Bazar digital
Carlos Revilla M.
En las elecciones del 2018, el partido liberación nacional quedó en tercer lugar de la votación y fuera de una segunda ronda por primera vez en su historia, lo que fue una amarga e histórica derrota. Al final, como todos sabemos la segunda ronda fue entre Fabricio Alvarado del PRN (del que se salió posteriormente) y Carlos Alvarado del PAC, y que a la postre terminó con el PAC ganando las elecciones y Alvarado como Presidente de la República.Para el PLN quedar fuera en las primeras de tanteo, llevó al partido a una situación inédita, como lo fue poner a sus correligionarios a tener que decidir por quien votar en la segunda ronda. Hubo una directriz de la dirigencia partidaria dejando a la libre por quien votar. Sin embargo, esto de «dejar a la libre» el voto en la segunda ronda, fue algo muy contradictorio y revelador a la vez.
Contradictorio, porque dejaba la posibilidad de votar por un candidato y partido abiertamente contra los principios socialdemócratas que guían o mejor dicho guiaban el partido. Me refiero, por supuesto, al apoyo al candidato evangélico Fabricio Alvarado del Partido Restauración Nacional, un conocido salmerista de verbo fácil o como decimos en Costa Rica labioso, y abiertamente homofóbico, entre otras linduras.
Revelador, porque permitió conocer a los que en el PLN lo apoyaron abiertamente para la segunda ronda, especialmente los 72 dirigentes que se subieron a la tarima para darle su apoyo, en la vergonzante reunión en el Hotel Aurola Holiday Inn en las cercanías del parque Morazán. Y ni se diga del que fuera candidato, sin pena ni gloria, Antonio Álvarez, el Máximo Fernández de nuestra época, que el miércoles antes de las elecciones de la segunda vuelta, le dio su apoyo a Fabricio Alvarado.
La mayoría de los liberacionistas que apoyaron a Fabricio Alvarado públicamente, argumentaron que lo hacían porque no querían que ganara Carlos Alvarado y el PAC, por quienes decían nunca podrían votar. Eso es válido y se respeta, pero no ir y salir corriendo a apoyar al contrario en contra de supuestamente principios y valores, en el caso de los vergonzantes 72, que se dicen socialdemócratas.
Lo que cabía en este caso, si se quería ser consecuente con los principios y valores que nos guían, y que por algún motivo no querían votar por Carlos Alvarado, era simplemente no ir a votar, y si iban hacerlo en blanco o nulo.
Toda está introducción para llegar al punto central, que es sobre mi apoyo y voto por Carlos Alvarado, que no se debe confundir o no es lo mismo que votar por el PAC, aunque técnicamente se pueda ver así. Apoyo que en su momento incluso lo hice público, escribiendo una columna para justificar mi voto, que titulé “Salgo del closet”.
En general mi punto es claro: un socialdemócrata no puede apoyar grupos evangélicos neoliberales, ¿curiosa mezcla, no creen? en realidad no tanto; son una yunta ya muy bien establecida a lo largo y ancho de las américas, para mencionar solo nuestro vecindario, pero que en realidad es un fenómeno mundial, desgraciadamente añadiría.
A raíz de mi apoyo público a Carlos Alvarado para la segunda ronda electoral del 2018, resulta que en el seno del PLN, alguna dirigencia de tercera y cuarta categoría, cada vez que defiendo acciones de este Gobierno que comulgan con mi ideario socialdemócrata, salen presurosos de sus lúgubres y putrefactos escondrijos, donde rumian sus complejos y fobias, para espetarme que por ese apoyo al Gobierno, soy entonces un «PAC lover«, dicho totalmente de forma peyorativa, y tratando de emular aquel «nigger lover» que tanto se uso, y que por desgracia todavía se usa en algunos lugares de Estados Unidos, para referirse a personas que simpatizaban o simpatizan con los afrodescendientes y sus derechos.
Incluso estos personajes han ido más allá en su penoso ataque político y hasta me han llamado sociopata. ¡Que triste! Si, que triste que algunos en el PLN hayan descendido a esos niveles inimaginables simplemente por ser uno consecuente y coherente.
Y por supuesto, son los mismos que ahora atacan al compañero Marcelo Prieto por aceptar ayudar al Gobierno. Estas personas en su estrechez de mente liliputiense, no se dan cuenta que sobre cualquier consideración partidaria, está el bien de la patria que nos cobija a todos, incluido a ellos.
¿Seré PAC Lover? No, nada más alejado de la verdad. Soy socialdemócrata con principios y valores muy arraigados, y si en algún momento como ahora eso me hace coincidir en algunos aspectos con el actual Gobierno, pues en buena hora. El problema es cuando esos principios y valores ya no se pueden identificar en el propio PLN.
De nuevo, ¡que tristeza!
Erick Sojo, tenga un poquito de respeto, le puedo hablar mucho de don Carlos Revilla, pero me voy a limitar a decirle que es el Editor de este Periódico Digital, donde usted hace su desatinado comentario. Busque otro medio para verter su veneno.
Su artículo empieza con una pregunta y la respuesta a dicha pregunta es ésta: Si, si sos paclover. Porque el simple hecho de argumentar a priori que el otro candidato es evangelico neoliberal (lo cual es absurdo y se lo está diciendo un orgulloso Neoliberal anarcocapitalista) es una descalificación que per se, se opone a los principios socialdemócratas. De hecho si había alguna tendencia que oponía a los principios socialdemócratas desde un inicio (con los 13 candidatos) era la del pac y el desgobierno que tenemos. Y sólo leer sus líneas evidencia una clara intención de quedar bien con dicho grupo, los paclovers.
La excusa más pobre que escucho de parte de los paclovers es decir que apoyaron a CAQ por la coyuntura y había que decidir por el menos malo y bla bla… Porqué no ser más sincero y declararse paclover (lo cual es apenas un poquito peor que ser liberacionista) y se acabó.
Respeto más a un paclover quer se define como tal que a aquellos que se tiraron la piedra y esconden la mano al ver ahora éste desastre de país que tenemos se justifican con un »no había de otra»
Que la incertidumbre le acompañe.
El libertario.