Desde La Mina 2.0
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
Cada vez que uno sale de Tiquicia compara y compara, es inevitable, creo que es la forma de mejorar. Hacer benchmarking ayuda tener nuevas ideas y a corregir muchos de los defectos que tenemos.
Costa Rica vive del turismo, una gran parte de nuestros ingresos y empleos dependen del turismo. Los turistas tienen varias opciones de destino. Costa Rica es sólo de uno de ellos.
Los de Estados Unidos y Canadá tienen la opción de ir al Caribe y a México, y la de otros países centroamericanos. Los europeos tienen la opción de África y Asia. Cuando digo tienen la opción es por tiempo de vuelo y costo del tiquete.
Si uno compara un hotel 4 o 5 estrellas de Costa Rica con uno de México o del Caribe en general los nuestros quedan debiendo y son más caros. Y si se comparan con asiáticos, dígase Tailandia, Cambodia, Vietnam, China…. quedamos cortos en todo.
Comer en Costa Rica se torna ridículo, en un buen restaurante el costo anda por los 30 dólares/persona, si hay licor o vino, puede subir a 50. En un buen restaurante asiático anda cerca de 25 dólares, incluidos licores y vinos. En servicio y calidad no hay punto de comparación, son mejores los asiáticos.
¿Por qué viene la gente a Costa Rica entonces?
Costa Rica está de moda, pudimos vender bien el tema verde, la gente es ciertamente amable, en casi todos lados se puede pagar en dólares y la gente habla inglés por todo el país.
Países verdes hay varios en nuestra misma Región: Belice por ejemplo.
Pensemos en que el tema precios se queda igual, porque nadie va a querer bajar nada, pero si no controlamos algunas cosas la gallina de oro que es el turismo se puede morir: calidad, manejo de desechos y seguridad.
El tema carreteras si bien es un tema importante no lo es tan importante para el turismo, para los turistas es más importante el trato en el aeropuerto, la atención en hoteles y la calidad en todo lo que pagan.
Si a los turistas los tratan como lo tratan a uno de verdad que la cosa anda mal. No me puedo imaginar que a un turista lo traten de la misma mala forma en que lo tratan a uno en los desk de las aerolíneas en el Daniel Oduber, o como lo tratan a uno en algunos restaurantes en Manuel Antonio y en Tamarindo.
El turismo es un tema muy sensible y está ligado a la calidad y al precio, la competencia es bestial, o cuidamos la gallina de oro o se nos muere.