El cañón del Antílope: Una de las maravillas de la naturaleza

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Carlos Revilla Maroto

El cañón del Antílope es un cañón de ranura (también conocidos como cañones estrechos). Es uno de los más visitados y fotografiados del mundo. Está localizado cerca de la ciudad de Page (a unos 6 km), en el condado de Coconino, al norte del estado de Arizona en Estados Unidos. Está en el territorio de la nación Navajo. De hecho, las visitas a este cañón solo pueden hacerse con un guía de esa tribu y son por medio de alguno de varios operadores turísticos con licencia. No es posible visitar el cañón de forma independiente. En nuestro caso reservamos con bastante antelación por Internet.

El lugar es popular entre los fotógrafos y turistas, y una fuente de negocios turísticos para los navajos. Solo se puede acceder en tour desde 1997, cuando la tribu convirtió el lugar en un parque tribal navajo. La formación geológica consiste en dos formaciones separadas, denominadas individualmente como “cañón del Antílope superior” y “cañón del Antílope inferior”. Además de esos dos (superior e inferior), hay otros cañones de ranura que se pueden visitar, como el cañón X, que también forma parte del mismo drenaje del cañón del Antílope.

El que visitamos fue el superior, que se ha ido horadando debido al paso de corrientes de agua a través de un proceso de epigénesis durante miles de años, y cuyas paredes llegan a alcanzar los 40 metros de altura en algunos puntos.

El cañón del Antílope superior es llamado por los navajos Tsé bighánílíní, “el lugar donde el agua atraviesa las rocas” y está en tierra sagrada por lo que se debe ir con gran respeto. De los dos que existen, es el más visitado por los turistas porque su entrada y su longitud total están a nivel del suelo, sin necesidad de tener que escalar; y porque los rayos de luz solar directa que irradian desde las aberturas en la parte superior del cañón son mucho más comunes. Los rayos se producen con mayor frecuencia en verano, ya que requieren que el sol esté alto en el cielo. Los colores de invierno son más apagados. Los rayos de luz comienzan a asomarse al cañón el 20 de marzo y desaparecen antes del 7 de octubre. Aunque lo visitamos a mediados de octubre, no afectó mucho la fecha para poder apreciarlo.

La fotografía dentro de los cañones (superior e inferior) es difícil debido al amplio rango de exposición (a menudo 10 EV o más) hecho por la luz que se refleja en las paredes del cañón. Esto claro, para los fotógrafos profesionales que deben tomar en cuenta esa y otras variables. En nuestro caso bastó con usar la opción de “Night vision” del celular, para tomar fotos espectaculares (gracias a Google y su inteligencia artifical). Llegamos como a las 11 am y la luz era buena, lo que facilitó tomar las imágenes, que se pueden ver en la galería.

Pero entonces surge la pregunta, ¿cómo se forman los cañones de ranura?

Los cañones de ranura de la meseta de Colorado están tallados principalmente en la piedra arenisca del territorio Navajo. Esta arenisca roja, naranja y bronceada por el sol, se formó originalmente como antiguas dunas de arena que atravesaron el área durante el período jurásico, hace aproximadamente 160 millones de años. Luego se expuso en la superficie cuando se levantó la meseta de Colorado. Las distintas líneas ondulantes de la roca, de estratificación cruzada, son las huellas de un antiguo entorno de dunas cambiantes.

Los cañones de ranura generalmente tienen solo unos pocos metros de ancho, pero pueden tener hasta 50 de profundidad. Los geólogos creen que se forman por varios factores. Pequeñas articulaciones o fracturas en la arenisca crean una preferencia por la erosión inicial. En segundo lugar, la sal puede disolver minerales que mantienen unida la arenisca en estas juntas. Por último, durante las inundaciones repentinas, el agua que transporta una gran cantidad de arena y rocas recorre las paredes del cañón, y corta hacia el lecho del cañón. Estos procesos erosivos crean los maravillosos cañones en esta región.

Una de las razones por las que el cañón solo puede visitarse con un guía, es el peligro de inundaciones relámpago, ya que las lluvias torrenciales en la región pueden provocar la inundación total del cañón en cuestión de minutos. De hecho, uno de los motivos por los que uno de estos cañones ganó notoriedad fue por la muerte de once turistas el 12 de agosto de 1997. Curiosamente el único superviviente de aquella catástrofe fue el guía.

Ahora, surge la otra pregunta, ¿cómo se dan inundaciones en el desierto?

El cañón del Antílope y las tierras circundantes de la nación Navajo, son consideradas un desierto semiárido. Pueden pasar semanas o incluso meses sin precipitaciones. Sin embargo, durante la temporada de monzones de verano, desde principios de julio hasta principios de setiembre, se pueden desarrollar tormentas eléctricas a gran escala sobre estas tierras, que entregan cantidades masivas de agua en solo unos minutos o en el transcurso de horas. Los lavados en seco saltan a la vida en eventos denominados inundaciones repentinas, que se originan principalmente por corrientes de agua, que se dan en regiones de más altitud.

Las inundaciones aunque poco frecuentes, son muy peligrosas. Una inundación repentina en un lavado de 30 m de ancho con agua que corre a 6 m de profundidad, se puede convertir rápidamente en una columna de agua furiosa de 6 m de altura al entrar al cañón, que solo tiene 1,5 m de ancho. Aunque las inundaciones repentinas son más comunes durante la temporada de monzones del verano, también pueden ocurrir grandes tormentas en la primavera, otoño e incluso invierno.

Aún se producen inundaciones en el cañón (superior e inferior). El 30 de octubre de 2006 se produjo una que duró 36 horas y provocó que las autoridades del parque tribal tuvieran que cerrar el cañón inferior durante cinco meses, debido a que se inundó.

Cuesta mucho describir la maravilla que es visitar este cañón. Desde lo rudimentario de llegar a el, pues hay que dejar el carro parqueado en un lugar muy rústico (por decir lo menos), que es donde se toma el carro tipo toyotona, con un manteado en la parte de atrás, en el que se recorren por un camino polvoriento, los cerca de 5 km para llegar a la entrada del cañón. Del camino lo único destacable es que uno piensa que el polvo será insoportable, ya que van como tres o cuatro de estos vehículos, en una medio caravana, pero el tipo de arena de ese desierto, dichosamente, no levanta mucho polvo, por lo que no molesta.

Tengo que destacar que la guía navajo que nos tocó, fue excelente. Nuestro grupo era como de diez personas y lo manejo muy bien, siempre atenta a que estuviéramos todos a la hora de salir y regresar. Domina muy bien el tema y el desplazamiento por el lugar, además de estar siempre dispuesta a colaborar y ayudar, especialmente para tomar las mejores imágenes.

El recorrido, de una media hora por el cañón, es una experiencia alucinante, de esas que nunca se olvidan en la vida. La combinación de la luz con las rocas hace unos efectos indescriptibles, es casi, supongo, como haber comido peyote, aquel famoso alucinógeno. Antes de tratar de describirles más, es mejor ver la galería de imágenes. Hacer el tour es un poco caro, son cerca de $80 – $90 (con la propina y otros cargos) por persona. Incluso puede aumentar un poco más el precio si se escogen las horas de más luz que son las cercanas al medio día. A pesar de que reservamos con más de dos meses de anticipación, ya el horario de las 12 md estaba lleno, así que tomamos el de las 11 am. El mejor de los dos cañones para visitar es el superior, pues no hay que descender por escaleras como en el inferior. Eso si, definitivamente es algo que hay que ver, no deben perdérselo si tienen la oportunidad de ir.

El siguiente vídeo es extraordinario, fue tomado en 4K (UHD) en ambos cañones.

 
Como siempre preparé una bonita galería con las mejores imágenes tomadas durante el recorrido.

 

Con la ayuda de la Wikipedia.