ahora que debo salir de Suiza el 6 de julio, aquí voy de nuevo…y le agrego un pequeño ingrediente que me recomendó el Jefe Editorial de Cambio Político: “—metele algo de historia”. Como los ingenieros no somos buenos en historia, hice mi mejor esfuerzo, ustedes dirán…

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2 comentarios

  1. Enrique Lahmann

    ¡Qué bueno Mauricio! Habiendo recorrido en varias ocasiones los rincones de Nyon a los que hacés referencia, me encantó tu narración. Por cierto, ¿sabías que parte de la antigua muralla de Ginebra fue construída con piedras de las viejas edificaciones romanas que había en la Iulia Equestris? Los Nyonenses todavía no se lo perdonan a los Ginebrinos. Ya visitaré a tu amigo Julio cuando necesite algún consejo. Un abrazo.

  2. Mauricio Castro Salazar

    Que bueno que te gustó. Julio siempre está disponible, noche y día, invierno y verano

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