Carlos Manuel Echeverría Esquivel
Para entender el comportamiento del costarricense cuando de asumir posiciones de poder se trata, la Teoría de la Motivación de McClelland puede sernos útil.
El doctor David McClelland, psicólogo académico de la Universidad de Harvard en los años 70s y 80s, planteó la teoría, de que el patrón motivacional de cada Ser Humano está determinado por tres variables que interaccionan en cada uno de nosotros a diferente nivel: el nivel de poder, cuya actividad a un nivel alto, hace que la persona oriente su accionar a la satisfacción de el ansia de poder; lo opuesto cuando la actividad es a un nivel bajo, que hace a la persona, relativamente “manejable”; el nivel de logro, que cuando es alto hace que la persona busque satisfacerlo, alcanzando lo que se propuso alcanzar; cuando es bajo, a la persona no le importa si se alcanzó lo que se buscaba; y por último, el nivel de afiliación, que motiva a la persona por amor o querencia hacia otros.
El ideal es que las personas tengan los tres niveles altos, pues eso las hace participativas, trabajadoras en función a objetivos concretos y motivadas por sentimientos afectivos positivos. Los que se meten a la política para dictar o exhiben un comportamiento autoritario, posiblemente tienen una “ene” de poder alta, una de logro también alta y una de afiliación baja; una combinación peligrosa, un Anastasio Somoza quizás. Si la “ene” de afiliación es la alta y la de poder baja, tendremos una persona muy buena y productiva pero manipulable, no ideal para ejercer sus derechos democráticos; una Madre Teresa podría ser. Albert Einstein es posible tuviera una “ene” de logro y la de afiliación alta, con la de poder baja…el perfil típico del investigador. Y así sucesivamente.
Interesante saber que las sociedades también tienen su perfil, determinado por la combinación motivacional que prevalece entre sus ciudadanos. Según los análisis realizados por la firma McBer que presidía en los años 70s y 80s el Dr. McClelland, para la OFIPLAN, el perfil motivacional de la sociedad costarricense se caracterizaba por una n-poder muy alta, una n-logro entre media y alta y una n-afiliación, relativamente baja. Esto hacía que el costarricense fuera participativo, lo que es bueno para el sistema político que nos gusta a la mayoría; y que le gustara “mandar”, ejercer el poder crudamente, lo que no es bueno. La n-logro relativamente alta, hace al costarricense productivo, pero su bajo nivel de afiliación, complica su patrón motivacional. Es interesante saber que por medio de la educación formal e informal y por la vía de la comunicación masiva, se puede modificar el patrón motivacional de los individuos y la sociedad, lo que obviamente tiene sus bemoles.
En las recientes manifestaciones de empoderamiento por la fuerza, he visto reflejado lo peor del patrón motivacional costarricense que McBer observó y la evidencia lo confirma, correcto. Observar a voceros de los transportistas irresponsablemente y en base a información falsa que no corroboraron y que posiblemente no entendían, llamando a la sedición, a “botar” al gobierno…puro empoderamiento en esteroides para satisfacer n-poder de alto calibre, en lugar se sentarse a dialogar sobre la conveniencia nacional y lógica de la propuesta del tren en el atlántico, que es lo que entiendo originalmente les preocupó. Ver a un dirigente sindical, que da toda la impresión de tener un patrón motivacional descomunalmente costarricense, como el que ya se mencionó, azuzando menores, utilizándolos, diciéndoles que hacer, como quedó documentado, para que abusivamente cierren vías de comunicación, poniendo en riesgo a salud de personas requirentes de atención médica… Y la lista de demandas, incumplibles en lo económico…sin entenderse todavía, que el riesgo de quiebra del país está latente.
No se sostiene constitucionalmente, el que se “agüé” el proyecto de ley de empleo público o se saque de éste el tocar drásticamente los supuestos “derechos adquiridos” de muchos empleados públicos. El que el financiamiento de tanto privilegio, dificulte el que muchos costarricenses puedan gozar de una pensión digna y ponga en peligro la estabilidad económica del país con perjuicio para todos, debe prevalecer sobre beneficios indefendibles, para que los que los reciben se conviertan en capitalistas rentistas.
El país necesita de un nuevo acuerdo nacional, que se diseñe con la participación de todos los sectores, pero no es el momento de promoverlo, con varios sectores importantes vulgarmente empoderados, evidentemente desinformados y pensando cínicamente, solamente en sí mismos.
Es de esperar que las señoras y señores diputados, se comporten a la altura, como lo hicieron cuando aprobaron la reforma fiscal.
– Ex viceministro de Planificación Nacional y Política Económica.