¿Sálvese quien pueda?

Desde La Mina 2.0

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com

Mauricio Castro

El covid-19 ha sacado cosas muy buenas de la gente y otras horribles. Hemos visto el egoísmo de algunas personas en los supermercados y centros de abasto: cojo todo lo que pueda y más, sin importar nada ni nadie y por supuesto, los que no hacen caso en mantenerse en casa.

Hemos visto casos que mantienen la esperanza en la humanidad: policías ayudando gente arriesgando sus vidas, personal sanitario dormido de cansancio en sillones, jóvenes jalando bolsas y ayudando a personas mayores. Gente dando hasta lo que no tiene.

Y también hemos visto un recrudecimiento de las disputas entre los modelos de desarrollo que queremos para nuestro país que se exacerbaron durante la campaña del TLC y se mantienen ahí en la sociedad: lo privado contra lo público o lo público contra lo privado.

La gente que defiende a ultranza el modelo público ensalza las labores que la Caja, el ICE, FANAL y algunos otros realizan (y es curioso que no incluyen la policía) y se les olvida que los que trabajan en los súper no son empleados públicos ni los que siembran ni los que producen alimentos procesados, ni los que traen los productos a las ciudades.

La gente que defiende a ultranza el modelo privado quiere aprovechar el momento para reducir el tamaño del Estado, incluso los hospitales y centros de salud.

Ni unos tienen toda la razón ni los otros están totalmente equivocados. Pero en estos momentos se trata de actuar como país, como una solo persona que se cuida integralmente.

La pérdida de trabajos en el sector privado traerá un efecto dominó que afectará al sector público y tristemente no al revés…aunque sin duda la pérdida de trabajos en el sector público sí maniataría el país de una forma inimaginable.

No es tiempo de posturitas políticas, para eso hay mucho tiempo después. No ahora.

Y cuando veo tanta animosidad de los defensores a ciegas del sector privado contra el sector público, les pregunto: ¿cuáles instituciones no son esenciales que se deben cerrar, cuáles ministerios? ¿qué se hace con la gente?

Y cuando veo tanta animosidad de los defensores a ciegas del sector público contra el sector privado, les pregunto: ¿cuáles bancos hay que cerrar? ¿cuáles casas comerciales? ¿han pensado en el efecto de alarma y caos que esto ocasionaría?

En estos momentos se trata de salvarnos todos y no de sálvese quien pueda.

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